El
corretaje de alta frecuencia no es
ciencia ficción, es la realidad mediante la cual computadoras ultra rápidas
manipulan los precios de las acciones a
la velocidad de la luz
Los
corredores de alta frecuencia y el peligro de un crack bursátil
Nota del autor del blog : la noticia
es de hace 2 años pero vale la pena leerla para aprender sobre de que trata.
Mas o menos alguien va al sitio de corretaje y
lanza una oferta de compra importante o venta
como cualquier mortal , entonces un programa automatizado detecta lo que
quieres hacer y mediante una computadora ultra veloz envía la oferta a la
velocidad de la luz por cable óptico antes que ud y se adelanta y ya la oferta tiene
otro precio no muy diferente gana centavos pero si lo hace miles de veces y ya
suma bastante dinero
http://www.proceso.com.mx/?p=355142
MARCO
APPEL
11
DE OCTUBRE DE 2013
PRISMA
INTERNACIONAL
Una de las
caída en Wall Street.
Foto: AP
BRUSELAS
(apro).- Poco antes del
mediodía del jueves 12 de julio de 2012, Joe Saluzzi,
fundador y socio de la agencia de bolsa Themis Trading,
quedó atónito ante lo que veía en un monitor de su oficina de Manhattan
conectado al mercado bursátil de Wall Street.
Todo comenzó
cuando Saluzzi ajustó la terminal sobre los títulos de
la trasnacional Coca-Cola.
“La gráfica que aparece
en naranja sobre fondo negro lo deja sin voz. En una oscilación tan poderosa
como regular, la acción dibuja unas olas. Esas pulsaciones, amplias y
simétricas, no tienen nada que ver con los movimientos cotidianos de la bolsa,
erráticos y difícilmente previsibles. Esta sucesión de picos y hondonadas sigue
un ritmo preciso”,
narra el
libro titulado Krach
Machine, cómo los traders de alta frecuencia amenazan con hacer estallar la
bolsa, de los periodistas suizos Frédéric
Lelièvre y François Pilet.
“Los movimientos se
realizan en cadencia, en ciclos de una hora… Treinta minutos de descenso
durante media hora, seguido de treinta minutos precisos de alza. Y va de nuevo.
La acción de un grupo que pesa 172 mil millones de dólares en la bolsa de Nueva
York pulsa sobre las pantallas como un electrocardiograma gigante.
Más inquietante aún: el título (de Coca-Cola) no es el único afectado. McDonald’s, IBM y Apple siguen el mismo movimiento cronometrado”.
Saluzzi
escribió en la ventana de un programa de discusión en directo: “Esta
cosa no es humana, esto no tiene sentido”.
El
extraño fenómeno bursátil,
que desapareció media hora antes del cierre de Wall Street, a las 17:00 horas
locales, no fue reportado por la prensa
ni por las agencias de información financiera, recuerdan los autores, y la Securities and Exchange Commission (SEC), la
agencia del gobierno de Estados Unidos que aplica la ley en los mercados de
valores del país, no abrió ninguna
investigación al respecto.
Riesgo
fatal
Como sacado
de un guión de ciencia ficción, la
anomalía fue generada por alguno de los programas
informáticos, llamados algoritmos, que fondos especulativos y bancos internacionales han diseñado
sigilosamente con la finalidad de pasar órdenes de compra y venta de títulos de
manera autónoma, sin intervención humana, con el objetivo de realizar “el
sueño más viejo del mundo de la finanza: ganar siempre, al menos en la teoría”,
precisan los autores.
Editores de las secciones de economía
y finanzas del
periódico Le
Temps y el semanario Le Matin Dimanche de Suiza, respectivamente, Lelièvre y Pilet realizaron una profunda investigación
tras la que concluyen que el sistema financiero internacional se dirige hacia
un “fatal crack
bursátil” si persiste la incontrolable y frenética actividad de los
algoritmos que utilizan sin escrúpulos algunos corredores (traders) de alta frecuencia (HFT, por sus siglas en
inglés).
Esos
programas son capaces de transmitir diariamente
una gigantesca cantidad de órdenes de intercambio de títulos que pueden
generar millones de dólares de ganancias.
A
través de las operaciones de alta frecuencia se realiza 60% del número de
transacciones en Estados Unidos y 40% en Europa.
Apoyada en
documentos judiciales de Estados Unidos, principalmente, y en testimonios
inéditos de actores directamente involucrados en el tema, la investigación ha
atrapado la atención de la prensa europea por la detallada recreación que hace
de los episodios en que esos algoritmos han
desestabilizado las bolsas y que sólo suelen conocer quienes están
inmersos en el sector.
En
entrevista telefónica con Apro desde Ginebra, Lelièvre señala:
“La manipulación de la
bolsa es un riesgo que existe desde que la bolsa existe. Pero el trading de
alta frecuencia representa una nueva manera de hacerlo y lo ha vuelto
prácticamente indetectable, ya que es muy complicado probar la manipulación”.
El libro
expone que la bolsa NYSE Euronext, creada en
2007 con la fusión de Wall Street y las bolsas europeas,
y en la que cotizan 4 mil 500 empresas,
permite a sus clientes de alta frecuencia transmitir
sus órdenes en 0.037 milisegundos, es decir a una velocidad 6 mil 756 veces más rápida que un abrir y cerrar de ojos.
Para ello
fue necesario construir en un hangar de 30 mil metros
cuadrados en la periferia de Londres, en
Basildon, un inmueble a prueba de bombas,
protegido de las ondas electromagnéticas y sobre el que no pasan
corredores aéreos, en donde se reunieron los servidores de las bolsas y
aquellos de los traders, ajustados al microsegundo.
Los
periodistas, a quienes se les permitió visitar el “búnker”, cuya réplica se
encuentra en Mahwah, a las afueras de Nueva York,
remarcan que, anterior a la apertura de Basildon, cuya construcción
demandó una inversión de 500 millones de dólares, los corredores de
bolsa no podían acceder electrónicamente a todos los mercados bursátiles.
Más todavía,
añaden que la “guerra por la velocidad”
desatada en el sector empujó la instalación, que debe finalizar este año, de un nuevo cable trasatlántico que costó 250 millones de
dólares y que promete disminuir en cinco milisegundos
(a menos de 60 milisegundos) las transmisiones bursátiles entre Londres y Nueva York en relación con el cableado
actual, que sigue una ruta más al sur.
Ofensivas
cronometradas
La velocidad con que opera el sistema
financiero da vértigo.
En el libro se cita un caso provocado el 4 de junio de 2010 a las 11 horas, ocho minutos, 55 segundos
y 152 milisegundos por un algoritmo operado sobre la bolsa electrónica Nasdaq desde la ciudad de Nanking, por un grupo
de 55 traders chinos, a través de una plataforma manejada por la agencia Hold Brothers en Nueva Jersey, Estados Unidos.
Con base en
los reportes de investigación de la SEC, los autores describen lo que llaman “un ataque
cronometrado”.
El algoritmo chino envía una orden de
venta de mil acciones de la empresa industrial Grainger
a un precio de 101.34 dólares, la mejor en ese instante. En los 170
milisegundos que siguen, el mismo programa lanza una descarga de 11 órdenes de
compra, de 2 mil 600 acciones, a un ritmo de alza progresiva que llega al
precio de 101.33 dólares.
Diez
milisegundos después otro algoritmo activo en ese momento, previendo que el
precio de compra alcanzaría los 101.34 dólares, compra
las mil acciones en venta.
Diez
milisegundos después el algoritmo chino anula las órdenes de compra y cae la oferta y la demanda de
las acciones a su nivel precedente.
Ahora el programa chino lanza una orden para
comprar mil de esas mismas acciones a 101.30 dólares y descarga 11 ofertas a la baja, por lo que el algoritmo “víctima” las vende 96 milisegundos
después, previendo que el precio caería
todavía más.
La
operación, que duró sólo cuatro segundos, dejó 40 dólares de ganancia a los
traders chinos, que, según la SEC, entre enero de 2009 y septiembre de
2010 lanzaron sobre el Nasdaq 8 millones de órdenes que
derivaron en 325 mil transacciones, por las que
obtuvieron 1 millón 800 mil dólares de beneficios con
esa técnica (layering).
No obstante,
un “algoritmo solitario” posee en Estados Unidos el récord de órdenes en un
segundo: 47 mil 138, que no produjeron ninguna
transacción.
Las
operaciones se ejecutan tan rápido que el control de la “máquina financiera no está
garantizado actualmente”, afirma Lelièvre en la entrevista, y agrega: “los algoritmos se
desbocan inesperadamente y la bolsa se derrumba”.
Relata que
el 1 de agosto de 2012, Knight Capital, “un actor
de peso en el trading electrónico, casi
quiebra en un lapso de media hora a causa de una falla (bug) de su algoritmo, que se volvió loco y no lo pudo
controlar”. La firma perdió 440 millones de dólares,
y la respuesta de la SEC fue sólo organizar una mesa redonda con los actores
del sector.
Frenar
el sistema
La alta
peligrosidad que representan estos programas
informativos ultra-veloces quedó de manifiesto por primera ocasión el 6 de mayo de 2010, cuando ocurrió el crack bursátil bautizado como Flash Crash (Crack Relámpago),
refieren en su investigación los periodistas suizos, que califican el suceso
como “la
más grande caída y también la más rápida remontada jamás registrada en la
historia de Wall Street”.
A partir de
un reporte de la SEC, el libro narra que a las 14:30 horas de ese día la bolsa
estadunidense observó una presión a la baja. Dos minutos después una firma
establecida en Kansas decidió ordenar la venta, a través de un algoritmo, de instrumentos financieros de protección
contra la evolución del mercado, llamados E-Mini,
por un valor de 4 mil millones de dólares. Esa misma operación hubiera tomado
cinco horas sin utilizar el programa de algoritmo, que la ejecutó en 20 minutos.
El pánico
atrapó los mercados y a las 14:42 horas la caída tomó una magnitud inédita: en
los siguientes
tres minutos se perdieron 700 mil millones de dólares, un monto
equivalente a los beneficios que acumularon en 2010 las 500 empresas más grandes de Estados Unidos.
En
14 segundos, los
corredores de alta frecuencia se retiraron brutalmente del mercado y sólo compraron 200 de los 27 mil contratos E-Mini que
habían intercambiado, lo que amplificó la caída. A las 14
horas 45 minutos y 28 segundos, la bolsa tuvo que suspender durante
cinco segundos las cotizaciones del instrumento financiero, tras lo cual los
precios se estabilizaron y cinco minutos
más tarde recuperaron su nivel anterior al incidente.
La SEC
entregó su reporte el 30 de septiembre de 2010,
casi cinco meses después. Otras investigaciones llegan a durar años.
Desde
aquella ocasión, mencionan los autores en su libro, casi cada mes ocurre una falla algorítmica similar, y entre 2006 y 2011 se documentaron 18 mil 520 caídas y picos “ultrarápidos”,
de acuerdo con un estudio de la Universidad de
Coldwell, en Nueva York, publicado en febrero de 2012 y que menciona el
libro.
Lelièvre
comenta a Apro:
“En nuestra
investigación algunos traders de alta frecuencia se quejaron de esos
algoritmos; decían que los inducían al error al hacerlos creer que hay una
presión para comprar un título mientras que en realidad alguien está sacando
provecho con la venta”.
Prueba de
que hay un interés manipulador detrás de esos programas informáticos es que nueve de cada diez órdenes efectuadas son anuladas porque
no obedecen a un legítimo interés
económico, refiere Lelièvre.
–¿Usted
piensa que se debe regular la actividad del trading que maneja estos
algoritmos?–, se le cuestiona.
–Hay que
mejorar su control y su utilización.
El trading algorítmico
no es forzosamente malo en sí mismo.
Es un progreso tecnológico.
El punto es
cómo limitar el riesgo.
Existe un
inmenso debate al respecto, el cual es muy técnico.
En Europa se
plantea la reducción de la velocidad con que operan. La Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros (MIFID II) de la
Unión Europea prohíbe la
anulación o la modificación de una orden durante un periodo de 500
milisegundos. Eso ya es mucho en relación a la velocidad con que hoy
funcionan los sistemas y me parece un nivel correcto de automatización. Así
también se gana tiempo de reacción en caso de haber un problema.
En lo que
fue una primicia, a finales de abril pasado el director ejecutivo de la plataforma bursátil EBS, Gil Mandelzis, anunció la
intención de limitar la velocidad de sus sistemas algorítmicos, ya que,
reconoció en una entrevista con el diario británico Financial Times, publicada el
28 de abril, los jugadores de bolsa de alta frecuencia cruzaron “la línea de riesgo” y han “dañado los mercados”.
También
marcó un hito la aprobación en el parlamento alemán,
el 28 de abril último, de la primera ley que obliga a los traders de alta
velocidad a garantizar que sus algoritmos no puedan perturbar los mercados, y fija una proporción mínima entre las órdenes ejecutadas y
aquellas anuladas para luchar contra las manipulaciones del mercado.
Al respecto,
Lelièvre opina que “no sirve de nada legislar país por país”. Además, observa,
en Alemania no hay traders de alta frecuencia,
por lo que se requiere “una respuesta al menos a escala europea, porque
negociar una a nivel internacional es muy complicado. En Europa tenemos una
reglamentación, la MIFID II, pero en Estados Unidos no”.
Nota del autor del blog: como el articulo es de
hace 2 años ya hay trading de alta frecuencia en Alemania y es más, domina todo
el mercado pan europeo creo
No hay comentarios:
Publicar un comentario