China:
Auguran una pesadilla en el comercio mundial que se ha parado en seco, la economía China ha entrado en un punto de inflexión y se calcula que se desinflaran las burbujas
hipotecarias y bursátil , además casi todos los analistas dan por hecho que China
solo crecerá este año 3,5% o 4 %
China
quiere recuperar mercado ante el parón del comercio mundial
http://economia.elpais.com/economia/2015/08/15/actualidad/1439664920_650363.html
Las
autoridades del gigante asiático utilizan las devaluaciones para frenar el
deterioro imparable de su balanza comercial
IGNACIO
FARIZA
Madrid
15 AGO 2015 –
Una mujer
pasa frente a la sede del Banco Popular de China, en Pekín. / PETAR KUJUNDZIC
(REUTERS)
Las
autoridades chinas quieren recuperar su parte del pastel del comercio mundial,
tras el deterioro imparable de su balanza comercial por
la caída de las exportaciones.
Esa es la principal razón de que, tras un
largo periodo de revalorización de su moneda, el yuan, hayan optado por
devaluar su divisa. El problema es que este intento puede chocar con el hecho
de que el comercio mundial se ha contraído en la
primera mitad de 2015 y no tiene visos de recuperarse. China también
intenta situar al yuan en la cesta de grandes divisas, frenar la salida de
capitales y ganarse la confianza del FMI.
La cadencia
es de tres o cuatro años. El verano de 2008 fue
el del colapso de Lehman Brothers, que dio el
verdadero pistoletazo de salida a la Gran Recesión. El de 2011 fue el de la crisis de
deuda soberana europea, cuyas cicatrices aún son visibles en buena parte
del Viejo Continente. Y muchos temen que el verano de 2015
sea recordado como el del punto de inflexión en la economía china, aquel
en el que cambió definitivamente de rumbo tras una expansión que rompe
cualquier esquema cíclico.
Aunque
oficialmente el crecimiento de la segunda potencia mundial se mantiene en el 7%, una cifra marcada en rojo en Pekín, son pocos los
analistas que confían en este dato y empiezan a ser mayoría
las voces autorizadas que rebajan la expansión a
casi la mitad: entre el 3,5% y el 4%.
Altamente dependiente del sector
exterior, el gigante
asiático se ha frenado en seco cuando sus exportaciones han empezado a
flaquear. En julio, las ventas chinas al exterior se
desplomaron un 8,3% respecto al mismo periodo del año anterior.
En cinco de los siete primeros meses
del año, las exportaciones se han situado en terreno negativo. Y la reacción del Gobierno chino
ante esta encrucijada ha sido echar mano de una herramienta clásica de política
económica: una devaluación en tres pasos (lunes, martes y miércoles) de su
moneda.
Hasta ahí
todo parece lógico.
La gran fábrica global exporta menos,
su producción se ralentiza,
busca una salida cambiaria al callejón en el que se ha visto
atrapadas y de paso manda un mensaje de fuerza al resto del mundo. Sin embargo,
para comprender lo que realmente sucede en Pekín hay que fijar la vista un poco
más allá y observar qué ocurre en el resto del planeta.
“China no es
la causa del problema, sino su reflejo”, apunta el economista José
Carlos Díez. “El problema de verdad es que el comercio mundial se ha parado”.
El inicio abrupto de lo que muchos analistas temen que acabe convirtiéndose en
el principio de una saga china ha ocultado un dato clave para entender el
rompecabezas: el comercio mundial se ha frenado en
seco.
Después de
un 2014 de fuerte crecimiento, que culminó en récord histórico, los datos de los cinco primeros meses de 2015 apuntan a un
punto de inflexión.
Las
transacciones comerciales mundiales han caído un 3,4%
en volumen y un 17% en precio, según el índice
que elabora mensualmente el instituto holandés CPB.
En paralelo,
el índice seco del Báltico, que refleja el coste
de transporte de las mercancías a granel y que guarda una fuerte correlación
con el dato de movimiento comercial general, se deja un
13% desde el pasado lunes, el día en el que el Banco Popular de China
inició la devaluación del yuan. A estos preocupantes datos hay que sumar una
segunda derivada:
los
emergentes también viven
horas bajas arrastrados por el bajo precio de las
materias primas y temen que a sus males se añada la incipiente debilidad
china.
Juan
Ignacio Crespo,
estadístico del Estado, hace un análisis en dos planos: internamente, en China se aproxima el fin de varias burbujas [sobre todo inmobiliaria y bursátil] y, en el resto del
mundo, la economía mundial no termina de arrancar. “Los principales motores se han parado”,
sostiene. El débil crecimiento de las dos principales economías europeas,
Francia y Alemania, en el segundo trimestre certifican su diagnóstico.
“Es evidente que, en
los tres últimos meses, las perspectivas de la economía mundial han empeorado;
hay muchos factores que no empujan precisamente al alza del comercio”, añade Alfredo
Pastor, profesor de la escuela de negocios IESE y exsecretario de Estado
de Economía.
Aunque
excluye un ataque de pánico en China, este especialista en el gigante asiático
califica de “difícil” el momento que atraviesa su economía por varios motivos:
la lentitud del principal socio comercial chino, la UE, que no termina de recuperar
vigor, y las dificultades de Pekín a la hora de llevar a cabo la anunciada
transición de un modelo basado en las exportaciones a
otro sustentado por el consumo interno.
Ahora queda
por ver cuál será la reacción del resto de grandes potencias: nadie pierde de
vista que ni Europa ni Estados Unidos pueden permitirse un declive chino con
potencial de mutar en pesadilla si la enfermedad
se transmite al resto del mundo emergente, ya de por sí golpeado tras una
década de fuerte crecimiento. Menos aún si viene originada (o acompañada) por
una contracción del comercio mundial de la que ya se observan las primeras
señales.
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