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lunes, 10 de agosto de 2015

La industria mundial del petróleo dejara de ganar US$ 4, 400, 000, 000,000 en los próximos 3 años.// Por LIAM DENNING encontrado en el WSJ

La industria mundial del petróleo dejara de ganar
US$ 4, 400, 000, 000,000 en los próximos 3 años

La industria del petróleo, lidia con un agujero de US$4,4 billones

http://lat.wsj.com/articles/SB10479520686605314379004581161074202804448?tesla=y


 El pozo de Khurais, en Arabia Saudita.



El pozo de Khurais, en Arabia Saudita. PHOTO: ALI 

HAIDER/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY

Por LIAM DENNING

Lunes, 10 de Agosto de 2015 12:09 EDT
Si le irrita perder US$20, imagine cómo se siente perder US$4,4 billones (millones de millones).

Eso es más o menos es lo que representa el ingreso que los productores de petróleo dejarán de percibir en los próximos tres años sobre la base del panorama actual de precios y de demanda frente a lo que podía esperarse hace apenas un año.

Con la caída del crudo Brent por debajo de 50 dólares el barril, la industria ha entrado en un círculo vicioso —y expansivo—de deflación.


Hace un año, los contratos a futuro preveían un precio promedio del Brent de US$101 el barril entre 2016 y 2018. Hoy en día, la previsión sitúa el precio en menos de US$60. Las estimaciones de la demanda futura también han bajado ligeramente.

El golpe implícito en los ingresos de los productores es de aproximadamente US$4,4 billones repartidos en esos tres años.


Esa métrica cruda que no toma en cuenta los diferentes tipos de petróleo y sus diferentes precios. Pero sí indica la escala del golpe recibido por la industria frente a las expectativas que predominaban hasta hace poco. Alrededor de 42% de los ingresos implícitos han desaparecido. A un promedio cercano a US$1,5 billones al año, eso equivale a más del doble del producto interno bruto de Arabia Saudita. Equivale también a unas tres veces las proyecciones de gastos de capital global en exploración y producción, según una reciente encuesta de Cowen entre 474 compañías petroleras.

Es por eso que la vida es tan dura para compañías como Chevron, que está tratando de cumplir a la vez con sus proyectos masivos y sus obligaciones con los accionistas —aumentadas durante años de precios de tres dígitos—con menos flujo de caja. Lo mismo ocurre con las empresas de exploración y producción que acumularon deudas durante el auge del crudo esquisto.

El deseo de los productores de preservar los márgenes implica la propagación de la miseria a las empresas de servicios petroleros, que se enfrentan a un exceso de equipos ociosos y recorte de precios.

Curiosamente, incluso las empresas oleoductos, a menudo consideradas aisladas de los precios del petróleo debido a la prevalencia de estructuras basados en tarifas de servicios, están mostrando signos de tensión. Las acciones Plains All American Pipelines, por ejemplo, cayeron 20% la semana pasada. El miércoles, la compañía expresó su preocupación por la acumulación de un exceso de infraestructura en medio de un entorno de precios más bajos para la energía. Eso podría llevar a los oleoductos a operar debajo de su capacidad y aumentar el riesgo de contraparte con respecto a los clientes de exploración y producción.





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El denominador común es la deflación. Como suele ser el caso con las industrias de commodities, un auge cíclico —esta vez con la ayuda de tasas de interés ultra bajas— impulsó una expansión masiva. Esta capacidad extra y las obligaciones con accionistas, acreedores y proveedores se han topado con un entorno repentinamente más austero.

Apretarse el cinturón mediante la asfixia de la inversión, en última instancia, dará sostén a los precios del petróleo. Y hay señales de que esto está ocurriendo. Por ejemplo, mientras las empresas de exploración y producción de Estados Unidos recaudaron US$11.450 millones con la colocación de acciones este año —más que cualquier otro año entero desde al menos 1995, según Dealogic—, el ritmo se ha reducido al mínimo desde junio.

De igual manera, las empresas de exploración y producción están haciendo más con menos. Continental Resources, por ejemplo, dijo el miércoles que en realidad estaba elevando sus metas de producción a pesar de haber subutilizado su presupuesto de inversión en lo que va del año. Una mayor productividad es deflacionaria al retrasar el punto en el que, por falta de capital adicional, los pozos se quedan inactivos.

Productores apoyados por el Estado en grandes países petroleros como Arabia Saudita e Irán son tomadores de precios porque el petróleo es su flujo de caja. Hasta que la producción en tierra firme en EE.UU. se racionalice significativamente —a través de recortes o de fusiones— los recortes de la oferta necesarios para reequilibrar el mercado y sostener los precios tendrán que provenir de los grandes proyectos internacionales tradicionalmente operados por las petroleras globales.

Pero esto sería un proceso a mediano plazo. Bob Dudley, presidente ejecutivo de BP, dijo en una entrevista en el sitio web de la compañía que espera que la recuperación del precio del petróleo se vea como una larga U. De hecho, los perforadores marinos, más expuestos a los planes de las grandes petroleras, han sufrido la peor caída de cualquier subsector de servicios, con más o menos un tercio este año.

Una demanda más robusta podría aliviar la presión sobre la industria y restaurar algunos de esos billones desaparecidos. Pero la desaceleración del crecimiento de China también alienta la deflación por el lado de la demanda.


Ciertamente, con un Brent cuyos futuros no contemplan un precio de más de US$70 el barril hasta comienzos de la década de 2020, el mercado no ve ningún alivio cercano.

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