Arabia
Saudita ha comprado a EEUU aviones, helicópteros, sistemas antimisles, bombas,
vehículos armados y otro equipamiento militar por US$ 90,000 ,000,000 para
bombardear al pueblo yemeni
La
estrategia de Obama en Oriente Próximo se complica
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/01/10/actualidad/1452447838_136539.html
La tensión
entre Arabia Saudí e Irán es un nuevo obstáculo ante la guerra civil siria
MARC
BASSETS
Washington
10 ENE 2016 - 21:54 CET
Protesta en
Teherán por la ejecución en Arabia Saudí, el 2 de enero, del clérigo chií Nimr
al Nimr / EBRAHIM NOROOZI (AP)
La tensión
entre Irán y Arabia Saudí complica la estrategia de la Administración Obama en
Oriente Próximo. Ambos países —el primero, rival de EE UU desde 1979; el otro,
aliado desde la Segunda Guerra Mundial— son piezas necesarias para los planes
del presidente Barack Obama en la guerra civil en Siria o para frenar la
proliferación nuclear en la región. Tras la ejecución de un clérigo disidente
chií en Arabia Saudí, el asalto de la embajada saudí en Irán y la ruptura de
las relaciones diplomáticas, Obama mantiene la equidistancia.
La Casa
Blanca ha evitado condenar la ejecución del clérigo chií y ha llamado a Irán y
Arabia Saudí- a rebajar la tensión.
“Todo esto ha tensionado
las relaciones entre EE UU y Arabia Saudí, puesto que Washington ve en la
escalada un intento de forzar a EE UU a apoyar a Arabia Saudí y socavar las
oportunidades de mejorar las relaciones con Irán”, dice Trita Parsi, presidente del
Consejo Nacional Irano-Americano y autor de un libro sobre la diplomacia de
Obama con Irán. “Washington debería evitar tomar partido, y trabajar con los
aliados para intentar contener esta crisis y forzar a ambas partes a desescalar
[la tensión]”.
Durante
parte de la Guerra Fría, Arabia Saudí e Irán fueron los dos pilares de la
estrategia estadounidense en Oriente Próximo. A cambio de la protección
militar, la monarquía saudí aseguraba la provisión de petróleo. El Irán del sha
Reza Pahlevi actuaba como gendarme regional. El primer aliado era suní; el
otro, chií. Ambos, regímenes autoritarios.
La
estrategia de los dos pilares se desmoronó en 1979
cuando la revolución derrocó al sha. El Irán de los ayatolás rompió con EE UU. La
relación con Arabia Saudí evolucionó de forma distinta. En 1991, Arabia Saudí
fue la principal plataforma para lanzar la primera guerra del Golfo contra el
Irak de Sadam Hussein. Diez años después, el 11 de septiembre de 2001, Al Qaeda
estrelló tres aviones contra EE UU: 15 de los 19 secuestradores aéreos eran
saudíes. Desde EE UU se cuestionó el papel de los saudíes en el 11-S y la excesiva
dependencia del petróleo saudí. En Arabia Saudí se vio con recelo el ascenso
chií en Irak tras la invasión estadounidense de 2003.
Deterioro
con Riad
Con Obama,
la relación con Arabia Saudí se ha deteriorado, al tiempo que EE UU se acerca a
Irán, rival chií de la Arabia Saudí suní. Riad no entendió que Obama tolerase
la caída de Hosni Mubarak en Egipto en 2011 y alentase las primaveras árabes,
que desafiaban a los regímenes autoritarios proestadounidenses en la región. En
paralelo, el boom energético en EE UU gracias al fracking —una técnica para
extraer petróleo— redujo la dependencia. A esto se añadió la renuncia de Obama,
en 2013, a intervenir en Siria para derrocar a Bachar El Asad, aliado del Irán
chií. La guerra siria enfrenta a fuerzas apoyadas por Irán y por Arabia Saudí.
El colofón
fue el acuerdo, aprobado en julio de 2015 en Viena, entre EE UU y las potencias
del Consejo de Seguridad de la ONU, de un lado, e Irán del otro. El acuerdo
frena temporalmente el acceso de Irán a la bomba nuclear a cambio del
levantamiento de las sanciones. Pero es algo más. Permite reintegrar a Irán en
el concierto de las naciones. El momento en que la posición de Irán se
normalice del todo, el día que se reabran las embajadas en Teherán y
Washington, queda lejos. Pero Arabia Saudí —como Israel, el otro aliado
fundamental de EE UU— teme que el acuerdo nuclear consolide a Irán como
potencia regional chií.
Eso no
significa que la relación peligre. Desde 2010, la Administración Obama ha
informado al Congreso de la venta de aviones,
helicópteros, sistemas antimisles, bombas, vehículos armados y otro
equipamiento militar por valor de 90.000 millones de dólares, y Arabia Saudí
usa armamento e inteligencia estadounidense para bombardear en Yemen,
según un informe del Servicio de Investigación del Congreso. EE UU necesita a
los saudíes para luchar contra el Estado Islámico.
A la espera
del próximo presidente
En un año
todo puede cambiar. Un republicano podría suceder a Obama en la Casa Blanca, y
EE UU tendría un presidente prosaudí sin complejos y contrario al acuerdo
nuclear con Irán. “En un Oriente Próximo destruido por las guerras civiles, las
convulsiones políticas y el imperialismo iraní, los saudíes son nuestro mejor
amigo en la península arábiga·, escribe el conservador The Wall Street Journal
en un editorial. “EE UU debería dejar claro a Irán y a Rusia de que defenderá
al Reino de los intentos iraníes de desestabilizar o invadir”.
Arabia
Saudí, dijo hace unos días en un mitin el senador y aspirante a la Casa Blanca
Marco Rubio, “no es un enemigo de EE UU”. “Irán ha sido nuestro enemigo. Tienen
una disputa y este presidente va y dice: “Eh, tíos, ¿por qué no os lleváis
bien?”
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