Una
dura lección para la Gran Torre Santiago, el edificio más alto de América
Latina
http://lat.wsj.com/articles/SB11120473556046283797404581150983661241642?tesla=y
Por Peter Grant y Ryan Dube
Miércoles, 5 de Agosto de 2015 0:02 EDT
La Gran
Torre Santiago, de 64 pisos y parte del proyecto Costanera Center, sigue vacía
un año después de la finalización de su construcción. Yadid Levy/Robert Harding
World Imagery/Corbis
SANTIAGO,
Chile—A mediados del año
pasado, después de casi una década de construcción, el
multimillonario chileno Horst Paulmann terminó lo que esperaba que fuera
el coronamiento de su carrera empresarial: el edificio más alto de América
Latina, una moderna torre de oficinas de 64 pisos
que se eleva sobre la capital chilena.
El
desarrollo, no obstante, se está convirtiendo en un ojo morado para Paulmann y su compañía, Cencosud SA, CENCOSUD.SN
-0.65% una de las cadenas minoristas más
grandes del subcontinente.
La torre es
parte de Costanera Center, un complejo de uso
mixto cuyo costo original estaba previsto en US$400
millones. Sin embargo, el precio ha subido a cerca de US$1.000 millones, principalmente debido a mejoras de
diseño llevadas a cabo durante la construcción, tales como la adición de una
plataforma de observación, según Cencosud. Aunque la
parte comercial del complejo ha estado abierta desde hace tres años, la
torre de oficinas permanece vacía, un año después de su finalización. El mes
pasado, cuando un reportero intentó visitarla a mitad de un día de semana,
todas las puertas de acceso estaban cerradas.
En lugar de
convertirse en un símbolo de la consagración de Santiago de Chile como una de
las principales ciudades de Sudamérica para los negocios internacionales, la
torre es una muestra de cómo desarrollos inmobiliarios ambiciosos en los
mercados emergentes pueden verse afectados debido a la mala planificación y el
cambio de los vientos políticos. “Ha sido un caso de estudio muy importante”, dice
Roberto Moris, un arquitecto y urbanista que trabajó para el gobierno y que hoy
enseña en la Universidad Católica de Chile.
La principal
razón por la que Cencosud no ha podido empezar a firmar arrendamientos de
oficinas es que aún no ha conseguido los permisos de
ocupación del gobierno. Funcionarios públicos dicen que Cencosud no ha
hecho las mejoras necesarias a las calles de la zona para mitigar el impacto de
los miles de trabajadores que se espera lleguen a trabajar en la torre.
“Debemos
avanzar hacia una cultura de movilidad sustentable y sostenible, en que los
ciudadanos utilicen el auto de manera racional”, dijo una portavoz de
Providencia, la comuna de Santiago que está jugando un papel clave en el
proceso de permisos.
Ejecutivos
de Cencosud dicen que esperan obtener en unos días luz verde para ocupar los
primeros 15.000 metros cuadrados de la torre, que tiene
un total de 70.000 metros cuadrados. No obstante, agregan que tomará al
menos un año terminar las mejoras por valor de US$60 millones exigidas para
obtener los permisos para ocupar todo el edificio.
En una
entrevista, los ejecutivos reconocieron que el proceso de autorizaciones ha
tomado más tiempo de lo previsto. Al mismo tiempo, consideran que Costanera Center es un éxito porque su porción minorista está
casi 100% ocupada y atrae a grandes multitudes.
El lobby de
la Gran Torre Santiago. Peter Grant/The Wall Street
Journal
No es
inusual que los desarrolladores se enfrasquen en discusiones con las
autoridades acerca del impacto que los proyectos inmobiliarios tendrán sobre
cuestiones como el tráfico y la contaminación. Lo que es inusual es esperar a
tratar esos temas hasta que un proyecto de alto perfil como éste haya sido
completado y se eleve sobre la ciudad como un elefante blanco de neón.
Cuando
Cencosud empiece a firmar sus primeros contratos de alquiler de oficinas, enfrentará uno de los peores mercados en
años debido a la desaceleración de la economía chilena. La tasa de oficinas vacantes se sitúa hoy
en 10,5%, frente a 1,8% en 2012, según la
oficina local de CBRE Group Inc. CBG -0.32%
Ejecutivos
del sector dicen que parte de la culpa por este fiasco se debe al enmarañado
proceso de aprobación del gobierno. Cencosud ha tenido que obtener aprobaciones
de siete diferentes organismos públicos nacionales y locales.
De todos
modos, parte de la culpa de que la torre de oficinas esté aún vacía también
recae en Paulmann, un empresario de 80 años que emigró de Alemania con su
familia en 1948, a los 13 años. Su agresivo enfoque fue exitoso cuando se
trataba de expropiaciones, múltiples crisis monetarias y otros avatares de los
negocios en Sudamérica. Sin embargo, no le ha servido con su proyecto de la
Gran Torre.
Paulmann
“está acostumbrado a la vía rápida”, dice Nicolás Cox, director gerente de la
oficina de CBRE en Chile. “Ahora enfrenta la otra cara de la moneda”.
Cencosud,
que vendió acciones al público en 2004 pero sigue estando bajo control de
Paulmann y su familia, registró en 2014 ingresos de 10,91 billones de pesos
chilenos (US$16.040 millones). Se trata de un
imperio minorista y de bienes raíces que incluye más de 1.000 supermercados y centros comerciales en América del Sur.
Cencosud
comenzó la construcción en 2006. En ese entonces, la empresa y el gobierno
acordaron un plan de mejoras de calles de acceso para hacer frente al aumento
del tráfico de la sección comercial del proyecto, pero no hubo tal acuerdo para
la porción de oficinas.
Algunos de
los ejecutivos que trabajaban en el proyecto le aconsejaron a Paulmann que
retrasara la construcción hasta que quedara claro qué mejoras viales serían
necesarias para obtener los permisos, pero él decidió seguir adelante, según
personas al tanto. Ejecutivos de Cencosud dijeron que lograron reducir costos
al construir la torre y el centro comercial en simultáneo.
En el
momento de la ceremonia de inicio de las obras, Paulmann tenía buenas razones
para pensar que conseguiría el apoyo político necesario. El entonces presidente
de Chile, Ricardo Lagos, asistió al evento y elogió el proyecto.
La actual
presidenta, Michelle Bachelet, también tuvo una actitud positiva respecto de
Costanera Center durante su primer mandato, entre 2006 y 2010. En 2009 acompañó
a Paulmann en el relanzamiento del proyecto, que había sido suspendido durante
los peores meses de la crisis financiera mundial.
No obstante,
los vientos políticos se han movido en contra de las empresas y los
urbanizadores. En su segundo mandato, que comenzó el año pasado, Bachelet ha
adoptado políticas más populistas y menos favorables para los negocios,
impulsando numerosos cambios.
“Si este
proyecto se hubiera construido 10 años antes, le habría ido bien”, afirma Moris
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