Días
de la ira por la muerte de un bebé
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/01/actualidad/1438443946_775946.html
Puede ser el inicio de una guerra
entre yihadismo y extremismo nacionalista judío
Mueren dos
palestinos tras las protestas por la muerte de un niño
JUAN
CARLOS SANZ
1 AGO 2015 –
Un hombre se
enfrenta al Ejército israelí, el viernes en Hebrón. / ABED AL HASLHAMOUN (EFE)
Israel ha
encarado el primer Sabbat de agosto en un clima de tensión sin precedentes
desde la guerra del pasado verano en Gaza. El secuestro y la muerte de tres
adolescentes judíos y el asesinato de un muchacho palestino que fue quemado
vivo precedieron entonces al conflicto más mortífero desde la Guerra de los
Seis Días (1967) y el más largo desde el de la Independencia (1948-1949).
Las
consecuencias del ataque incendiario de la madrugada del viernes en Duma, en el
que murió abrasado un bebé de 18 meses y que
causó graves heridas a sus familiares, son aún impredecibles, aunque tanto el
Gobierno de Israel como la Autoridad Palestina tratan de evitar que el incendio
se propague por toda Cisjordania.
Ni el primer
ministro Benjamín Netanyahu ni el presidente Mahmud Abbas parecen dispuestos a
pagar el precio de haber desencadenado la Tercera Intifada. El dirigente
israelí se apresuró a condenar el terrorismo “venga de donde venga”, aunque sea
judío. El mandatario de la Autoridad
Palestina movilizó a sus fuerzas de seguridad en las mezquitas para que la
jornada de oración no desembocase en un estallido de ira.
Pero la
escalada de la tensión con la que concluyen las semanas musulmana y hebrea no
invita al optimismo.
Los incidentes protagonizados por
colonos judíos tras el derribo de edificaciones declaradas ilegales por el
Tribunal Supremo israelí en el asentamiento de Beit El encendieron los ánimos en el
campo nacionalista. Y la detención por el Shin Bet (seguridad interior) de dos
extremistas judíos como responsables del incendio hace dos meses de la iglesia
del milagro de los panes y los peces en Galilea cayó como un mazazo entre los
defensores de la colonización de las bíblicas Judea y Samaria (actual
Cisjordania).
La presencia
de judíos ultrarreligiosos en la Explanada de las
Mezquitas de Jerusalén, tercer lugar santo islámico tras Medina y La Meca y también histórico Monte del Templo
para la tradición hebrea, echó aún más leña al fuego.
El movimiento de resistencia islámica Hamás, hegemónico
en Gaza y con creciente influencia sobre la sociedad civil de Cisjordania,
aprovechó la circunstancia para convocar una jornada de protestas durante el
rezo del viernes. Ahora redobla sus llamamientos a la venganza.
Como
apuntaba Amos Harel en un análisis de urgencia
en el diario Haaretz, podemos estar
asistiendo al nacimiento de una guerra de religión entre el yihadismo islámico
y el extremismo nacionalista judío. Netanyahu, proclive a fijar líneas rojas a
todos los demás, se declaró “conmocionado y enfurecido” tras visitar en un
hospital israelí a la familia que fue víctima del ataque incendiario en Duma,
en el norte de Cisjordania, cuyo hijo menor murió quemado vivo. Fue un ataque
de represalia atribuido a radicales judíos que pretenden imponer una estrategia
del “ojo por ojo” y de “hacer pagar un precio” por cada retroceso que sufra la
política de colonización.
El propio
Netanyahu, que se puso al frente de las condenas al ataque con líquidos
inflamables contra una familia en plena madrugada, y sus ministros del partido Hogar Judío (nacionalista y procolonos) que le
secundaron de inmediato, han guardado silencio y mirado hacia otro lado durante
sus seis últimos años en el Gobierno ante otros ataques incendiarios contra
hogares palestinos en los que no se registraron víctimas. O contra mezquitas e
iglesias.
La impunidad
de estas acciones, la manga ancha con la violencia nacionalista, está detrás de
la progresiva radicalización de sectores de los colonos, jaleados por sus
propios dirigentes políticos y por rabinos exaltados. Ahora incluso Netanyahu
cruza los dedos para que la mecha encendida por los radicales judíos no reavive
las brasas siempre candentes tras décadas de conflicto.
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