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lunes, 21 de septiembre de 2015

En EE.UU., el papa Francisco se enfrentara a unos fieles divididos Por Francis X Rocca encontradoen el WSJ

En EE.UU., el papa Francisco se enfrentara a unos fieles divididos

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Un coro de Maryland ensaya con miras a su participación en una misa oficiada por el Papa.




Un coro de Maryland ensaya con miras a su participación en una misa oficiada por el Papa. PHOTO: MICHAEL REYNOLDS/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY


Por FRANCIS X. ROCCA


Martes, 22 de Septiembre de 2015 0:02 EDT

Cuando Francisco pise suelo estadounidense esta semana, visitará una comunidad católica de gran influencia por tamaño, riqueza y poder político. Pero también encontrará unos feligreses cada vez más divididos sobre la dirección que está tomando la Iglesia Católica.

Los seis días que el Pontífice pasará en Estados Unidos, país que nunca ha visitado, podrían ser un momento decisivo para un papado que ya está generando división entre los fieles en temas que van desde el divorcio hasta el calentamiento global.

La enorme atención que está recibiendo su viaje y el alto perfil de su agenda —un discurso ante el Congreso estadounidense, una visita a la Casa Blanca y un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, entre otros eventos— ofrecerán una oportunidad sin precedentes para el que el Santo Padre pueda enviar su mensaje a los fieles católicos y al mundo en general.


Hay mucho en juego.

 Si el Pontífice hace énfasis en su agenda social y en sus esfuerzos por atraer nuevamente al redil a los católicos decepcionados, podría atraer a una generación más joven que es clave para la revitalización de la Iglesia.

Pero si hace eso, también corre el riesgo de desmoralizar y alienar a un núcleo de creyentes que han permanecido incondicionales en su apoyo a lo largo de medio siglo de agitaciones.


Según Marco Politi, autor del libro “Francisco entre lobos”, este viaje es crucial debido a la influencia que EE.UU. tiene sobre algunos de los temas que el Papa está priorizando, desde el medio ambiente hasta el tráfico de personas.

Pero también es importante porque el Pontífice se reunirá con una “Iglesia dividida” en la cual los obispos y los laicos conservadores resisten sus intentos de liberalización sobre los temas de la familia. “El viaje es importante adentro y afuera”, dice Politi.


La importancia de la Iglesia estadounidense hace de ésta una visita única. Con 80 millones de feligreses, la comunidad católica de EE.UU. es la cuarta del mundo y una de las más generosas en términos de donaciones a organizaciones benéficas e instituciones de la Iglesia, incluyendo el Vaticano.



Como la mayor economía del mundo y la única superpotencia geopolítica, EE.UU. es también una audiencia clave —y blanco— de la enseñanza social de Francisco. Es en esa nación donde sus severas críticas al sistema financiero global generaron las reacciones más fuertes, tanto positivas como negativas.


Los católicos estadounidenses están divididos sobre asuntos eclesiásticos y sobre cuestiones políticas, sociales y culturales que van desde la inmigración, la política ambiental hasta el matrimonio del mismo sexo, temas que han polarizado a la sociedad estadounidense en su conjunto. Francisco se ha metido de lleno en esa división.


El lunes, el papa Francisco ofició una misa en Holguín, Cuba, antes de viajar a EE.UU.


El lunes, el papa Francisco ofició una misa en Holguín, Cuba, antes de viajar a EE.UU. PHOTO: ALESSANDRA TARANTINO/ASSOCIATED PRESS

Desde el Concilio Vaticano II de 1962-1965, cuando todos los obispos católicos del mundo se reunieron para examinar la relación de la Iglesia con el mundo moderno, los católicos en general se han dividido en un número de temas respecto de la enseñanza y las prácticas de la Iglesia, incluyendo la ética sexual y médica y la postura general de la Iglesia hacia la cultura secular. Por casi 40 años, durante los pontificados de San Juan Pablo II y Benedicto XVI, los conservadores disfrutaron de un fuerte apoyo del Vaticano respecto a cuestiones teológicas y morales.


En general, Francisco ha restado importancia a las enseñanzas de ética sexual y médica para concentrarse en los temas de justicia social, en particular las inequidades de la economía de mercado.

Ninguno de sus predecesores inmediatos fue un entusiasta del capitalismo, pero Francisco utiliza un lenguaje particularmente profundo y apasionado para denunciar los aspectos negativos de la globalización.

Se espera, por tanto, que el Papa subraye sus posiciones sobre justicia social y el medio ambiente, con lo que podría apelar a los católicos de la generación del milenio.

Según William V. D’Antonio, profesor de sociología de la Universidad Católica de América en Washington, D.C., sólo 23% de los católicos más jóvenes asiste a misa regularmente, pero este grupo es un gran partidario de causas progresistas como la cobertura universal de salud.

Ese mensaje, sin embargo, podría desalentar a los católicos que apoyan las soluciones de libre mercado para la economía y el medio ambiente. Según Gallup, la caída de popularidad de Francisco entre los conservadores (pasó de 72% el año pasado a 45% recientemente, según una encuesta de la firma) puede ser atribuida a sus declaraciones enfáticamente progresistas sobre cambio climático, capitalismo y la desigualdad de ingresos.


“Entre los conservadores estándar, en particular los conservadores económicos, existe la preocupación de que el Papa está siguiendo el libreto liberal y no aprecia cómo el capitalismo ha sacado a millones de la pobreza”, dice W. Bradford Wilcox, profesor de sociología de la Universidad de Virginia. Mientras tanto, los “conservadores teológicos” están “preocupados más sobre la trayectoria de la enseñanza [del Papa] sobre el matrimonio y la vida familiar”.

Los conservadores teológicos sienten cada vez más que el Papa, en su búsqueda de una iglesia más abierta y acogedora, está promoviendo activamente una agenda teológica progresista.

Están preocupados por las declaraciones del Pontífice, tales como su famoso comentario sobre los funcionarios homosexuales del Vaticano (“¿Quién soy yo para juzgar?”) y algunos nombramientos clave en Roma y EE.UU.


En el país norteamericano, la designación más importante del Papa hasta ahora ha sido la del Arzobispo de Chicago, Blase Cupich, quien recientemente se ganó las críticas de los opositores del aborto al afirmar que la manera en que Planned Parenthood [una organización promotora de los derechos reproductivos en EE.UU.] se ocupa del tema de los fetos abortados no es más censurable que el desempleo o el maltrato de los inmigrantes.


“Si bien el comercio con los restos de niños indefensos es particularmente repulsivo, no debemos estar menos consternados por la indiferencia hacia las miles de personas que mueren diariamente por falta de atención médica decente; hacia aquellos a quienes un sistema de inmigración ineficaz y el racismo les niega diariamente sus derechos; a quienes sufren de hambre, desempleo y carencias; a quienes pagan el precio de la violencia en los barrios saturados de armas; o a quienes son ejecutados por el Estado en nombre de la justicia”, dijo el arzobispo en un comunicado el mes pasado.

La batalla clave para los conservadores teológicos es el debate que tiene lugar actualmente dentro de la Iglesia en temas de familia. El año pasado, el Papa convocó a un sínodo, una reunión de obispos de distintas partes del mundo, para analizar las enseñanzas y las prácticas católicas en ese ámbito. Varios de los obispos designados por el Pontífice para participar de este sínodo —que está dividido en dos partes, la segunda concluye en octubre de este años— son marcadamente progresistas y están a favor de facilitar a los católicos divorciados y vueltos a casar civilmente recibir la comunión, una práctica actualmente prohibida en el derecho canónico, y también tienden a reconocer los aspectos positivos de las llamadas relaciones irregulares, incluidos los segundos matrimonios y los matrimonios del mismo sexo.



El resultado final de estas discusiones podría zanjar el debate desencadenado en la Iglesia poco después de que Francisco se convirtiera en Papa: si éste es un radical que quiere cambiar la enseñanza de la Iglesia o si es simplemente un reformador predicando doctrinas tradicionales en un estilo distintivo. La jerarquía y la mayoría de los católicos laicos opinan lo último; las minorías conservadoras y progresistas temen o esperan que ocurra lo primero.


Ambas partes pueden citar las palabras del Santo Padre sobre cuestiones de familia, lo cual refleja una estudiada ambigüedad. Francisco probablemente mantendrá esa ambigüedad durante su visita a EE.UU., alimentando así ansiedades conservadoras y dejando a algunos progresistas decepcionados y frustrados.

 El papa Francisco llegará a EE.UU. el martes.


El papa Francisco llegará a EE.UU. el martes. PHOTO: ALBERTO PIZZOLI/AGENCE FRANCE-PRESSE/GETTY IMAGES

Si el Pontífice no habla enérgicamente en contra del aborto o del matrimonio entre personas del mismo sexo, corre el riesgo de alienar a los católicos conservadores que dominan 20% de las parroquias de EE.UU, de acuerdo con D’Antonio.

Estos conservadores son una minoría, pero su importancia es desproporcionadamente grande, dice Wilcox, quien los llama las “personas cuyos hijos serán sacerdotes o monjas en el futuro”. Sin embargo, D’Antonio señala que este grupo está en gran medida formado por personas mayores de 75.

Aunque los católicos progresistas pueden estar esperando escuchar lo que quieren oír de Francisco, la mayoría de los católicos conservadores sigue adoptando una actitud de expectativa, dice Wilcox. La visita de esta semana promete ser crucial para determinar su apoyo al Papa.

“Yo espero que diga algo que indique su apoyo al campo provida [anti aborto]”, dice Philip F. Lawler, director de la página web conservadora Catholic Culture. “Creo que esto es necesario en este punto, porque hay tantos católicos buenos y fieles que están muy nerviosos”.

Si el Papa satisface a los conservadores en temas morales, podría hacer incluso más para tranquilizar a su principal base de apoyo: podría ampliar el apoyo a su agenda social.


Según Robert Royal, editor en jefe del sitio web conservador Catholic Thing, si las personas que “se preocupan principalmente por el aborto y la homosexualidad” se sienten seguros del apoyo del Papa en esos temas, van a ser capaces de “escuchar más lo que tiene que decir acerca de la inequidad”.

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