La
deuda total de los mercados emergentes alcanzó un máximo de 200% del Producto
Interno Bruto para ubicarse en US$58 billones pero El fortalecimiento del dólar
dificulta el pago de billones de dólares de deuda denominada en esa moneda por
lo que las fábricas dejaran de operar, los bienes raíces quedaran vacantes y otros activos tendrán un mal
desempeño, y a las empresas no les quedara más remedio que la cesación de pagos. La contribución
de los Brics al crecimiento global ha caído desde un nivel máximo de 50% en
2013 a 36% en la actualidad.
la
era de crecimiento bajo que aqueja a los Brics y otros mercados emergentes
podría estar recién comenzando.
Los
Brics pasan del brillo a las sombras
http://lat.wsj.com/articles/SB12251990900830883823304581489080231471692?tesla=y
Rusia ha
sido duramente golpeada por el desplome de los precios del petróleo. PHOTO: BLOOMBERG
NEWS
Por IAN TALLEY
miércoles,
20 de enero de 2016
0:04 EDT
Hace cinco
años, las mayores economías en desarrollo del mundo y su acelerado crecimiento
generaban temores en los países desarrollados sobre la llegada de un nuevo
orden mundial.
Sin embargo,
en lugar de conducir a la economía mundial por un cauce más calmado, los
llamados Brics — podrían hundirla.
La debilidad
del consumo global, el derrumbe de los precios de las materias primas y un
conjunto de problemas económicos y políticos han hecho que dos miembros, Rusia
y Brasil, caigan en recesión. Esto a su vez ha desatado la mayor fuga de
capitales en los mercados emergentes en más de dos décadas. Los inversionistas
han retirado cerca de US$500.000 millones de esos países en los últimos 12
meses.
El
futuro económico es incierto y los esfuerzos por conformar un bloque que desafíe el poderío del Grupo
de los 7 mayores países industrializados son vistos con una sana dosis de
escepticismo.
“Las
expectativas de un nuevo orden económico de los Brics fueron un poco
exageradas”, reconoce Hung Tran, director gerente ejecutivo del Instituto de
Finanzas Internacionales, una entidad que agrupa a las empresas financieras.
Mientras las economías maduras se vuelven más dinámicas y los mercados
emergentes se desaceleran, “el impulso que justificaba un mayor peso y un rol
más protagónico en la coordinación económica llegó a su máximo”, agrega.
Hace algunos
años, pocos podían esperar una caída tan abrupta. China se expandía a una tasa
promedio superior a 10% al año, e incluso llegó a crecer 14% en 2007. India
promedió un crecimiento de 8%, Rusia de 5% y Brasil y Sudáfrica de cerca de 4%.
En comparación, los países del G-7 se expandieron a una tasa promedio de 1,4%
en el mismo período.
Con la
perspectiva del tiempo, queda claro que observadores e inversionistas debieron
haber sido más escépticos. Las economías dependientes de las exportaciones y
las materias primas han sido propensas a los ciclos de auge y caída, presas de
los vaivenes de la demanda global de sus productos. El aporte colectivo de los Brics al crecimiento global ha caído desde un nivel máximo de
50% en 2013 a 36% en la actualidad.
Desde 2011,
los tres grandes factores que propulsaron el crecimiento estelar de los Brics
se han revertido. Los precios de las materias primas, que subieron casi 80%
entre 1999 y 2001, han caído a niveles que no se veían en más de una década.
El
crecimiento del comercio mundial ha descendido desde cerca de 7% al año en los seis años previos a la crisis a alrededor
de 2% ahora. La economía China, el principal motor de crecimiento del
grupo, registró en 2015 su menor tasa de crecimiento en 25 años, de 6,9%. La
segunda economía del mundo corre el riesgo de estancarse conforme las autoridades
tratan de pasar de un modelo dependiente de las exportaciones y el crédito a
uno más sostenible basado en el consumo interno.
No son los
únicos vientos en contra de los Brics, que también afrontan problemas de
endeudamiento, turbulencias políticas y grandes desafíos demográficos. “Las
condiciones financieras globales se han vuelto más restrictivas y los mercados
en desarrollo son particularmente sensibles a los efectos”, dice
Maurice Obstfeld, economista jefe del Fondo Monetario Internacional.
La mayoría
de los países aprovecharon los años de crédito barato para endeudarse más de lo
que sus actuales proyecciones de crecimiento ameritan. La deuda total de los mercados emergentes
alcanzó un máximo de 200% del Producto Interno Bruto para ubicarse en US$58
billones. El mayor aumento correspondió al sector empresarial.
Esto ha generado una serie de
complicaciones financieras. El fortalecimiento del dólar
dificulta el pago de billones de dólares de deuda denominada en esa moneda.
Las fábricas dejan de operar, los
bienes raíces quedan vacantes y otros activos tienen un mal desempeño, y a las
empresas no les queda más remedio que la cesación de pagos.
Los altos
niveles de deuda probablemente frenarán el crédito que se necesita para
estimular el crecimiento y elevarán los costos de financiamiento. El alza de
las tasas de interés en Estados Unidos se suma a la presión alcista sobre el
costo del dinero.
La política
también está generando obstáculos al crecimiento. Rusia, duramente golpeada por
el desplome de los precios del petróleo, también ha sufrido las sanciones
impuestas por los países de Occidente por su intervención en Ucrania. El
gobierno brasileño es víctima de un creciente escándalo de corrupción que pone
en peligro sus reformas económicas. Y muchos economistas plantean dudas sobre
la capacidad del Partido Comunista de China para superar los problemas de
corrupción y turbulencias financieras.
Los Brics
también tienen por delante un desafío demográfico: el crecimiento de la fuerza
laboral se está agotando o, en el caso de China, disminuyendo. Eso socava la
capacidad de expansión de estas economías.
Para superar
esta serie de desafíos, el FMI y el Banco Mundial
advierten que los gobiernos deben emprender reformas urgentes para mejorar la
productividad y competitividad de sus economías. Las recetas varían de un país
a otro, pero incluyen una mayor inversión del sector privado, reformas
laborales, un fortalecimiento del sistema judicial y protecciones más robustas
a los derechos de propiedad.
Brasil
y Sudáfrica, por
ejemplo, deben abordar cuellos de botella en su infraestructura.
Rusia
y China necesitan
estimular una mayor competencia en sus mercados y privatizar las compañías estatales ineficientes.
De todos
modos, pocos economistas son optimistas y en su mayoría reconocen que las
perspectivas de los Brics al menos les preocupa. El Banco Mundial prevé que el
crecimiento potencial de estos países caiga de 6% hace unos años a menos de 4%.
Otro indicio
clave de la incapacidad de los países emergentes para transformar sus economías
se encuentra en la clasificación que elabora el Banco Mundial sobre el clima de
negocios que impera en los diferentes países. Los Brics, con la salvedad de
Sudáfrica, no han registrado grandes variaciones en la lista. India, por
ejemplo, se ubicó en el puesto 130 entre 189 países este año, un avance de
cuatro lugares frente a 2007.
Al mismo
tiempo, India también muestra potencial para las reformas estructurales. El
primer ministro, Narendra Modi, cumplió algunas de sus promesas de cultivar una
mejor relación con los empresarios y apuntalar las finanzas del gobierno. Los
mercados se estabilizaron y el país registra el mayor crecimiento entre los
Brics. La pregunta ahora es si el gobierno llevará a cabo otra serie de medidas
que prometió.
Los
esfuerzos para realizar las reformas estructurales se han vuelto
particularmente importantes debido a que se prevé que los precios de los
commodities sigan débiles por un largo período y hay pocas señales de un
aumento importante de la demanda de las economías desarrolladas en un futuro
cercano.
Estas son
las razones por las que el Banco Mundial y otros organismos advierten que la era de crecimiento bajo que aqueja a los Brics y otros
mercados emergentes podría estar recién comenzando.
Las
preocupaciones ya no giran en torno a un nuevo orden mundial, sino a un nuevo
desorden mundial. “La mayor preocupación ahora es que a medida que su
crecimiento pierde fuerza, e incluso se contrae, parecen bastante defensivos y
hasta paranoicos”, dice Matthew Goodman, ex director de economía del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas que ahora se desempeña en el Centro de Estudios
Estratégicos e Internacionales.
Goodman
subraya las crecientes tensiones sobre seguridad cibernética y la posibilidad
de que se produzcan conflictos regionales en los mares del sur de China y en
las fronteras de Rusia. “¿Van ahora a adoptar una postura defensiva y generar
problemas para un sistema de normas que ha funcionado bastante bien para el
mundo hasta el momento?”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario