¡Venda rapidito sus acciones de compañías azucareras en Perú! Entran
en bancarrota un quinto de las compañías azucareras en Brasil (el azúcar cayo a
la mitad de precio)
El peso de la deuda y China
amargan la industria azucarera en Brasil
http://lat.wsj.com/articles/SB10839399261965744509304581259664267354074?tesla=y
Un empleado recolecta
caña de azúcar en el estado de Goiás, en Brasil. PHOTO: ERALDO PERES/ASSOCIATED PRESS
Por
JULIE WERNAU
Lunes, 28 de Septiembre de
2015 0:02 EDT
Virgolino de Oliveira SA recorre un camino que ya conocen muchas
empresas azucareras de Brasil que acumularon capacidad de producción para
satisfacer la demanda china de materias primas para luego ver cómo esta se
derrumbaba.
La compañía, ubicada en
la región azucarera del estado de São Paulo, incumplió el pago de un bono que
vencía en febrero y no ha podido renegociar con los acreedores, según Fitch
Ratings. La empresa no pudo ser contactada para que comente al respecto, pero
Claudio Miori, analista de Fitch, dice que es probable que solicite protección
bajo la ley de bancarrota, con lo que se uniría a casi un quinto de los ingenios azucareros de Brasil que
ya buscan ese alivio para cuentas y deudas sin pagar.
“Dejaron de pagarles a los cultivadores de caña de azúcar”, agrega Miori, en referencia a Virgolino de
Oliveira. “Dejaron de pagarles a los bancos. Están a un escalón del default”, una calificación que acompaña una solicitud de
protección por bancarrota.
Los males de la
industria azucarera brasileña ofrecen una clara muestra de los problemas que
enfrentan los mercados emergentes. La
combinación de un crecimiento más lento en China y un exceso en la capacidad de
producción de muchos commodities causó un desplome de los precios de las
materias primas durante los últimos años.
Eso llevó a un declive
de las monedas de los países que dependen de las exportaciones de commodities.
Ahora, las empresas están sufriendo para pagar la deuda que emitieron para
aumentar su capacidad instalada en los años de vacas gordas.
Virgolino de Oliveira
vendió US$300 millones en bonos denominados en dólares en 2012 para expandir sus operaciones, anticipando que
el precio del azúcar sin refinar, entonces a US$0,25 la libra, se mantendría en ese nivel. Otros ejecutivos
azucareros en Brasil, el mayor productor mundial del insumo, hacían la misma
apuesta: que una creciente clase media global mantendría en alza los precios de
los alimentos, especialmente del azúcar.
ENLARGE
Se equivocaron. Los
precios del azúcar tocaron en agosto un mínimo de siete años y actualmente rondan los
US$0,12 la libra.
“No sólo fue la fiebre del
azúcar en Brasil”, dice
Rashique Rahman, director de deuda de mercados emergentes de Invesco Ltd., que
gestiona US$776.400
millones en activos.
“Fue un mercado alcista con
una amplia base para los mercados emergentes. Las tasas de interés eran bajas,
China estaba comprando todo lo que veía. Eran días felices. Creemos que ahora
el ciclo está cambiando”.
Desde inicios de 2010, los inversionistas han inyectado más de US$1
billón en bonos de mercados emergentes, según el Instituto de Finanzas
Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés). Brasil captó 10% de ese
capital. Sin embargo, el flujo de dinero hacia los bonos de mercados emergentes
ha caído marcadamente, a US$53.800 millones, en los primeros ocho meses del
año, según el IIF. Eso representa un descenso de 49% frente al mismo período
del año previo.
Conforme crecía la
ansiedad sobre los mercados emergentes, los inversionistas empezaron a desprenderse de los
bonos brasileños en junio y se
estima una salida de
US$5.900 millones entre junio y agosto.
La posibilidad de un
alza de las tasas de interés en Estados Unidos, que Janet Yellen, la presidenta
de la Reserva Federal, dijo la semana pasada era probable, es otro motivo que
reduce el encanto de la deuda de alto rendimiento de los mercados emergentes.
En Brasil, la
turbulencia política está aumentando la presión sobre la deuda del gobierno y
las empresas, así como sobre el real. El 9 de septiembre, Standard & Poor’s Ratings
Services fue la primera agencia
de calificación de riesgo en ubicar al país latinoamericano en categoría de
“chatarra”.
En lo que va del año, el real ha perdido 33% frente al dólar, lo que lo convierte en una de las monedas de
mercados emergentes de peor desempeño.
El epicentro de la
crisis se puede encontrar en la región centro sur de Brasil, donde se procesa 90% de la caña de azúcar del
país. Desde que el auge de los commodities de la década de 2000 empezó a
desinflarse, 80 ingenios azucareros de 300 han cesado de operar, según Unica,
la Unión de la Industria de la Caña de Azúcar. Se espera que otros 10 lo hagan
este año, de acuerdo con el grupo.
En estos ingenios, la
caña es partida y exprimida bajo alta presión para obtener el jugo de caña que
luego se convierte en cristales, que posteriormente son empacados y enviados a
los puertos. El etanol, que es un combustible altamente usado en Brasil, es a
menudo producido en estos mismos ingenios.
Las plantas insolventes
intentan vender la mayor cantidad de azúcar posible para mantenerse a flote,
dicen comerciantes y productores, lo que se suma al exceso de oferta que
deprime los precios. Los
inventarios del edulcorante están en su nivel más alto en al menos 35 años, según el Departamento de Agricultura de
EE.UU. (USDA, por sus siglas en inglés).
En 2010, la producción de azúcar en Brasil llegó a un
récord de 38,4
millones de toneladas, el
doble de una década atrás. Para la cosecha que empieza el primero de octubre,
la producción del país está fijada en 36 millones de toneladas, según estimaciones del USDA.
Mientras tanto, hay
señales de una debilidad de la demanda. China importó 25% menos azúcar en agosto que en igual mes del año previo, según Price
Futures Group.
“Brasil dependió
demasiado de los commodities”, dice Michael McDougall, director de negociación
de materias primas de Brasil de Société Générale en Nueva York. “Ahora paga las
consecuencias”.
Algunos ingenios
brasileños prosperan a pesar de una inflación acelerada y las altas tasas de
interés en el país.
“Esta es una industria muy
grande”, dice
Andy Duff, director de alimentos y negocios agrícolas de Rabobank Brsail. “Hay
una gran diversidad en términos de modelos empresariales, en términos de
estados financieros”.
Los ingenios con mejor
desempeño suelen ser más diversificados, tienen matrices más grandes que los
mantienen a flote y están cerca de los puertos, dice Fitch.
De todas formas, el panorama es sombrío. En promedio, los ingenios tienen una deuda
27% más pesada este año por tonelada de caña de azúcar, en moneda local,
comparado con el año pasado, según Rabobank.
Igualmente, la
depreciación del real frente al dólar desde comienzos de año no ha impulsado de
forma importante la competitividad de los exportadores brasileños, señala
Fitch.
En Sertãozinho, un pueblo a unos 320 kilómetros de la ciudad
de São Paulo, y conocido como la capital azucarera de Brasil, cerca de 10% de los
trabajadores de la industria han
perdido sus empleos en los últimos dos años, dice Antonio Tonielo, cuya
empresa, Viralcool, posee tres ingenios en Sertãozinho. “Hace cinco años (…)
empezamos a producir más azúcar, y cuando se hace eso ¿qué pasa?”, pregunta.
“Se deprimen los precios y hoy estamos pagando el costo por esa alta producción”.
—Jeffrey Lewis contribuyó a este artículo.
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