EEUU
es víctima de una contra reforma religiosa
propiciada por inmigrantes en el oeste
y el sur que la hará perder la calificación de primera potencia del mundo; (ya
no será, “triunfa e iras al cielo”, sino “se pobre e iras al cielo”)
Los híspanos propiciaran el declive
de EEUU
La
Iglesia católica de EE.UU., entre el crecimiento y la decadencia
http://lat.wsj.com/articles/SB11800839785014043881504581245550775503400?tesla=y
Una misa en
la iglesia Reina de los Ángeles de Riverside,
California.
PHOTO:
STUART PALLEY FOR THE WALL STREE FOR THE WALL STREET JOURNAL
Por TAMARA AUDI
Lunes,
21 de Septiembre de 2015 0:02 EDT
RIVERSIDE,
California- El padre
Miguel Ruiz, un carismático sacerdote católico argentino conocido por su
mermelada casera de mango, caminaba apurado a través del bullicioso campus de
su iglesia, ubicada a unos 95 kilómetros al este de Los Ángeles, sonriendo y
dando apretones de manos a la gente que se cruzaba antes de entrar a un salón
repleto de familias que lo esperaban.
El padre
Miguel se había puesto en marcha bien temprano. Su día había empezado a las 7
am, supervisando los avances de la construcción de la nueva Iglesia Católica
Romana Reina de los Ángeles. La flamante estructura de acero del nuevo edificio
se eleva sobre un santuario que ha quedado demasiado pequeño para una
congregación que triplicó su tamaño en una década. Después de la misa matinal,
el padre hizo un viaje relámpago a Home Depot para comprar suministros con los
que cambiar una baldosa rota del baño. Y ahora, mucho después de la puesta del
sol, todavía tiene que dictar unas clases nocturnas.
“Es siempre
así”, dijo el padre Miguel, cuya parroquia da entre 8 y 12 misas cada fin de
semana. “Un montón de vida, un montón de actividad”.
La
Iglesia Católica de Estados Unidos se está expandiendo
rápidamente en el sur y el oeste del país, impulsada en gran parte por los inmigrantes de América Latina, que son quienes llenan las iglesias en Atlanta, Houston y el sur de California.
Mientras
tanto, la Iglesia se está contrayendo en el este y medio oeste, donde
históricos bastiones católicos como Boston, Detroit y
Nueva York cierran parroquias
debido al menor número de fieles o de asistencia a misa.
El resultado
de este proceso es que las diócesis de las regiones tradicionales del
catolicismo estadounidense están luchando para mantener sus puertas abiertas,
mientras que las de las regiones que están experimentando el más rápido
crecimiento pasan apuros para satisfacer las necesidades del creciente número
de feligreses.
En los
últimos ocho años, la diócesis de San Bernardino—en donde se encuentra la
parroquia Reina de los Ángeles—aumentó en 400.000 el
número de sus fieles. Actualmente cuenta con 1,6
millones de católicos.
“Es como si
todos hubieran decidido llegar al mismo tiempo”, dijo Monseñor Gerald Barnes,
obispo de la diócesis, que incluye dos condados del sur de California y se
extiende dentro del vecino estado de Arizona. “Es una gran bendición y un
desafío”.
Esta
diócesis, antaño una tranquila jurisdicción
eclesiástica rural, es hoy la sexta más grande
del país. Mientras tanto, la arquidiócesis de Detroit, que incluye seis
condados en el sureste de Michigan, cayó del puesto 8 al 11; hoy tiene 1,3
millones de católicos, 15% menos de los que tenía a comienzos de este siglo.
En años
recientes, algunos católicos del área de Detroit se
dirigieron al sur y al oeste en busca de empleos, sumándose así a las
florecientes comunidades católicas de esas regiones.
“Cada pastor
se hace naturalmente esta pregunta: ¿Dónde está todo el mundo?”, dijo el padre
Joe Horn, quien sirve a dos parroquias de una comunidad agrícola en las afueras
de Detroit que alguna vez llegó a tener cuatro parroquias. Sólo una cuarta parte de las 1.600 familias registradas
allí participan regularmente en la vida de la parroquia, y un pequeño grupo de
personas debe manejar las escuelas dominicales y otras actividades.
“Estamos
exhaustos con tanto trabajo”, dijo el padre Horn.
En 2007,
según un estudio del Centro de Investigación Pew,
poco más de la mitad de los católicos estadounidenses vivía en el noreste y
medio oeste del país. Siete años más tarde, esa mayoría se desplazó al sur y el
oeste.
Este cambio
demográfico está transformando a la Iglesia Católica de Estados Unidos de una institución mayormente de origen europeo, blanca y de
clase media, a una que es
mayormente de origen hispano y asiático, más joven y más pobre. Esto trae
como consecuencia un cambio en el énfasis en las prioridades dentro la iglesia,
con la inmigración, por ejemplo, asumiendo una
mayor importancia sobre otros temas.
“El centro de gravedad
y de influencia en la Iglesia se está desplazando del este al oeste y del norte
al Sur”, dijo el
arzobispo de Los Ángeles José Gómez. Su diócesis, en la que viven unos 4,5
millones de católicos, es la más grande de Estados Unidos. El año pasado, se
bautizaron casi 70.000 bebés, dijo el Arzobispo; estos son más bautizos que los
que se hicieron en el mismo período en Nueva York, Chicago, Filadelfia y
Washington, DC combinadas.
El arzobispo
José Gómez en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles en Los Angeles.
PHOTO: EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY
Los cambios
demográficos están también poniendo mucha presión sobre los recursos de la
Iglesia. Las diócesis de rápido crecimiento sufren escasez de sacerdotes y de
dinero para construir iglesias y prestar servicios, y las diócesis en
contracción luchan para mantenerse abiertas, pagar sus deudas y reemplazar a
los sacerdotes que se jubilan.
“En el oeste y en el sur
dicen: ‘Necesito una iglesia más grande... la iglesia no puede ponerse al día
con la suficiente rapidez’, dijo Mark Gray, investigador asociado del Centro de Investigación
Aplicada en Apostolado de la Universidad jesuita de Georgetown. “En el medio oeste y el noreste, están pensando en cómo pagar
la factura de la calefacción y del aire acondicionado, el personal de la
parroquia, y hasta puede que la vieja parroquia necesite un techo nuevo. Tienen
una gran cantidad de necesidades y muy pocos feligreses”.
El auge y
rápida expansión del catolicismo en el sur y el oeste del país es similar a lo
que ocurrió en Detroit hace casi un siglo, cuando oleadas de polacos, italianos y otros inmigrantes europeos
atraídos por la industria automotriz dieron nueva vida al catolicismo local.
Esos feligreses contribuyeron con una cuota de sus muy buenos salarios
industriales a la construcción de iglesias y escuelas. Algunas parroquias
estaban separadas por menos de 15 kilómetros.
“Si lo necesitaban, las
construían, y con dinero en efectivo”, dijo el Padre Joe Mallia, sacerdote de St. Frances
Cabrini, parroquia de las afueras de Detroit en donde el propio Mallia tomó su
primera comunión en la década de 1970. En ese entonces, el nuevo edificio de la
iglesia, que reemplazó a otra más pequeña, acababa de ser inaugurado. Mallia
recuerda que cuando era niño, había a menudo que estar parado durante las misas
por falta de espacio para sentarse, mientras que ahora la
misa más concurrida sólo ocupa el 75% de capacidad de la iglesia. Al
lado de la iglesia hay una floreciente escuela católica, pero los estudiantes
rara vez asisten a la misa el fin de semana.
De hecho,
lograr una mayor participación de los jóvenes se ha convertido en una prioridad
fundamental para la arquidiócesis. Christopher Gawel, 32, flamante contacto con
los adultos jóvenes de la parroquia, está a cargo de organizar eventos
dirigidos a la juventud católica. Recientemente, alrededor de 70 jóvenes
católicos participaron sobre una discusión sobre el aborto en un bar, dijo
Gawel, que está pensando en celebrar misas, confesiones y hacer reuniones
sociales en tiendas, cafés, o gimnasios.
El arzobispo Allen Vigneron dice que los católicos
tendrán que abrirse a estos cambios. Para dar el ejemplo, hace poco hizo por
primera vez evangelización en la calle, hablando con los transeúntes en una
esquina de Royal Oak, un suburbio de Detroit.
“Por
temperamento soy un tipo muy tímido”, dijo sobre la experiencia, con la que sin
embargo dice haber quedado muy satisfecho.
Esta
evangelización callejera fue liderada por laicos--un signo alentador, dijo
Vigneron, sobre la participación activa de éstos en la vida de la Iglesia.
Monseñor
Barnes, el obispo San Bernardino, también ha recurrido
a los laicos. “No tenemos suficientes sacerdotes, pero creo que este es
el camino por el que Iglesia tiene que avanzar”, dijo.
Para atraer
a los laicos, el padre Horn lanzó el mes pasado la “Operación rama de olivo”,
una unidad de evangelización para “dar la bienvenida de vuelta a aquellos que
se habían alejado de nosotros”.
Un
seminarista que presta servicios en la parroquia utilizó una base de datos para
identificar a los católicos que no habían tenido contacto con la iglesia
durante tres años. A estos se le enviaron luego cartas para hacerles saber que
otros voluntarios católicos los estarían visitando pronto. La parroquia entrenó
a alrededor de 60 voluntarios en las técnicas básicas de evangelización puerta
a puerta, incluyendo cómo presentarse, sonreír, permanecer a una distancia
respetable de la puerta, etc.
Durante tres
sábados de agosto, los voluntarios visitaron los hogares de esos católicos no
practicantes, orando con ellos en los porches delanteros de sus casas y dejaron
tarjetas con información de la parroquia y la leyenda “¡Vuelve
a casa!”
Luciendo el
tradicional cuello romano, el padre Mallia recorre la ciudad en bicicleta,
deteniéndose para charlar con los lugareños en sus patios o en los puestos de
limonada, tratando de ser un recordatorio visible de que la iglesia vive en su
comunidad. “Si
usted se queda sentado en su oficina esperando que la gente venga, usted será
[muy pronto] un sacerdote muy solo y su parroquia se va a morir”,
dijo.
En Riverside, el Padre Ruiz
no tiene ese problema. Coordina reuniones sobre cómo tratar con las drogas y el
alcoholismo en salas llenas de público y aconseja a las
familias con problemas de inmigración. Su lucha es para integrar la
cantidad cada vez menor de feligreses no hispanos con su
congregación mayoritariamente hispana. “Es difícil mantener la unidad
entre ellos”, dijo. La parroquia está en construcción durante el día, y a la
tarde y la noche los padres y los niños van y vienen por las instalaciones,
realizando distintas actividades. Las misas de fin de semana suelen estar
desbordadas de feligreses.
“Tienes que
llegar temprano para conseguir un asiento. Si llegas tarde, olvídalo”, dijo
Christian Castellanos, de 12 años. Él y su madre ayudan a recaudar dinero con
la venta de juguetes y dulces después de las clases de educación religiosa.
El padre
Ruiz dijo que la parroquia ha reunido ya el “90% del dinero” que necesita para
la construcción de la nueva iglesia. Personalmente ha vendido 1.000 frascos de
su mermelada de mango, a US$4 por frasco, y juntado otros US$150.000 con su
participación en la Maratón de Los Ángeles de este año. “Al principio, la idea
de construir una iglesia era [solo] una buena idea”, concluyó el padre Ruiz.
“Ahora es urgente”.
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Comparación del progreso económico entre países capitalistas de mayoría católica, de mayoría protestante y de mayoría atea.
http://economiaytecnologiaentrujillo.blogspot.pe/2012/04/comparacion-del-progreso-economico.html
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