La
devaluación del yuan es el nuevo riesgo global (ahora si acaban en recesión Perú
y Chile este 2015)
Nota del autor del blog: leí hace unos días que la próxima crisis global no seria culpa de EEUU sino de China y parece que si .
http://lat.wsj.com/articles/SB12186242971671983984404581167113975254924?tesla=y
Por BRIAN BLACKSTONE
Jueves,
13 de Agosto de 2015
0:02 EDT
no se si creer este gráfico creo su reservas son del orden de 4 billones de dólares
no se si creer este gráfico creo su reservas son del orden de 4 billones de dólares
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Al devaluar
el yuan, China dejó en claro que su
incapacidad para revertir la desaceleración de la economía no es un problema
confinado a sus fronteras.
Ahora ha pasado ser un riesgo global.
El gobierno
no ha escatimado esfuerzos.
Recortó las
tasas de interés cuatro veces en los últimos 12 meses,
aumentó la
cantidad de dinero que los bancos pueden prestar e
inyectó
fondos al mercado bursátil.
Todas estas medidas buscaron impulsar la
demanda interna de la segunda economía del mundo.
Al devaluar
el yuan, las autoridades desempolvaron una controvertida táctica para estimular
el crecimiento cuyas repercusiones serán
globales.
El Banco Popular de China se vio obligado a intervenir en
los mercados el miércoles luego de que el yuan cayó 2%, el límite diario fijado
por las autoridades, y alcanzó 6,45 unidades por
dólar, su menor nivel en cuatro años, informaron fuentes cercanas. La tarea del
organismo es manejar adecuadamente las expectativas para impedir que la divisa
entre en caída libre.
El desafío
del banco central es permitir que las fuerzas del mercado influyan sobre la
cotización del yuan, pero evitar que los movimientos cambiarios perjudiquen la
economía, las relaciones comerciales y las prioridades políticas del gobierno.
Los efectos de la devaluación son
variados y globales.
Un yuan más
débil representa un espaldarazo a las exportaciones
chinas.
También
complicaría la decisión de la Reserva Federal de
Estados Unidos acerca de cuándo comenzar a subir las tasas de interés.
Los rivales
comerciales de China, como Corea del Sur y Japón,
sentirán presión para seguir el ejemplo y dejar que sus monedas se deprecien.
La devaluación, asimismo, eleva los riesgos de una mayor volatilidad en otras
economías emergentes.
En general,
la decisión envía un mensaje a los inversionistas de que las autoridades
económicas en China y otros países tienen problemas para encontrar herramientas
con las cuales combatir el bajo crecimiento de sus economías.
“Esto
refuerza el relato procedente de la reacción de pánico
del mes pasado (ante la caída) del mercado bursátil de que los
funcionarios chinos saben que su economía se está desacelerando más rápido que
lo que los mercados habían descontado”, dice Adam Posen, presidente del
Instituto Peterson de Economía Internacional.
El
yuan, añade, podría caer mucho más.
Un cartel
promociona acciones chinas fuera de una firma de corretaje en Tokio. ENLARGE
Un cartel
promociona acciones chinas fuera de una firma de corretaje en Tokio. PHOTO:
KIYOSHI OTA/BLOOMBERG NEWS
El gobierno
chino presentó la medida como un paso modesto en la dirección de tener una
moneda más sensible a las fuerzas del mercado, algo que EE.UU., el Fondo Monetario Internacional y otros actores han
estado pidiendo durante mucho tiempo. Antes de la devaluación de 2% frente al
dólar anunciada el martes, China había apuntalado la divisa. En el año anterior
a esta decisión, el yuan se había apreciado 14%
ante una amplia canasta de monedas, lo cual ejercía presión sobre el sector
exportador.
“Todos los esfuerzos
para hacer que la economía se oriente más hacia el libre mercado introducen más
riesgo en el sistema financiero”, señala Zhu Chaoping,
economista de UOB Kay Hian Holdings Ltd., un banco de inversión de Singapur.
“Pero cada vez que empieza a intervenir, pone en juego su credibilidad”.
Posen
asevera que todo el impacto global de la devaluación no se conocerá hasta que
en los próximos días las autoridades chinas muestren si están dispuestas a permitir una mayor depreciación de la moneda.
De ocurrir,
eso representaría un nuevo desafío para la Fed.
El
fortalecimiento del dólar ha puesto presión a la baja sobre los precios de las
importaciones y la inflación en EE.UU.
Funcionarios
de la Fed han indicado que no quieren subir las tasas a corto plazo, que
permanecen en cerca de cero desde hace varios años, hasta estar razonablemente
seguros de que la inflación se elevará hacia la meta de 2%. Una mayor presión
alcista sobre el dólar dificultará el logro de tal objetivo.
Algunos
funcionarios de la Fed han señalado que están dispuestos a elevar las tasas por primera vez desde 2006 en su
reunión de política monetaria del 16 y 17 de septiembre.
La
devaluación del yuan podría no ser suficiente para persuadirlos de esperar más
tiempo, pero un mayor debilitamiento de la moneda china o signos como la
reciente caída de los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense y los
magros aumentos de los salarios en EE.UU. podrían combinarse para retrasar el
aumento.
“La devaluación del yuan es
desinflacionaria puesto que todas las importaciones procedentes de China se
abaratan”, afirma Ren Zhiwei, director general y gerente de cartera de
Penn Mutual Asset Management. “Ahora hay incluso menos razones para subir
las tasas en septiembre”.
En los
últimos años, los bancos centrales han respetado un acuerdo de caballeros: no se quejan cuando otras monedas se
deprecian, siempre y cuando el descenso no sea una decisión intencional para
mejorar la posición competitiva de sus países en el comercio mundial.
El bajo crecimiento
ha sido un problema de muchos mercados emergentes fuera de China. Los
economistas del banco de inversión J.P. Morgan
estiman que la demanda interna en las economías emergentes (que proviene del
consumo y la inversión en el país, en contraste con el comercio internacional)
creció menos de 2% en el primer semestre, la
mitad del ritmo del año pasado y menos que en las economías desarrolladas.
En otras
circunstancias, un crecimiento lento
podría exigir rebajar las tasas de interés y devaluar la moneda. Pero los
bancos centrales están tan preocupados por no desatar fugas de capital que no
han recurrido a este tipo de medidas.
En
el caso de México, la
inflación está por debajo de la meta de 3% fijada por el banco central. La
entidad redujo el miércoles su previsión de crecimiento para este año de entre
2% y 3% a entre 1,7% y 2,5%. A pesar de una baja inflación y de una expansión
moderada, el gobernador del Banco de México, Agustín
Carstens, dijo en una entrevista la semana pasada con The Wall Street Journal
que estaba dispuesto a elevar las tasas de interés para mantener estables los
mercados y la moneda. “Nos hemos preparado para ajustar más o
menos las tasas de interés cuando (EE.UU.) lo empiece a hacer”,
aseveró.
El impacto
se hará sentir en el resto de la región. Según un análisis de coyuntura
elaborado por el área de investigación de mercados emergentes de América Latina
de J.P. Morgan, las dos naciones que
encabezan el ranking de riesgo global por exposición a la devaluación del yuan
son Chile y Perú, seguidos en quinto lugar
por Brasil y en séptimo por Colombia.
El tipo de
cambio es un problema que ha afligido a los europeos durante años. El Banco Central Europeo (BCE) empezó a advertir en el
segundo trimestre de 2014 que la fortaleza del euro podría debilitar la
inflación, una situación que normalmente provoca una relajación de la política
monetaria.
Posteriores
medidas de estímulo del BCE, incluyendo el plan de compra de bonos por un billón de euros (US$1,1 billones) anunciado en enero,
produjeron una devaluación de más de 20% del
euro entre agosto de 2014 y marzo de 2015, su punto más bajo.
Las
políticas del BCE repercutieron en toda Europa. El
Banco Nacional de Suiza abandonó en enero el techo que había impuesto al
alza del valor de su moneda frente al euro. Desde entonces ha intervenido para
impedir que el franco suizo se fortalezca demasiado y dañe las exportaciones
del país a la zona euro.
Si la
devaluación del yuan se profundiza, la presión podría volverse particularmente
intensa en los países que exportan a China o compiten con ella en otros
mercados. Muchos países asiáticos han recortado las tasas de interés este año y
podrían verse obligados a hacer reducciones adicionales en los próximos meses.
“Ha surgido un nuevo tema:
la debilidad de las monedas asiáticas”, dice Wai Ho Leong, economista de
Barclays en Asia.
La presión
hacia una mayor flexibilización monetaria podría ser intensa en Corea del Sur, que compite con China en los mercados
de teléfonos celulares baratos y otros bienes.
El crecimiento de Corea del Sur ha sido decepcionante este año y el gobierno ha
recurrido a los recortes de tasas y la debilidad del
won para estimular la economía. Esto
no ha dado sus frutos: las exportaciones cayeron 3,3%
interanual en julio, marcando el séptimo mes consecutivo de caída.
“El yuan más débil no
es un tema simple sino complejo que puede tener ramificaciones simultáneamente
contradictorias sobre Corea. Vamos a estar atentos”, dijo un funcionario del Banco de
Corea, quien advirtió que un debilitamiento excesivo del won podría desembocar
en una fuga de capitales.
—Lingling Wei,
Anjani Trivedi,
Rachel Rosenthal,
Kwanwoo
Jun,
Sara
Schaefer Muñoz y
Min Zeng contribuyeron a este artículo.
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