El
desorden regulatorio detrás de la caída de las bolsas chinas
http://lat.wsj.com/articles/SB10786774446290033812804581153013144610944?tesla=y
Por LINGLING WEI
Jueves, 6 de Agosto de 2015 0:03 EDT
Nota del autor del blog: yo pienso
que es mas una burbuja, la bolsa subía y subía 150 % y el PBI bajaba y
bajaba 7.8; 7,7; 7,3 , etc,
BEIJING—A comienzos del mes pasado, cuando
el derrumbe del mercado bursátil chino se profundizaba y ponía en riesgo el
plan de Beijing de reformar la segunda mayor economía del mundo, el primer
ministro, Li Keqiang, golpeó la mesa y exigió a
los reguladores que se pusieran las pilas.
En la
reunión, que tuvo lugar el 4 de julio, Li
criticó a los responsables de las finanzas y la economía del país por no haber
anticipado la severa caída del mercado y los instó a actuar de manera
coordinada para detener la hemorragia, dijeron personas al tanto.
“Quiero fuertes medidas
para rescatar el mercado”, ordenó el generalmente afable primer ministro, según las
fuentes. En la reunión participaron los más altos funcionarios del banco
central de China, de las agencias regulatorias del mercado bursátil y bancario,
y del Ministerio de Finanzas.
Los
reguladores, que hasta entonces habían actuado descoordinadamente y con
objetivos a menudo contradictorios, respondieron al reto de Li. El Banco Popular de China liberó una avalancha de
dinero destinado a la agencia estatal encargada de apuntalar los precios de la renta variable y a los inversionistas que compran
acciones a crédito, en tanto que el regulador bursátil congeló
nuevas salidas a bolsa y las compañías estatales y
corredoras se comprometieron a comprar acciones. Estas medidas ayudaron
a frenar los declives que habían borrado la mayor parte de las ganancias que el
mercado bursátil había logrado durante este año turbulento.
La decisión
intervencionista de los líderes chinos está en marcado contraste con la postura
de sus contrapartes del mundo desarrollado, que rara vez han tratado de contener un mercado en retroceso de manera tan
enérgica. Los principales funcionarios chinos consideraron por un momento
dejar que los mercados buscaran su propio nivel, pero rápidamente descartaron
esa idea en favor de una microgestión que hasta ahora no ha dado todos los
resultados previstos.
El nuevo frente unificado de Beijing enfrenta otro
desafío. Después del 6 de julio, las acciones se mantuvieron estables durante
unas semanas, pero en los últimos días reanudaron su marcha descendente, para
caer 8,9% entre el 23 de julio y el 4 de agosto. Desde que se inició la caída, a mediados
de junio, la pérdida acumulada es de casi 30%, o un valor de mercado de US$3,4 billones.
Este descenso fue impulsado por el debilitamiento de la confianza de los
inversionistas en medio de la desaceleración de la economía. El jueves, el Índice Compuesto de Shanghai añadió otro 1,7%
de pérdida.
A largo
plazo, la falta de coordinación de los reguladores en los meses previos a la
reunión del 4 de julio plantea dudas sobre la capacidad de las autoridades
chinas para implementar los cambios necesarios en el mercado e introducir
mayores riesgos en el sistema financiero del país.
El primer
ministro chino, Li Keqiang. Zuma Press
“Las recientes subidas
y caídas abruptas del mercado de valores son una prueba de resistencia para la
estabilidad del sistema financiero chino y la capacidad de las agencias
reguladoras para responder a una emergencia”, dice Zhang Ming, economista de la
Academia China de Ciencias Sociales, un centro de estudios del gobierno. La
“falta de coordinación regulatoria” expuesta por las turbulencias del mercado,
añade Zhang, debería hacer que el gobierno se vuelva “más prudente” en cuanto a
su promesa de liberar los flujos de capital a través de las fronteras chinas.
Entrevistas
con más de una decena de funcionarios y asesores del gobierno muestran que las
contradicciones y la falta de coordinación obstaculizaron la respuesta inicial
de Beijing a la sacudida del mercado. En determinado momento, el regulador bursátil tomó una medida que puso una presión bajista en el mercado, mientras que el banco central intentaba apuntalarlo.
El corretaje a crédito, una importante fuente
de financiación del mercado, permaneció
hasta julio fuera del control regulatorio.
Más de una
vez el supervisor bursátil trató de recortar los préstamos para las compras de
acciones, sólo para revertir su curso rápidamente.
“Hubo una
evidente falta de comunicación entre el banco central y la comisión reguladora
de acciones sobre lo que se necesitaba hacer para prevenir un colapso del
mercado”, dijo un funcionario cercano a ambas instituciones. “Se
podría decir que el esfuerzo de rescate del mercado podría haber sido menos
costoso de haber existido una mejor cooperación”.
Incluso en
la reunión del 4 de julio, según las fuentes citadas, los funcionarios no
estaban de acuerdo. Zhou Xiaochuan, gobernador del
banco central, y Lou Jiwei, ministro de
Finanzas, objetaron el uso de medidas intervencionistas demasiado enérgicas
porque creían que podrían perjudicar los esfuerzos de China para atraer más
fuerzas del mercado a su economía, dijeron las fuentes. Finalmente secundaron
el plan de Li, que fue luego aprobado por el
presidente Xi Jinping antes de viajar a Rusia el 8 de julio. El apoyo de Xi subraya el deseo
de los líderes chinos de restablecer la confianza del público en su capacidad
para gestionar la economía, así como para prevenir que el malestar bursátil se
propague a otras partes de la economía.
Funcionarios
de comunicación de los principales reguladores financieros chinos, incluyendo
la comisión de valores, el supervisor bancario y el Ministerio de Finanzas, no
respondieron a las solicitudes de comentarios.
Uno de los
primeros signos de confusión normativa surgió a finales de junio, cuando empezó
la venta generalizada de acciones chinas. El 27 de junio, el Banco Popular de China —apodado yang ma, o gran mamá— anunció un recorte de un cuarto de punto porcentual a la tasa de interés y redujo
los requisitos de reservas de algunos bancos. Desde la crisis financiera
mundial de 2008 no se veía una combinación de medidas de este tipo.
No obstante,
en los días siguientes, la Comisión Reguladora de
Valores de China (CSRC, por sus siglas en inglés) aprobó planes de muchas
empresas para poner a la venta nuevas acciones, una medida que podía ejercer
presión sobre la oferta en un momento de enfriamiento de la demanda de los
inversionistas. Los analistas atribuyeron en parte a esta decisión la caída de
las acciones de finales de junio. La medida de la CSRC sorprendió y frustró a
los funcionarios del Banco Popular de China, dijeron fuentes de esta
institución.
Este
desajuste pone de relieve los intereses contrapuestos de los diferentes
reguladores. El banco central vigila la estabilidad financiera global del país,
mientras que el regulador de valores supervisa los mercados de capitales. Bajo
la conducción de Xiao Gang, ex jefe de uno de los mayores bancos de propiedad estatal de China,
la agencia reguladora de valores quiere que los mercados bursátiles de China,
considerados por mucho tiempo como inmaduros y dominados por minoristas
cortoplacistas, se conviertan en una fuente de financiación válida para
empresas rechazadas por los bancos por aversión al riesgo. Sin embargo, también
quiere darles a las empresas estatales endeudadas —que constituyen un gran
impedimento para que la economía de
China se abra más al mercado— un lugar donde vender acciones para pagar sus
deudas. Esto es un incentivo para mantener el flujo de emisión de acciones como
hasta ahora.
La
desorganización regulatoria fue también evidente en la manera en que China
manejó la rápida acumulación de deuda utilizada por los inversionistas para
financiar sus compras de acciones. Ni el banco central
ni los reguladores bursátiles y bancarios tienen claramente definida su autoridad sobre la compra de acciones a
crédito, motor principal del auge de la bolsa china desde el año pasado.
Según datos
oficiales, el volumen de esos préstamos casi se
quintuplicó durante el último año, llegando a principios de junio, antes
de la caída del mercado, a casi dos
billones de yuanes (US$322.000 millones). El
31 de julio, cuando muchos
inversionistas se apuraron a salirse de sus posiciones apalancadas en medio
de la caída de los precios de las acciones, ese volumen era oficialmente de 1,34 billones de yuanes, según el proveedor de datos
Wind Information Co. Estas cifras no
incluyen el dinero que los inversionistas pidieron prestado por canales no
oficiales, como bancos y firmas financieras de Internet. La corredora
Everbright Securities Co. 601788.SH -3.58%
estima ese volumen adicional en dos billones de yuanes hasta el mes
pasado.
Para
incentivar la colaboración de los reguladores financieros, el gobierno creó en
2013 el Comité Coordinador de Estabilidad Financiera y puso al frente al
gobernador del banco central. Sin embargo, este grupo ha estado mayormente
inactivo, dijeron funcionarios chinos.
Las
acciones chinas recibieron otra paliza el 27 de julio, cuando el índice de referencia de Shanghai se desplomó 8,5%, su caída más pronunciada en
más de ocho años, en parte debido a la especulación de que el gobierno pronto
pondría fin a su misión de rescate.
“Hay una
curva de aprendizaje” para el gobierno sobre la manera de hacer frente a los
mercados financieros, dijo Zhu Haibin, economista para China de J.P. Morgan
Chase JPM +0.39% & Co., en una
reunión con la prensa a fines de julio.
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