Vuelve
la guerra civil a Turquía, El PKK (la guerrilla
Kurda) decreta la autonomía del Kurdistán turco, cientos de muertos en 3 meses
y devaluación del 16 % en ese lapso, las empresas de energía, construcción y
cemento como Ihlas Holding han caído 4 % en la bolsa en 1 día, ciudades en
estado de Sitio y con toque de queda e incomunicadas con el mundo exterior, convocan
a nuevas elecciones para el 1 de noviembre. El AKP ataca al diario Hurriyet
Nota del autor del blog: Los analistas
dicen que el sr Erdogan quiere manejar a Turquía como su feudo y como perdió la mayoría parlamentaria, esta
que atiza la polarización contra los kurdos y todo comenzó con una bomba no hacia ellos
sino hacia los kurdos turcos que pedían ayuda para los kurdos de siria y Erdogan en vez de bombardear al estado islámico
que dijo haría, más bien desencadeno una guerra total contra los kurdos de Iraq
y de Turquía.
El
cerco a una ciudad kurda agrava la crisis en Turquía
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/09/10/actualidad/1441905607_479670.html
Las
ambiciones de Erdogan y los ataques del PKK llevan el país a la confrontación
Note Cizre a la derecha y al norte de siria
ANDRÉS
MOURENZA
Estambul
10 SEP 2015 –
Selahattin
Demirtas (izquierda), en una manifestación que se dirige campo a través hacia
Cizre, cuyos accesos bloquea el Ejército. / ILYAS AKENGIN (AFP)
El Ejército
turco mantiene la ciudad kurda de Cizre
bloqueada desde hace una semana, sin comunicaciones y con
toque de queda dentro de una operación contra el grupo armado PKK.
Atentados y
emboscadas de la guerrilla; agresiones nacionalistas; ataques a la prensa… Turquía parece haber regresado en espacio de tres meses a la
negra década de 1990, el periodo más crudo de la guerra contra los
kurdos. Y todo cuando, hace apenas medio año, este conflicto que ha causado
unos 45.000 muertos en las últimas tres décadas,
parecía a punto de solucionarse.
En varias
ciudades kurdas en las que se han producido enfrentamientos con las fuerzas de
seguridad, el Gobierno turco ha decretado el toque de queda. “El PKK está llevando
la guerra a las ciudades para obligar a los kurdos a mostrar su lealtad y
mostrar que es la única autoridad en la región”, opina Mehmet Özcan,
experto en terrorismo de la Academia Nacional de Policía.
En Cizre,
tras una revuelta, el Ejército mantiene bloqueados los
accesos de la localidad desde hace una semana, además de cortar las comunicaciones de telefonía e Internet. Una
delegación del HDP compuesta por diputados y dos
ministros que tiene el partido pro-kurdo en el Gobierno de transición ha
intentado llegar hasta la localidad pero se le ha prohibido el paso. “Cizre lleva días
sitiada y sufre un serio desabastecimiento de comida, agua y acceso a servicios
sanitarios básicos. Se teme una masacre”, denuncia la formación en
un comunicado, según el cual 21 civiles ya han muerto a manos de las fuerzas de
seguridad. En respuesta, el ministro de Interior turco,
Selami Altinok, ha señalado que en Cizre han sido eliminados unos 30 “terroristas” de la guerrilla kurda PKK y 11 policías
han sido heridos. Altinok aseguró que no se permitía a los diputados viajar a
Cizre "para no exponer sus vidas a un ataque de provocación".
Varios
cientos de civiles, agentes de seguridad turcos y militantes kurdos han perdido
la vida desde las elecciones del 7 de junio, en las que el gobernante Partido de
la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista moderado) perdió la mayoría
absoluta y la formación pro-kurda Partido de la
Democracia de los Pueblos (HDP), logró los mejores resultados de la
historia. A partir de entonces los acontecimientos se han sucedido en una
espiral hacia el abismo: el 11 de julio el grupo
armado kurdo PKK dio por terminado su alto el
fuego ante la falta de avances en el proceso de paz; el 20 de julio un atentado suicida supuestamente perpetrado por el Estado Islámico acabó con la vida de 33 jóvenes activistas
pro-kurdos; el Gobierno anunció su “guerra
contra el terrorismo” deteniendo a cientos de personas y bombardeando las bases
del PKK en Irak y Turquía y, en menor medida, las de los yihadistas en
Siria; la guerrilla kurda incrementó sus ataques –sólo en la última semana ha
matado a más de 30 soldados y policías- y, para colmo, los partidos turcos no
lograron pactar una coalición y se convocaron nuevas elecciones para el 1 de noviembre.
En una
reciente entrevista con EL PAÍS, el líder del HDP,
Selahattin Demirtas, atribuye el descarrilamiento del proceso de paz al
presidente turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan.
Antes de los comicios, mantiene Demirtas, “vio que su apoyo en las encuestas descendía
y comenzó un discurso nacionalista turco”, además de impedir desde
marzo que la delegación kurda se entreviste con Abdullah
Öcalan, fundador del PKK y uno de los principales negociadores del
proceso, que se encuentra encarcelado en una isla-prisión turca. No son solo
los kurdos quienes culpan al presidente; el jefe de la oposición, el socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, ha afirmado que toda esta violencia “tiene un solo responsable”, Erdogan,
al que acusan de crear el caos para que el AKP recupere
la mayoría absoluta en los próximos comicios, modifique
la Constitución y establezca un sistema presidencialista. El propio
Erdogan lo reconoció implícitamente el pasado domingo cuando, en una entrevista
para la cadena ATV, dijo: “Si cierto partido hubiese conseguido 400 diputados o
un número suficiente para cambiar la Constitución, la situación hoy habría sido
muy diferente”.
Del otro
lado, las posturas también se han radicalizado. El PKK ha hecho oídos sordos a los llamamientos de la dirección del HDP
a que abandone la lucha armada.
“El PKK se siente
fuerte a causa de las condiciones creadas en la región, por la lucha de los
kurdos contra el Estado Islámico. Viendo el apoyo internacional cosechado por
los cantones autónomos declarados por los kurdos de Siria, han pensado que
también podrían hacerlo en Turquía”, sostiene Mensur Akgün, director del think tank GPoT. De
hecho, numerosos alcaldes de localidades kurdas
han sido detenidos o están siendo investigados por haber
declarado la autonomía de forma unilateral, siguiendo las directrices del grupo
armado.
La continua
llegada de ataúdes del sudeste de Turquía también ha despertado los
sentimientos nacionalistas y anti-kurdos de la población turca y, además de las
multitudinarias marchas contra el terrorismo, se han
producido ataques contra 128 sedes del HDP.
El partido ultranacionalista turco MHP –muy activo en las
protestas- se ha desvinculado de la ola de violencia, acusando a los islamistas del AKP de estar detrás de ella. En otro de
los tumultuosos ataques de esta semana, en este caso contra la sede del diario opositor Hürriyet, una cámara grabó al diputado
del AKP Abdurrahim Boyukalin liderando a los
agresores y diciendo: “Cualesquiera que sean los resultados de las elecciones
del 1 de noviembre, haremos [a Erdogan] presidente [de un sistema presidencialista].
Y luego, todos estos [sus detractores] serán expulsados”.
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