Cómo
la “Internet de las cosas” revolucionará su jubilación ¿Quién proporcionará la
instalación, la capacitación y el mantenimiento de estos servicios? oportunidad
de empleo en el futuro
http://lat.wsj.com/articles/SB10406843517564543344004581464772201581538?tesla=y
Por Joseph
F. Coughlin, Ph.D. is Director of the Massachusetts Institute of Technology
AgeLab.
domingo,
10 de enero de 2016
11:57 EDT
La Internet
de las cosas, donde todo lo que nos rodea, lo que llevamos encima y, muy
pronto, lo que llevamos dentro de nosotros comenzará a hablarnos, tiene un
enorme potencial para mejorar nuestra calidad de vida después de la jubilación
y en la edad más avanzada. Estos servicios tecnológicos ayudarán a muchas
personas jubiladas que viven solas, a menudo a cierta distancia de su familia.
Sólo considere que más del 40% de las mujeres
estadounidenses de más de 65 años viven solas. Para aquellos que cuidan
de un familiar mayor, la Internet de las cosas proporcionará ojos, oídos, e
incluso una mano adicional a los atareados cuidadores de ancianos.
Imagine un
mundo donde todo lo que nos rodea es “inteligente”. Diariamente, esos dispositivos detectan sus movimientos, sus hábitos y
sus cambios de comportamiento. Su casa tendrá dos arquitecturas: una, el
diseño físico que vemos y experimentamos todos los días, y la otra un diseño cibernético casi invisible de sensores y los
proveedores de servicios conectados a Internet que supervisarán,
gestionarán y motivarán comportamientos que mejoren su
bienestar. Ya en la actualidad hay un sinnúmero de sistemas que brillan
o emiten un sonido para recordarle que debe tomar sus medicamentos.
Dispositivos “bobos” que sólo mantenían su comida fría o hacían su café a la
mañana serán ahora inteligentes, ayudándolo a asegurar que usted esté comiendo
y durmiendo bien. Su refrigerador hará un seguimiento de sus hábitos
alimenticios y su cafetera podrá alertarlo acerca de cambios en sus hábitos de
sueño y su rutina matutina. Conectada a centros de salud, familiares y amigos,
su tostadora contará su consumo de carbohidratos al día. Incluso los actuales
dispositivos “geek-chick” portátiles serán un vehículo de información
fisiológica y conductual a su teléfono inteligente y más allá.
Aunque
proporcionará beneficios extraordinarios, la Internet de las cosas también
puede agregar nuevos costos en la edad avanzada.
Los gastos
futuros en la jubilación han sido generalmente previsibles. Vivienda y transporte son los cargos más
altos, con los costos de salud y de atención a largo plazo como variables.
La Internet de las cosas va a generar toda una nueva serie de costos que serán
tan rutinarios como lo es hoy el costo de la TV por cable, que alguna vez fue
un lujo. Hoy, servicios básicos de monitoreo disponibles sin prescripción
médica pueden representar hasta US$100 adicionales a su presupuesto mensual.
Muy pronto, el precio de cada nuevo aparato del hogar incluirá una cuota de
servicio mensual para que uno acceda a toda su gama de funciones. A quienes
digan que no van a pagar un peso por esos “adicionales”, pregunte si son
propietarios de un teléfono celular con un costo mensual, con una tarifa de
servicio digital para las nuevas aplicaciones recién bajadas de la nube. La
Internet de las cosas va a crear un nuevo renglón de costos en nuestros
presupuestos de jubilación. Estrictamente hablando, estos gastos no formarán
parte de su presupuesto de salud ni de teléfono, sino que serán una nueva parte
del costo de vivir bien en la vejez.
Otro costo
del que se habla poco tiene más que ver con la información y el tiempo que con
el dinero. ¿Cómo van a hacer individuos y familias para
identificar la mejor oferta de aparatos, sensores y servicios para proporcionar
la comodidad y la atención en el retiro? Actualmente no existen asesores
certificados para “compras inteligentes” en la vejez ciber-asistida. ¿Quién proporcionará la instalación, la capacitación y el
mantenimiento de estos servicios? Los servicios de call center de hoy no
serán aceptables para el usuario del futuro de estas tecnologías inteligentes. Los dispositivos equipados con la Internet de las cosas
tienen un increíble potencial, pero los adultos mayores y aquellos que
los cuidan quieren soluciones integradas, no productos que generen más trabajo.
Finalmente,
el Internet de las cosas es en última instancia comunicación, y esta
información que es muy personal. Vivir en una “casa inteligente” tiene como
precio su privacidad. Los usuarios de la Internet de las cosas deberán
determinar si la información íntima que comparten está protegida por
organizaciones de confianza. Por otra parte, los servicios que presten estos
implementos tecnológicos deberán proveer un valor suficientemente alto de
comodidad y cuidado que justifique su costo, tanto monetario como de
privacidad.
La vida del
jubilado del futuro estará moldeada por la tecnología. Esta proporcionará
beneficios increíbles, pero también traerá nuevos costos, tanto financieros
como sociales, que deben ser considerados como una nueva parte de la
planificación de la jubilación.
Joseph
Coughlin es director del Instituto de Tecnología de Massachusetts AgeLab.
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