La
inflación de la eurozona no muestra señales de repuntar
no se asuste la figurita es del año pasado
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Por PAUL HANNON
martes,
5 de enero de 2016 17:47
EDT
LONDRES (EFE Dow
Jones)--Los precios de consumo en la eurozona aumentaron en diciembre a
un ritmo flojo e invariado respecto a noviembre del 0,2%,
señal de que al Banco Central Europeo le está
costando impulsar la inflación más de lo que los responsables de la política
monetaria esperaban.
El dato de
la agencia de estadística de la Unión Europea fue ligeramente inferior a la
previsión de un aumento del 0,3% de los economistas consultados la semana
pasada por The Wall Street Journal.
Los
responsables de la política monetaria y los economistas esperaban que la tasa
de inflación comenzara a remontar a finales de 2015, ya que se estimaba que los
precios del petróleo no repetirían las caídas de finales de 2014. Pero el crudo
seguía bajando a finales de 2015, lo que acabó con las esperanzas de un repunte
y cabe ahora la posibilidad de que el BCE vuelva a imponer medidas de estímulo
este año.
La tasa
anual de inflación lleva desde marzo de 2013 por debajo del objetivo del BCE y
desde julio de 2014 por debajo del 0,5%. El
motivo principal ha sido el abaratamiento del crudo, cuyo precio se rebajó un
5,9% en los 12 meses hasta diciembre tras caer un 7,3% en los 12 meses hasta
noviembre.
Pero ese no
ha sido el único motivo por el que la inflación lleva tanto tiempo tan lejos
del objetivo del BCE: aunque la economía de la eurozona volvió a crecer a
mediados de 2013, la recuperación desde entonces ha sido muy modesta y casi un 11% de la población activa está parada, al tiempo que las empresas tienen un gran
porcentaje de capacidad sin utilizar y poca presión para subir los precios.
En diciembre, los precios de los servicios tan sólo se incrementaron un 1,1%
interanual, tras crecer un 1,2% en noviembre.
El BCE
considera las tasas de inflación ultrabajas una amenaza a largo plazo para la
economía de la eurozona porque complican a gobiernos,
hogares y empresas la tarea de reducir sus elevados niveles de deuda acumulada
antes y durante la crisis financiera, lastrando a la demanda en los años
venideros. También temen que si hay tasas de inflación muy bajas, una nueva
sacudida que debilite a la economía pudiera llevar a la región a la deflación,
un problema crónico en el que los precios a la baja llevan a particulares y empresas a posponer las compras con la
esperanza de que le salgan aún más baratas, lo que, a su vez, reduce aún más la
producción.
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