Tras
el colapso de las bolsas, muchos esperan que los bancos centrales intervengan
http://lat.wsj.com/articles/SB12364240996500314105804581188874275470228?tesla=y
Un corredor
en la Bolsa de Nueva York. PHOTO: SPENCER PLATT/GETTY
IMAGES
Por E.S. BROWNING
Domingo, 23 de Agosto de 2015 14:59 EDT
Hace cuatro
años, la intervención de los bancos centrales de todo el mundo previno una
recesión y evitó que muchos índices bursátiles entraran en un mercado bajista, que usualmente se define como una caída de
20% o más desde su máximo. Ahora, después de una semana en la que las acciones estadounidenses sufrieron sus peores pérdidas en
cuatro años, muchos expertos esperan que los bancos centrales vuelvan a
salir al rescate.
Sin embargo,
aunque los observadores del mercado mantienen su optimismo a largo plazo, les
preocupa que las acciones enfrenten un camino tortuoso en el futuro cercano.
El
Promedio Industrial Dow Jones terminó el viernes 10,1% por debajo de su récord, alcanzado en mayo, conforme los
crecientes temores sobre la economía de China empujaron a los mercados
bursátiles de Estados Unidos y Europa a través del umbral que típicamente
define una corrección.
El viernes, el Dow sufrió su cuarto día consecutivo de caídas, al
perder 530,94 puntos, o 3,1%, para terminar en
16.459,75, en tanto que otros índices estadounidenses cayeron de la misma
manera. El Dow, el S&P 500 y el Nasdaq registraron
sus peores descensos porcentuales en un día desde 2011, aunque el
S&P y el Nasdaq no han retrocedido más de 10% respecto de su cénit. Los
índices de referencia de Londres y Fráncfort tuvieron
sus mayores declives porcentuales en dos semanas desde 2011, lo que dejó
a ambos mercados bien adentrados en el territorio de corrección.
El Índice de Volatilidad CBOE, conocido como el “indicador del miedo” del mercado, se más que duplicó la semana pasada, el
mayor incremento semanal que jamás ha registrado.
Allen
Sinai, economista jefe global de Decision Economics Inc., les dijo a sus clientes la semana
pasada que aún es optimista sobre las acciones a mediano y largo plazo debido a
que confía en una continua expansión económica a nivel mundial. No obstante,
señaló que ondea una “bandera amarilla de precaución” a corto plazo.
“Tácticamente,
no comprometería nuevo dinero a acciones en este momento y recaudaría
efectivo”, dijo
Sinai en una entrevista. “Desprenderse completamente de las acciones sería un
gran error, pero reduciría (la carga de títulos)”, afirmó, aunque agregó que le
sorprendería si los mercados estadounidenses caen más de 15%.
Una parte
importante del problema es que China, la segunda
economía del mundo, es como una caja negra para los gestores de dinero, ya que
el férreo control del gobierno no les permite saber
exactamente qué sucede en su economía.
Otro
elemento es la continua preocupación sobre si la Reserva Federal seguirá
adelante con sus planes de elevar su tasa de interés de referencia en su
próxima reunión. el 16 y 17 de septiembre.
Una tercera
preocupación es que las ganancias de las grandes compañías, que comenzarán a
publicarse en unas tres semanas, podrían verse afectadas por la incertidumbre económica y la fortaleza del dólar,
lo que hace que las exportaciones estadounidenses sean más costosas.
Sin embargo,
las noticias que sembraron la ansiedad el viernes provinieron de una encuesta de empresas industriales chinas que mostró
que la actividad manufacturera se estancó en agosto. El índice compilado
con los datos de la encuesta alcanzó su nivel más bajo en seis años, a 47,1. Un
nivel por encima de 50 en el índice, de la firma de investigación Markit,
indica una expansión y uno por debajo de 45 sugiere una contracción, por lo que
la lectura estuvo al borde.
Muchos
inversionistas profesionales están atentos a señales de que la Fed podría
retrasar el aumento de las tasas de interés de corto plazo. En términos
prácticos, incluso si el banco central las eleva, se cree que el impacto será
menor. La tasa de referencia de la Fed está actualmente en cerca de cero y un incremento probablemente la pondría cerca
de 0,25%. Sin embargo, una demora sería vista
por muchos como un gesto de apoyo y algo positivo para los mercados bursátiles.
Más analistas
y gestores de dinero han pronosticado que los funcionarios de la Fed podrían
demorar un incremento de las tasas hasta diciembre o incluso 2016, para no
desestabilizar las economías globales. No obstante, muchos creen que los
funcionarios de la Fed están ansiosos por comenzar a elevar las tasas debido a
que comparten la perspectiva de que la economía estadounidense se está
recuperando y que un pequeño incremento es algo que tenía que hacerse hace
tiempo y sería virtualmente indoloro. Eso ha generado temores de que la Fed
decida actuar pese a los temores
globales, lo cual podría tener un efecto psicológico en los inversionistas.
“No deberían tomar
medidas en septiembre, pero probablemente lo harán”, dice Krishna Memani, director de
inversiones de OppenheimerFunds Inc., que supervisa US$230.000 millones en
Nueva York. La incertidumbre contribuyó a los declives del mercado, según
gestores de dinero.
Incluso si
la Fed eleva las tasas, el banco central estadounidense y sus pares aún
mantienen políticas de tasas inusualmente acomodaticias. Se prevé que los datos
económicos más recientes motiven al banco central de China a estimular la
economía aún más al permitir que los bancos incrementen
sus niveles de préstamos. Eso se produce en adición a la devaluación de
la divisa china, lo cual estaba dirigido a incrementar las exportaciones. Tokio y Europa, mientras tanto, están manteniendo
bajas las tasas de interés e interviniendo en los mercados para comprar bonos
y, en el caso de Japón, acciones.
Un gran
problema para las
acciones estadounidenses es que siguen siendo excepcionalmente caras
según los estándares históricos.
Pese a sus
declives, el índice S&P 500 cotizó el viernes a
21,6 veces las ganancias netas de las compañías que lo componen en los
últimos 12 meses, muy por encima del promedio histórico
de 15,5, según Birinyi Associates.
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