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lunes, 24 de agosto de 2015

La gran crisis China causa un efecto devaluatorio en todos los mercados emergentes y el desplome de su mercado bursátil .algunas mineras han caído en 95%.// Por Raymond Zhong, Patrick McGroarty y Ben Otto encontrado en el WSJ

La gran crisis  China causa un efecto devaluatorio en todos los mercados emergentes y el desplome de su mercado bursátil .algunas mineras han caído en 95%
 

Cómo se formó la tormenta en el mundo emergente

http://lat.wsj.com/articles/SB12364240996500314105804581191253333530410?tesla=y


La mina de oro South Deep, al sur de Johannesburgo.


La mina de oro South Deep, al sur de Johannesburgo. PHOTO: THEMBA HADEBE/AP

Por Raymond Zhong, Patrick McGroarty y Ben Otto


Martes, 25 de Agosto de 2015 0:03 EDT


La conflagración que envuelve a los mercados emergentes estuvo gestándose durante mucho tiempo. Las malas noticias de China fueron la chispa que encendió la mecha.

A medida que crecen las inquietudes sobre la segunda economía mundial, los inversionistas retiran su dinero de los países en desarrollo, que con sus vastos recursos naturales han alimentado la máquina industrial del gigante asiático.

Durante los últimos 15 años, América Latina se benefició de la creciente demanda china de commodities como la soya, el cobre y el mineral de hierro. Por su parte, Indonesia, Malasia, Sudáfrica y otros exportadores de materias primas han sufrido una depreciación de sus monedas a mínimos de varios años frente al dólar, lo que limita la capacidad de sus bancos centrales para reducir las tasas de interés y reactivar sus economías. Esos países tampoco aprovecharon los años de abundancia para reorientar sus economías hacia actividades que se beneficiarían de una divisa más débil, como la industria manufacturera.



La perspectiva de que años de un ciclo de declive impulsado por China —y la falta de municiones de política para combatirlo— pueda prolongarse complica seriamente a estos países.

“Todos éramos plenamente conscientes de la vulnerabilidad de los mercados emergentes”, dice Malcolm Charles, gestor de portafolio de Investec Asset Management en Ciudad del Cabo, que administra US$120.000 millones. Ahora, señala, “sólo puedo ver rojo en mi pantalla. Hay una salida completa de activos de riesgo”.

Las nubes habían estado formándose durante meses. Anticipando un aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal, los inversionistas fueron transfiriendo fondos a destinos más seguros, por lo que ya en 2013 el dólar comenzó a fortalecerse contra algunas monedas de mercados emergentes.

El lunes, los pesos de México y Colombia, ambos exportadores de petróleo, registraron mínimos récord frente al dólar. La moneda mexicana ha caído 23% en el último año, mientras que la divisa colombiana ha perdido 60% de su valor.

En tanto, el real se ha derrumbado casi 36% en un año.


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El rublo cerró la jornada del lunes en la bolsa de Moscú en su nivel más débil de la historia, a 70,9 por dólar. Un año atrás, un dólar compraba sólo unos 36 rublos.



En Asia, las aceleradas devaluaciones de este mes recuerdan la crisis de 1997. No obstante, la acumulación de deuda en moneda extranjera que la precedió era más grande, como proporción del conjunto de la economía, que la actual. Además, hoy hay menos divisas asiáticas atadas al dólar, lo cual libra a los bancos centrales de tener que vaciar sus reservas para defender el tipo de cambio.


Entre el 1 de enero y el 31 de julio, los gestores de dinero globales sacaron US$26.000 millones en acciones y bonos de mercados emergentes, de acuerdo con datos de EPFR Global, una compañía que hace el seguimiento de flujos de inversión alrededor del mundo.



En la semana que terminó el 21 de agosto, los inversionistas retiraron US$2.500 millones de fondos de deuda de países emergentes, la mayor salida desde febrero de 2014, según Barclays. Asimismo, sacaron US$6.000 millones de fondos de acciones de esos mercados en los siete días hasta el 19 de agosto, la séptima semana consecutiva de salidas, de acuerdo con Bank of America Merrill Lynch.



En tanto, el índice de monedas de mercados emergentes de MSCI, que mide una amplia gama de divisas de países en desarrollo, está en su nivel más bajo desde junio de 2010, mientras que el índice de acciones de esos países de la misma firma ha caído 15% este año, con lo que se encamina a su peor desempeño anual desde 2011 en términos de dólares.

La reducción de la demanda de China tiene un efecto dominó en las economías de sus proveedores.


Los ingresos de la brasileña Vale SA, el mayor productor mundial de mineral de hierro, cayeron 29,7% interanual en el segundo trimestre, debido a la caída de los precios del ingrediente siderúrgico. China es el mayor cliente de Vale, y también de Brasil. La minera ha estado vendiendo activos no esenciales, incluidos cuatro gigantes buques de carga, con el fin de apuntalar sus finanzas.


“Hay montones de carbón en los puertos”, dice Supriatna Suhala, director ejecutivo de la Asociación Indonesia de Minería de Carbón. Los grandes productores de carbón han reducido el número de turnos diarios y han mandado a los trabajadores a sus casas para equilibrar sus cuentas, señala.



Perk Lertwangpong, productor de caucho y ex presidente de las Cooperativas de Plantadores de Goma de Tailandia, un importante país proveedor para las fábricas de neumáticos de China, prevé que las exportaciones caigan 20% en 2015 frente al año pasado.


Indonesia, que vende carbón, minerales y aceite de palma a China, pasaba hasta hace poco por un gran momento. En 2012, tuvo un crecimiento económico de alrededor de 6%. Este año, sin embargo, el mercado de valores ha caído ya más de 20%. El valor de su moneda, la rupia, se ha reducido 12,5% en lo que va del año y está acercándose a su nivel más bajo desde la crisis financiera asiática.


Para las empresas indonesias de materias primas, endeudadas fuertemente en dólares, no hay respuestas fáciles. La acción de Bumi Resources, una de las mayores mineras de carbón del país, ha caído 95% en los últimos tres años.

Las últimas desgracias de China no han sido una total sorpresa. Dileep Srivastava, director de Bumi, dice que su empresa puede haber sido “la primera de la cuadra” en comenzar a diversificarse hace unos años, buscando negocios con India y otros países además de China. “Nos dimos cuenta de que China probablemente iba a ser un problema continuo”, afirma.

Tom Lembong, ministro de Comercio de Indonesia, señala que estas difíciles circunstancias podrían ayudar al país a depender menos de los recursos naturales.

“A corto plazo, tenemos que dejar que el mercado haga su trabajo”, afirma Lembong. “La depreciación de la rupia ya ha hecho lo que se supone que debe hacer. Hemos pasado de al menos cuatro años de déficits comerciales a tener un superávit comercial este año”.


En Malasia, el ringgit ha perdido casi un cuarto de su valor este año. La combinación de la devaluación y la agitación política —esta vez sobre presuntas irregularidades en el fondo estatal de inversión 1Malaysia Development Bhd.— ha traído también recuerdos de la crisis de finales de los años 90.


“Dado que el ánimo general es tan malo allí, es sin duda el que más nos preocupa en Asia”, apunta Gareth Leather de Capital Economics.

Los inversionistas extranjeros poseen casi la mitad de la deuda del gobierno de Malasia, y el endeudamiento privado extranjero al final del segundo trimestre equivalía a más de una cuarta parte del Producto Interno Bruto del país. Al 14 de agosto, por cada dólar de deuda externa de corto plazo, Malasia tenía en torno a un dólar de reservas internacionales, muy por debajo de los US$3,70 dólares que tenía a finales de 2013.



A los países que han reducido su vulnerabilidad externa les ha ido al menos un poco mejor en la reciente sacudida. La rupia india perdió un cuarto de su valor durante unos meses en 2013 después de que la Fed dio a entender que podría reducir sus compras mensuales de bonos. En ese tiempo, India dependía en gran medida del capital extranjero para financiar sus importaciones.



Desde entonces, sin embargo, el país ha acumulado reservas de divisas y ha reducido el déficit comercial. El primer ministro Narendra Modi ha promovido a India como un centro atractivo para la fabricación de bajo costo.


La rupia, sin embargo, siguió depreciándose el lunes, acumulando una caída de 5,5% desde el inicio del año. El índice referencial de acciones de India cayó 5,9% a su nivel más bajo en un año.

“En lo que a India respecta, nuestra respuesta en esta etapa es muy clara: tenemos que fortalecer nuestra propia economía”, dijo el ministro de Finanzas, Arun Jaitley, en Nueva Delhi.

En Sudáfrica, el rand cayó el lunes a sus mínimos históricos, superando las 14 unidades por dólar. La inflación está aumentando. Los economistas advierten que el crecimiento podría caer por debajo de las mediocres previsiones actuales, conduciendo así a un segundo año consecutivo de expansión menor a 2%.

Sin embargo, el banco central de Sudáfrica no tiene con qué intervenir; ya el mes pasado elevó las tasas para reforzar al rand en medio de las dificultades económicas.

Las más afectadas por esta situación son las minas de oro, platino y hierro, cuyas riquezas permitieron que Sudáfrica se convirtiera en la economía más desarrollada del continente. La demanda china de esos metales hizo que el gigante asiático desplazara a Estados Unidos como el principal socio comercial de Sudáfrica en 2009.


Trabajadores de la mina Karee de Lonmin, en las afueras de Rustenburg, Sudáfrica. PHOTO: SIPHIWE SIBEKO/REUTERS

Desde entonces, el revés ha sido severo. AngloGold Ashanti Ltd. reportó la semana pasada una pérdida de US$142 millones en el segundo trimestre. La minera de platino Lonmin PLC dijo que recortaría 6.000 empleos, casi una quinta parte de su fuerza laboral, de aquí a 2017. Glencore PLC está recortando 380 puestos de trabajo en una mina de carbón en Sudáfrica.


“Hay una gran crisis”, dice Anton van der Merwe, director de I-Cat Environmental Solutions, un contratista que brinda servicios de carreteras y purificación de agua en algunas de las mayores minas de Sudáfrica.

A medida que las mineras despedían trabajadores y recortaban costos, I-Cat buscó nuevos clientes, como empresas de telecomunicaciones. La compañía sigue haciendo dinero, indica Van der Merwe, pero las ganancias en el primer semestre del año fiscal en curso son 20% menores a lo que se esperaba.

“Al final del día, (la crisis china) está afectando a todo el mundo”, asevera.

Andrey Ostroukh,

Anjani Trivedi,

Wilawan Watcharasakwet y


 Rajesh Roy contribuyeron a este artículo.

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