Una
avalancha humana de turistas norteamericanos prefiere a Cuba un destino turístico
cercano, un pueblo culto y un país seguro a diferencia de Egipto y Medio Oriente lejano e inseguro y muchas veces mortal.
Lo malo es que los hoteles centrales están desbordados
y escasean víveres en cantidades no usuales y tampoco hay internet masivo y las
tarjetas de crédito estadounidenses todavía no funcionan en la isla. (Todo esto
que falta es una oportunidad de negocio).
El
sector turístico de Cuba no da abasto ante la ola de visitantes
http://lat.wsj.com/articles/SB12177959380318133490704581239360522960884?tesla=y
Un grupo de
turistas se movilizan en un auto antiguo en La Habana, algo común por estos
días en la capital cubana. PHOTO: ALEJANDRO ERNESTO/EUROPEAN
PRESSPHOTO AGENCY
Por
RYAN DUBE
Viernes,
18 de Septiembre de 2015
0:03 EDT
LA
HABANA—La mayoría de los
días, el pequeño restaurante que Julio César Imperatori
opera en La Habana Vieja está repleto de turistas que empezaron a llegar en
grandes cantidades a la capital cubana desde que el gobierno del presidente de
Estados Unidos, Barack Obama, puso fin a medio siglo de enemistad e inició la
normalización de las relaciones diplomáticas con la isla comunista.
Pero a
medida que su negocio prospera —sobre todo con la llegada del papa Francisco a
La Habana este sábado—, a Imperatori le cuesta cada vez más trabajo encontrar
productos para satisfacer la creciente demanda. Dado que no existe un mercado mayorista al que pueda acceder,
el emprendedor gastronómico tiene que hacer sus compras en tiendas minoristas,
competiendo con familias en busca de todo tipo de artículos, desde café hasta
aceite de oliva.
“Bebidas, cervezas,
mantequilla, aceite. La gente puede molestarse, por la mantequilla sobre todo”, dice Imperatori, señalando cómo
otros compradores se enojan a veces con él por comprar gran cantidad de estos
bienes limitados. “Con la llegada de Papa van a venir más [turistas]. Los
productos se van a acabar más rápido”.
El gobierno
espera que enormes multitudes, principalmente de
cubanos, se movilicen durante los cuatro días de visita
del papa Francisco al país. Esto aumentará la demanda de restaurantes,
hoteles y otros negocios de La Habana que ya están bajo fuerte presión
turística.
Los viajeros
se enfrentan a desafíos propios. Eduardo Fagioli, un brasileño de 42 años, dijo
que tuvo dificultad para confirmar su reserva en una
casa privada debido a la falta de Internet. Rose Lavarias, una joven
española de 26 años, indicó que su habitación
de hotel tenía un baño sucio. Saranda Belica, una funcionaria de
Connecticut, canceló sus planes para alquilar un auto y conducir a la ciudad
colonial de Trinidad después de enterarse de que las
tarjetas de crédito estadounidenses todavía no funcionan en la isla.
Belica también dijo que tenía problemas para encontrar agua embotellada.
ENLARGE
“En realidad
no había manera de que Cuba pudiera prepararse plenamente para esto, para este
tipo de flujo [de turistas]”, dijo Tom Popper, presidente de Insight Cuba, una
agencia de viajes con sede en Nueva York. Desde enero, la agencia ha duplicado
sus reservas de viajes a la isla. “Ha sido extraordinario”.
Hasta julio, unos 2,2 millones de viajeros internacionales
visitaron Cuba, 17% más respecto al mismo periodo de 2014, según la
oficina de estadísticas del gobierno. El país caribeño está camino a superar su
récord anual de 3 millones de visitantes, establecido el año pasado.
El número de
visitantes estadounidenses también está subiendo debido a que Washington ha
aliviado las restricciones de viaje de sus ciudadanos. El año pasado, cerca de
90.000 estadounidenses —sin contar a quienes tienen familiares cubanos—
visitaron la isla. El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, dijo en agosto
que los viajes del país norteamericano a Cuba
aumentaron 35% desde enero, poco después de que el presidente Obama
anunciara el deshielo.
Manuel
Almenárez invierte buena parte de su día en la búsqueda de alimentos e
ingredientes para el restaurante en el que trabaja en La Habana Vieja, el cual
ha registrado un aumento de clientes. PHOTO: RYAN DUBE/THE WALL STREET JOURNAL
“Los
estadounidenses están llegando, así que queríamos ver esto antes de que
cambie”, dijo Gerry Prendergast, un turista irlandés de 55 años, después de
tomar fotos de los autos estadounidenses de la década de los 50, tan comunes
todavía hoy en Cuba.
Muchos
cubanos le dan la bienvenida a la afluencia de dólares de los turistas. Rolando
Díaz ha registrado un alza en su negocio: pasear extranjeros por la ciudad a
bordo de su Mercury 1953 blanco. “Todos quieren estar con esos coches”, dijo
mientras dejaba a unos turistas en un bar alguna vez frecuentado por Ernest
Hemingway. “Para ellos, es un sueño”.
A pocas
cuadras, Héctor Higuera abrió recientemente un nuevo y elegante restaurante.
Sus clientes son turistas que recorren las muy transitadas calles habaneras
para comprar puros y camisetas con los rostros de los revolucionarios cubanos.
Higuera dijo que uno de sus mayores desafíos es encontrar empleados que sepan
cómo servir a los clientes. “Deberían tener más escuelas de servicio
para enseñar a los jóvenes cómo moverse en el mundo real”, dijo.
Los pequeños
empresarios no son los únicos con problemas. En el popular hotel Habana Libre
—el antiguo Hotel Hilton, que sirvió brevemente como sede de gobierno para los
hermanos Castro cuando tomaron el poder en 1959— la mitad de los ascensores
estaba hace unos días fuera de servicio, lo que produjo largas filas de
huéspedes para subir apretujados a los otros ascensores que servían.
Algunas
empresas estadounidenses han entrado en un mercado
turístico dominado desde hace años por empresas europeas y canadienses. Estas
fueron invitadas en la década de los 90, cuando Fidel Castro permitió por
primera vez la inversión extranjera, después de la caída de la Unión Soviética.
Airbnb, la
plataforma web de reservas de hospedaje con sede en San Francisco, comenzó a
recibir listados de Cuba a principios de este año, luego de haber contactado
las redes de casas de huéspedes privadas del país. El próximo año, Carnival
Corp. planea ofrecer cruceros culturales a Cuba con
embarcaciones de hasta 710 pasajeros. Y American Airlines anunció
recientemente que comenzará a ofrecer vuelos chárter desde Los Ángeles a La
Habana.
Marriott
International dijo que anticipa que la isla reciba 1,5
millones de visitantes estadounidenses al año si se eliminan las
restricciones de viaje.
A Cecilia
Utne, presidenta de Cross Cultural Journeys, una agencia de viajes con sede en
el estado de Washington, al noroeste estadounidense, que ofrece excursiones
culturales a Cuba, le está resultando difícil conseguir habitaciones de hotel
para los próximos viajes, sobre todo en La Habana.
“Si tiene grandes
grupos debe casi que dirigirlos fuera de La Habana, y si usted desea permanecer
en La Habana tienen que quedarse en la periferia”, dijo después de un reciente viaje
con un grupo de estudiantes de negocios estadounidenses.
María
Castro, de 59 años, quien vive en La Habana, está aprovechando la escasez de
espacio hotelero para alquilar habitaciones en su casa. Pero sin acceso
constante a Internet, Castro debe depender de su hijo en Nicaragua para
confirmar las reservas de extranjeros por e-mail.
“Si tuviera
la posibilidad de alquilar a turismo constante, yo lo haría, porque sueño un
día tener un coche y es la única posibilidad”, dijo.
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