2016
será recordado en los libros de macroeconomía como el año donde empezó la Gran Recesión Mundial. (EEUU dice que no le vende casi nada a China, pero si le vende a los emergentes, además de a otros socios comerciales, y estos emergentes le compran con el dinero
de sus exportaciones de materias primas a China; así que como China se encamina
a la bancarrota, los emergentes se quedaran sin dinero y no compraran cositas
gringas) El sector manufacturero de EEUU esta en recesión
Nota del autor del blog: (en la época
previa, se inventaron todo tipo de triquiñuelas como tasas de interés cero o
negativas o más negativas, y se regalaba dinero de los contribuyentes en helicópteros
a los banqueros)
China
y el petróleo pueden dar señales equívocas
http://lat.wsj.com/articles/SB10026110916391214016604581476992790385856?tesla=y
Una fábrica
de productos de aluminio en la provincia de Shandong, China. PHOTO: DONG
NAIDE/FEATURECHINA/ZUMA PRESS
Por GREG IP
Jueves,
14 de enero de 2016 0:07
EDT
Los precios
inmobiliarios nunca bajan a nivel nacional en Estados Unidos.
Los países
de la zona euro no caen en cesaciones de pagos.
Arabia
Saudita no permitirá el colapso del precio del petróleo.
La demanda china de materias primas es
infinita.
Estos son algunos de los supuestos
más preciados de los inversionistas y los gobiernos durante la última década que justificaron
billones de dólares de inversión y deuda.
La
crisis de las hipotecas en EE.UU. y la de la deuda de la zona euro demuestran las consecuencias
devastadoras que ocurren cuando tales premisas resultan equivocadas.
Algo similar puede estar ocurriendo
ahora. La
pronunciada desaceleración del sector industrial chino y de los precios del
petróleo han tomado por sorpresa a inversionistas, empresas y autoridades. Eso no quiere decir que se avecine una
crisis o una recesión, pero podría significar que la economía y los
mercados estadounidenses se verán más afectados que lo que permitiría suponer
dada la importancia relativa de China o del petróleo.
Las
exportaciones a China constituyen menos de 1% del Producto Interno Bruto anual
de EE.UU., que es un
importador neto de petróleo, por lo que un descenso de los precios del crudo
debería ser positivo.
Algunos
economistas estiman que EE.UU. apenas se expandió 0,5%
en el cuarto trimestre de 2015.
El
sector manufacturero podría estar en recesión: durante dos meses, el índice
de gerentes de compras que elabora el Instituto de Gestión de Suministros ha estado por debajo de 50, lo
que indica una contracción.
Al cierre
del miércoles, el mercado de valores de EE.UU. acumulaba una caída de más de 10% desde su máximo, mientras que
el Promedio de Transporte Dow Jones y el índice Russell
2000, que sigue el desempeño de pequeñas empresas, retrocedieron 27% y 22%, respectivamente.
Hay que
echarle la culpa al drástico cambio de ánimo del mercado.
China es el mayor consumidor mundial
de numerosas materias
primas: hasta octubre de 2015
representó alrededor de la mitad del consumo mundial de
aluminio, cobre, níquel y zinc, de acuerdo con BCA Research, una firma
de asesoría de inversión.
En
2012, el Fondo Monetario Internacional pronosticó que entre 2015 y 2017 China
crecería un promedio de 8,6% al año. Esta clase de predicciones llevó a muchos proveedores a
invertir en capacidad adicional, suponiendo que el apetito de China crecería
indefinidamente.
No se dieron
cuenta de que los propios líderes chinos habían llegado a la conclusión de que
ese crecimiento, impulsado por un endeudamiento
excesivo, era insostenible. El año pasado, China se expandió cerca de 7%
y la meta informal del gobierno para este año es de 6,5%, algo que muchos
economistas privados consideran excesivo. Los sectores
que más consumen commodities —industria pesada y construcción— han liderado la
desaceleración.
“El gasto en desarrollo
de recursos se basó en una extrapolación lineal de la demanda china, que como
acaba de verse fue demasiado optimista”, dice Jason Thomas, director de investigación de
Carlyle Group, una firma de private equity.
EE.UU.
no vende muchas materias primas directamente a China, pero comercia con países
que sí lo hacen. El
crecimiento de estos países se desplomó de la mano de los precios de los
commodities, generando una fuga de
capitales y fortaleciendo el dólar a expensas de las monedas locales. Esto complica a las exportaciones estadounidenses.
El cambio de
parecer respecto del petróleo ha sido más drástico. Entre 2011 y principios de
2014 el barril Brent, la referencia global, se ubicó casi siempre por encima de
US$100 el barril. “Uno tenía la ilusión de que era sostenible porque la
volatilidad era muy baja”, dice Paul Cheng, analista de Barclays. “A
principios de 2014, el supuesto general de la industria era que no podía caer
por debajo de US$90 porque Arabia Saudita lo impediría”.
Esto dio
lugar a un auge de proyectos desarrollados sobre la premisa
de un barril a entre US$80 y US$100, y en préstamos y emisiones de bonos
que valoraban las reservas de las empresas sobre la misma base. Thomas, el analista de Carlyle Group, estima que entre 2009 y
2014 la energía representó dos tercios del aumento de la capacidad industrial
de EE.UU.
Nota del autor del blog: Carlyle Group, ha sido asesorado por ex presidentes de republicanos de
EEUU y por secretarios de defensa y secretarios de Estado y uno de sus negocios
son las armas, así que están al tanto de lo que acontece.
A finales de
2014, sin embargo, Arabia Saudita dejó de sostener ese precio y aumentó su
producción con el fin de recuperar la cuota de mercado que le había arrebatado
EE.UU. La producción estadounidense de esquisto ha declinado lentamente, pero
la inversión se derrumbó.
Aunque la
producción automotriz de EE.UU. creció el año pasado para responder a la
demanda de los consumidores de camionetas que gastan mucho combustible, Thomas
observa que ese aumento fue más que compensado por una caída en los pedidos de piezas mecanizadas, herramientas de
precisión, motores, transmisiones, bombas y otros bienes intermedios de la
cadena de producción mundial de commodities. Muchas empresas del segmento
inicial de la cadena no se dieron cuenta de lo expuestas que estaban al
derrumbe de los precios.
La ola de ventas se propagó al
sistema financiero. Los rendimientos de los bonos de empresas de energía se han
disparado y los bancos más pequeños han anunciado importantes
provisiones contra sus préstamos a las firmas de energía. El estrés se ha extendido a otros prestatarios: los
rendimientos de los bonos emitidos por empresas no energéticas crecieron de
5,3% a mediados de 2014 a 7,7% hoy.
“Los shocks del mercado
de crédito del tipo provocado por el colapso de los precios de las materias
primas pueden ser muy perjudiciales para las condiciones económicas en
general”,
advierte Thomas.
¿Hasta
dónde pueden llegar las consecuencias?
Debido a que la producción laboral es
mayor en la industria manufacturera y en la minería que en los servicios, el
retroceso en esos sectores afecta al PIB estadounidense más que al nivel de
empleo. De hecho, el crecimiento del empleo y la demanda de
servicios siguen siendo boyantes.
El
crecimiento de China parece haberse estabilizado. Sin
un contagio mayor, es probable que EE.UU. se
salve de una recesión. De todos modos, es probable que este año nos
enseñe otra lección acerca de los riesgos de tomar una tendencia por sentado.
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