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domingo, 23 de agosto de 2015

Tras el colapso de las bolsas, muchos esperan que los bancos centrales intervengan. por E.S. BROWNING encontrado en el WSJ

Tras el colapso de las bolsas, muchos esperan que los bancos centrales intervengan

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 Un corredor en la Bolsa de Nueva York.


Un corredor en la Bolsa de Nueva York. PHOTO: SPENCER PLATT/GETTY IMAGES

Por E.S. BROWNING

Domingo, 23 de Agosto de 2015 14:59 EDT       

Hace cuatro años, la intervención de los bancos centrales de todo el mundo previno una recesión y evitó que muchos índices bursátiles entraran en un mercado bajista, que usualmente se define como una caída de 20% o más desde su máximo. Ahora, después de una semana en la que las acciones estadounidenses sufrieron sus peores pérdidas en cuatro años, muchos expertos esperan que los bancos centrales vuelvan a salir al rescate.


Sin embargo, aunque los observadores del mercado mantienen su optimismo a largo plazo, les preocupa que las acciones enfrenten un camino tortuoso en el futuro cercano.

El Promedio Industrial Dow Jones terminó el viernes 10,1% por debajo de su récord, alcanzado en mayo, conforme los crecientes temores sobre la economía de China empujaron a los mercados bursátiles de Estados Unidos y Europa a través del umbral que típicamente define una corrección.


El viernes, el Dow sufrió su cuarto día consecutivo de caídas, al perder 530,94 puntos, o 3,1%, para terminar en 16.459,75, en tanto que otros índices estadounidenses cayeron de la misma manera. El Dow, el S&P 500 y el Nasdaq registraron sus peores descensos porcentuales en un día desde 2011, aunque el S&P y el Nasdaq no han retrocedido más de 10% respecto de su cénit. Los índices de referencia de Londres y Fráncfort tuvieron sus mayores declives porcentuales en dos semanas desde 2011, lo que dejó a ambos mercados bien adentrados en el territorio de corrección.




El Índice de Volatilidad CBOE, conocido como el “indicador del miedo” del mercado, se más que duplicó la semana pasada, el mayor incremento semanal que jamás ha registrado.

Allen Sinai, economista jefe global de Decision Economics Inc., les dijo a sus clientes la semana pasada que aún es optimista sobre las acciones a mediano y largo plazo debido a que confía en una continua expansión económica a nivel mundial. No obstante, señaló que ondea una “bandera amarilla de precaución” a corto plazo.



“Tácticamente, no comprometería nuevo dinero a acciones en este momento y recaudaría efectivo”, dijo Sinai en una entrevista. “Desprenderse completamente de las acciones sería un gran error, pero reduciría (la carga de títulos)”, afirmó, aunque agregó que le sorprendería si los mercados estadounidenses caen más de 15%.

Una parte importante del problema es que China, la segunda economía del mundo, es como una caja negra para los gestores de dinero, ya que el férreo control del gobierno no les permite saber exactamente qué sucede en su economía.



Otro elemento es la continua preocupación sobre si la Reserva Federal seguirá adelante con sus planes de elevar su tasa de interés de referencia en su próxima reunión. el 16 y 17 de septiembre.



Una tercera preocupación es que las ganancias de las grandes compañías, que comenzarán a publicarse en unas tres semanas, podrían verse afectadas por la incertidumbre económica y la fortaleza del dólar, lo que hace que las exportaciones estadounidenses sean más costosas.


Sin embargo, las noticias que sembraron la ansiedad el viernes provinieron de una encuesta de empresas industriales chinas que mostró que la actividad manufacturera se estancó en agosto. El índice compilado con los datos de la encuesta alcanzó su nivel más bajo en seis años, a 47,1. Un nivel por encima de 50 en el índice, de la firma de investigación Markit, indica una expansión y uno por debajo de 45 sugiere una contracción, por lo que la lectura estuvo al borde.


Muchos inversionistas profesionales están atentos a señales de que la Fed podría retrasar el aumento de las tasas de interés de corto plazo. En términos prácticos, incluso si el banco central las eleva, se cree que el impacto será menor. La tasa de referencia de la Fed está actualmente en cerca de cero y un incremento probablemente la pondría cerca de 0,25%. Sin embargo, una demora sería vista por muchos como un gesto de apoyo y algo positivo para los mercados bursátiles.


Más analistas y gestores de dinero han pronosticado que los funcionarios de la Fed podrían demorar un incremento de las tasas hasta diciembre o incluso 2016, para no desestabilizar las economías globales. No obstante, muchos creen que los funcionarios de la Fed están ansiosos por comenzar a elevar las tasas debido a que comparten la perspectiva de que la economía estadounidense se está recuperando y que un pequeño incremento es algo que tenía que hacerse hace tiempo y sería virtualmente indoloro. Eso ha generado temores de que la Fed decida actuar pese a los temores globales, lo cual podría tener un efecto psicológico en los inversionistas.


“No deberían tomar medidas en septiembre, pero probablemente lo harán”, dice Krishna Memani, director de inversiones de OppenheimerFunds Inc., que supervisa US$230.000 millones en Nueva York. La incertidumbre contribuyó a los declives del mercado, según gestores de dinero.

Incluso si la Fed eleva las tasas, el banco central estadounidense y sus pares aún mantienen políticas de tasas inusualmente acomodaticias. Se prevé que los datos económicos más recientes motiven al banco central de China a estimular la economía aún más al permitir que los bancos incrementen sus niveles de préstamos. Eso se produce en adición a la devaluación de la divisa china, lo cual estaba dirigido a incrementar las exportaciones. Tokio y Europa, mientras tanto, están manteniendo bajas las tasas de interés e interviniendo en los mercados para comprar bonos y, en el caso de Japón, acciones.

Un gran problema para las acciones estadounidenses es que siguen siendo excepcionalmente caras según los estándares históricos.


Pese a sus declives, el índice S&P 500 cotizó el viernes a 21,6 veces las ganancias netas de las compañías que lo componen en los últimos 12 meses, muy por encima del promedio histórico de 15,5, según Birinyi Associates.

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