El
crédito barato ya no alcanza para estimular la economía mundial por lo que la
FED intentara reactivar la economía con tasas de interés negativas, luego
manipulara activos en cartera por 4.5
billones; aun con todo esto Las carteras de bonos y otros activos de los bancos
centrales en EE.UU., Europa y Japón están infladas; hay envejecimiento de la población
de la post guerra y caídas de su productividad , desequilibrios fiscales y
discrepancias políticas.ingredientes para una catástrofe económica.
El
crédito barato ya no alcanza para estimular la economía mundial
http://lat.wsj.com/articles/SB12251990900830883823304581489062603058924?tesla=y
ILLUSTRATION:
ILUSTRACIÓN POR RAÚL ALLÉN
Por
Lingling
Wei y
Jon
Hilsenrath
miércoles,
20 de enero de 2016 0:04
EDT
En los meses
previos a una reunión de planificación económica para 2016 que se llevaría a
cabo a fines del año pasado, los principales asesores del presidente chino, Xi Jinping, revisaron una serie de estudios sobre las
reformas de libre mercado que en su momento defendieron el presidente
estadounidense Ronald Reagan y la primera ministra británica Margaret Thatcher.
La dependencia tradicional del
gobierno chino del crédito barato para estimular la demanda había llegado a su
límite. Los asesores
buscaban nuevas formas de reactivar la economía, como recortes
de impuestos y de tarifas que pagan las empresas para alentar la
inversión y el consumo. “El viejo modelo de la economía keynesiana
ya no funciona en China”, dijo un alto funcionario cercano a los
líderes chinos.
En su
reunión de octubre, la Reserva Federal de Estados Unidos también estaba
planificando sus próximos pasos. Ante la mejora del mercado laboral, el banco
central se preparaba para subir las tasas de interés de corto plazo, pero algo
seguía preocupando a sus funcionarios. Algún shock
podía causar una nueva recesión y obligar a la Fed a bajar otra vez las
tasas a cero. Tendrían poco margen para proveer estímulo adicional mediante el
abaratamiento del costo del dinero. Las minutas del encuentro constataron que “algunos
participantes resaltaron que sería prudente contar con herramientas adicionales
de política que pudieran usarse en tales de situaciones”.
En
diferentes centros globales de poder, un tema empezó a dominar las
conversaciones de fines del año pasado. El crecimiento a base de crédito barato
orquestado por los bancos centrales de las principales economías del mundo se
agotó. Si las autoridades quieren respaldar una expansión global en 2016 y más
allá, no tendrán más remedio que proponer nuevas soluciones, incluyendo un
enfoque en reformas de largo plazo.
El derrumbe
de los mercados mundiales con el que comenzó el año sugiere que escasea la
confianza de los inversionistas en la capacidad de los formuladores de política
para abordar estos desafíos.
La
tasa de interés de corto plazo promedio en las economías desarrolladas es de
0,36%, según el banco
estadounidense J.P. Morgan Chase, y en el caso
de varias economías europeas es negativa.
Las
carteras de bonos y otros activos de los bancos centrales en EE.UU., Europa y
Japón están infladas.
Problemas de plazos más largos aquejan a las economías industrializadas que no
pueden ser resueltos por el crédito barato, como el
envejecimiento de la población y un menor crecimiento de la productividad,
a lo que hay que sumar una combinación de
desequilibrios fiscales y discrepancias políticas que afectan la
inversión a largo plazo y la reforma tributaria.
“Cuesta pasar por alto
la necesidad de contar con una infraestructura más moderna en muchas partes de
la economía estadounidense”, señaló Stanley Fischer,
vicepresidente de la Fed, en un reciente discurso sobre los límites de la
política monetaria. “Y no debemos olvidar que esa inversión efectiva adicional en educación
también fortalece el capital de la nación”.
Aunque las
políticas de la Fed han contribuido a una recuperación
modesta de la economía estadounidense, la política
fiscal no ha hecho su parte. El banco central quería que el presidente
Barack Obama y el Congreso dominado por el opositor Partido Republicano
alcanzaran un acuerdo para reducir el déficit fiscal a
largo plazo y tener una política fiscal más expansiva en el corto plazo.
En lugar de ello, Obama y sus adversarios republicanos produjeron lo opuesto: una contracción del gasto fiscal en las primeras etapas del
actual ciclo de expansión e incertidumbre a largo plazo.
Proyectos de
infraestructura, como una nueva terminal de trenes en construcción en Long
Island, Nueva York, ayudarían a estimular el crecimiento estadounidense de
maneras que la política monetaria no puede. PHOTO: MIKE BLAKE/REUTERS
Esto
constituye un problema si EE.UU. vuelve a caer en una recesión. Puesto que los déficits se expandirán a medida que la generación de la
posguerra se jubila, y se acoge al sistema estatal de salud Medicare, el
gobierno dispondrá de menos margen para recortar impuestos o gastos durante la
próxima crisis económica.
“Los bancos centrales
tendrán menos municiones para combatir recesiones en el futuro”, señala Douglas
Elmendorf, decano de la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de
Harvard. “Necesitaremos usar la política fiscal de manera más enérgica para
combatir recesiones en el futuro”.
La
Fed evalúa sus opciones, como el uso de tasas de interés negativas y la expansión o manipulación de su portafolio de valores, que ya asciende a
US$4,5 billones, para manejar no solamente las tasas de corto plazo,
sino también las de largo plazo. Fischer mencionó ambas alternativas en su
discurso.
Los límites
de las políticas de estímulo monetario se volvieron más evidentes a fines del
año pasado, después de que el Banco Central Europeo expandió su programa de
compra de bonos con el fin de reducir las tasas de corto plazo y debilitar el
euro. Las acciones europeas cayeron y la moneda se fortaleció cuando quedó
claro que el BCE hizo menos de lo que prometió.
Pese a que
la entidad emprendió un gigantesco plan de estímulo en
2014 y 2015 para apuntalar la zona euro, siempre enfatizó los límites de
lo que podían lograr estas medidas si no iban acompañadas
de reformas económicas. El desempleo del bloque
supera 10% y en Grecia y España la cifra excede 20%.
Mario
Draghi, presidente del BCE, finaliza cada una de sus conferencias de prensa
ensalzando las virtudes de las reformas y advirtiendo acerca de los peligros de
los altos impuestos y la burocracia. “He mencionado varias veces el ejemplo de
alguien, un joven emprendedor, que tiene que esperar nueve meses, 12 meses,
para obtener las autorizaciones y los permisos para abrir un negocio y luego,
para cuando consigue las autorizaciones, se ve abrumado por distintos tipos de
impuestos. Uno no esperaría que solicite un crédito”, señaló Draghi en octubre
de 2014. “También necesitamos reformas estructurales”.
En China,
las recientes turbulencias en los mercados fueron provocadas por la
incertidumbre en torno a las prioridades del gobierno y su capacidad para
administrar la economía.
El banco
central tiene más margen para reducir las tasas de interés que sus pares en las
economías desarrolladas, pero la entidad reconoce los peligros que implica
insistir demasiado en esa estrategia. La
respuesta del gobierno a la crisis financiera de 2007-2009 generó un auge de
gasto e inversión que desembocó en excesos en la capacidad industrial y en el
mercado de bienes raíces. Ahora, trata de ajustar la oferta, en lugar de la
demanda.
“El problema
no es una falta de demanda”, dijo un funcionario. “Lo que necesitamos es una
reforma por el lado de la oferta para suplir la demanda insatisfecha de
productos de mayor calidad como alimentos más seguros y mejor cuidado de
salud”.
La
estrategia de Xi para 2016 contempla el cierre de empresas que sufren de un
exceso de capacidad, como las siderúrgicas, la reducción del inventario de
viviendas no vendidas, la rebaja contable de deuda incobrable y la
implementación de reformas estructurales.
Muchos observadores consideran que la
reducción del exceso de capacidad ha sido desde hace tiempo uno de los
objetivos del actual gobierno, pero se ha topado con una férrea resistencia de parte de
funcionarios municipales y provinciales a quienes les preocupa el alza del
desempleo y la desaceleración del crecimiento. Hay señales preliminares de que
el gobierno ahora habla en serio. Un astillero de la
provincia de Zhejiang se acaba de declarar en bancarrota, la primera
empresa del sector respaldada por el Estado que hace eso desde que los pedidos
para construir barcos dejaron de llegar el año pasado.
Es probable
que el banco central siga con los recortes de tasas de interés, en parte para
ayudar a disminuir los costos de las empresas, pero el enfoque de China en estimular la demanda mediante reducciones de
tasas y gastos fiscales se ha debilitado.
Desde
noviembre de 2014, el Banco Popular de China ha
bajado las tasas en seis ocasiones, pero las empresas pequeñas y medianas han
tenido problemas para acceder al crédito, mientras que las compañías estatales
ineficientes, que ya tenían un alto nivel de deuda, se han seguido endeudando. El pasivo acumulado por las empresas equivale a 160% del
Producto Interno Bruto, según los cálculos de la calificadora de riesgo
Standard & Poor’s. En 2008, en cambio, era de 98%.
No hay comentarios:
Publicar un comentario