En
Davos, los inversores rezan más que el Estado Islámico para que no haya una recesión
mundial; pues, de ocurrir, los bancos
centrales están sin balas.
La
economía global afronta su mayor desafío desde la crisis
http://economia.elpais.com/economia/2016/01/23/actualidad/1453586269_072618.html
A las dudas
sobre China se suman la caída del precio del petróleo y la desconfianza que
planea sobre los emergentes y sus divisas
ALICIA
GONZÁLEZ
Davos
(Suiza)
23
ENE 2016 - 23:14 CET
El tono
plomizo que ha dominado las reuniones de esta edición del Foro Económico
Mundial tiene una explicación inmediata: muchos de los
asistentes perdían miles de millones en Bolsa mientras acudían a la cita suiza.
Las dudas en
torno a China surgen como primera explicación. Pero no es la única: las previsiones de crecimiento se ven progresivamente
rebajadas, la caída del precio del petróleo amenaza una ola de quiebras en el
sector, los emergentes tienen que lidiar con una creciente desconfianza
de los inversores y las divisas emergen como el próximo punto de conflicto
entre las economías.
La economía
global afronta su mayor desafío desde la crisispulsa en la foto
“No es 2008... todavía.
Pero los Gobiernos tienen que actuar rápido”, advertía en uno de los debates en
Davos el economista Nouriel Roubini, apodado
Doctor Catástrofe. Roubini ha perdido parte de su autoridad por su pesimismo
impenitente pero sus palabras nunca caen del todo en vacío. Con un descenso del
índice bursátil estadounidense S&P 500 del 6,7% en
lo que va de año, no es de extrañar que los ejecutivos de Davos sufran
episodios de ansiedad. El FMI publicó justo
antes de la cita suiza una rebaja de las previsiones globales de crecimiento,
al 3,4% este año y al 3,6% el próximo, dos
décimas menos de lo previsto en octubre y el tercer recorte en menos de un año.
“En 2016 el crecimiento será modesto y desigual. Hay un moderado optimismo pero
los riesgos son significativos”, insistía ayer la directora del Fondo,
Christine Lagarde.
Los
inversores desconfían de esos mensajes que ya suenan forzados y la prueba es
que exigen más interés por prestar
dinero a corto plazo que en un horizonte de 10 años, lo que se llama una
curva invertida de los tipos de interés y uno de los indicadores
que suelen anticipar una recesión. Aunque no siempre, según el
presidente de Bridgewater, Ray Dalio, que ve más probable que la economía siga
sufriendo una notable debilidad. “Pero, en caso de que
tengamos una recesión, ésta será difícil de revertir. Este es el momento
de mayor desafío desde la crisis financiera”, explica desde una sala con
chimenea y vistas a la montaña que ha convertido estos días en su oficina
provisional.
La bala de
plata que se confiaba a los bancos centrales y a las nuevas medidas de estímulo
monetario no acaba de sacar a la economía global del letargo. “Pese
a la ingente cantidad de dinero que se ha puesto en circulación en estos años,
las presiones deflacionistas son constantes”, expone Dalio, que pone
así el dedo en la llaga en uno de los temores más profundos de los analistas: la falta de herramientas para responder a
una nueva crisis.
En la actual
coyuntura todos los caminos conducen a China. La transición hacia un modelo de
mayor demanda interna y los pasos hacia una mayor apertura financiera se está
revelando una combinación difícil de manejar para Pekín y de interpretar para
los inversores. Los funcionarios chinos desplazados a Davos han insistido en
que la segunda economía mundial se está adaptando a una nueva normalidad de
crecimiento más bajo y que se trata solo de un problema a la hora de comunicar
sus políticas. “El
sector financiero está más desconectado que nunca de la economía real”,
aseguraba Shi Wenchao, presidente de Unionpay. Pero hay una larga lista de
tareas sin resolver. “China debe reestructurar sus deudas y su economía, que se
está debilitando y exige una relajación de la política monetaria, mientras está
sufriendo una importante salida de capitales”, rebate Dalio.
El frenazo
que ha supuesto ese camino hacia la nueva normalidad china ha provocado un terremoto en los mercados de materias primas,
como refleja el desplome del petróleo. Un estímulo más que notable para los
importadores netos —como España, que ahorrará más de 15.000 millones este año—
pero que agudiza las tensiones geopolíticas —“la principal amenaza para 2016”, según el número
tres del FMI, Min Zhu— y pone en dificultades a un sector muy endeudado. “La bajada del crudo va a forzar a muchas compañías a
suspender pagos y eso va a introducir mucha inestabilidad”,
aseguraba estos días Larry Fink, presidente de la mayor gestora de activos del
mundo, BlackRock. Detrás de una quiebra empresarial, hay una deuda impagada y
los balances de los bancos no están en condiciones de afrontar mayores
exigencias de capital.
Fuga
de capitales en China
El Instituto
de Finanzas Internacionales (IIF) ha revelado que, por primera vez en la
historia reciente, China sufrió el año
pasado una salida de capitales de 676.000 millones
de dólares, el 90% de todos los flujos que han abandonado los mercados
emergentes (735.000 millones). Este organismo prevé otro saldo neto negativo de
448.000 millones este año. “Las perspectivas de estos países se oscurecen”,
admitía el presidente del IIF, Tim Adams. El futuro se oscurece y las monedas
se deprecian, lo que pone en serios apuros a las economías con elevada deuda en
dólares, como Brasil, Sudáfrica y Turquía.
“La situación en
América Latina cada vez se parece más a la crisis de la deuda de los años 80,
aunque esta no debería ser tan dañina”, apunta Dalio. Si algún consenso ha salido de Davos es
que las cuatro rebajas de tipos de interés que se esperaban de la Reserva
Federal estadounidense se reducirán, como máximo, a dos. La combinación de un
dólar fuerte y presiones deflacionistas puede ser letal para la recuperación. “El
dólar puede aguantar durante un tiempo, supongo que alrededor de un año, como
la moneda fuerte”, zanja el financiero.
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TRES
SEMANAS DE VÉRTIGO EN LOS MERCADOS
Bolsas
a la baja. Pese a la
recuperación de las dos últimas sesiones, las caídas de los principales índices
mundiales rondan el doble dígito en los primeros compases de 2016. Desde el 1
de enero, Milán se deja un 11%, Fráncfort cae casi un 10%, Madrid un 8% y París
un 6%. Al otro lado del Atlántico, Wall Street retrocede un 7%.
Petróleo
en picado. Aunque desde
el jueves el barril de crudo brent, de referencia en Europa, ha rebotado un
14%, en lo que va de año acumula unas pérdidas del 13% y se sitúa en el entorno
de los 30 dólares.
Valores
refugio al alza. Ante
las turbulencias, los inversores buscan resguardo para protegerse de la
volatilidad y activos tradicionalmente seguros como el oro
(3,5%), el yen (1,5%) o el bono alemán (2%) recorren el camino contrario
a las Bolsas.
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