¿Quieres
ser rico? El mundo usa trading de alta frecuencia
http://www.cnnexpansion.com/especiales/2015/01/28/trading-de-alta-frecuencia-por-que-esta-en-boca-de-todos
Esta tecnología bursátil permite ganar millones
de dólares en milisegundos, pero genera polémica; entérate cómo opera y por
qué ha generado una guerra de opiniones dentro del mundo financiero.
Por:
Carlos
Carabaña
|
Sábado, 07 de febrero de 2015 a las 06:00
El High Frequency Trading analiza los mercados en milisegudos.
O
CIUDAD
DE MÉXICO
(CNNExpansión) — Durante los 300 milisegundos que tarda un parpadeo, una supercomputadora conectada a una red de alta velocidad
puede realizar cientos de operaciones bursátiles y hacer que sus dueños ganen millones de dólares. Lo mejor de todo, permite a los operadores
acceder a precios, volúmenes e información antes que nadie.
A esta
tecnología se le conoce como trading de alta frecuencia
o High-Frequency Trading (HFT, por sus siglas en inglés) y para ser una técnica
reciente, ha conquistado el mercado de valores en poco tiempo.
Sin embargo,
la técnica ha dividido opiniones sobre si es benéfica o si socava la confianza
en los mercados. Incluso el fiscal general de Nueva
York, Eric Scheneiderman, dijo en marzo de 2014 que busca implementar
reformas para regular la actividad.
“High-Frequency
Trading y la alteración del mercado es un buen ejemplo de que la tecnología no es el problema,
sino lo que se hace con ella”, dice el consejero ejecutivo de la bolsa de valores de Berlín, Artur Fischer, quien fue el encargado de poner en marcha Equiduct, la plataforma
de HFT del mercado de Berlín.
Actualmente,
estos algoritmos ultra veloces están involucrados en la
mitad de las negociaciones realizadas en las bolsas europeas y
estadounidenses.
En Estados Unidos, por ejemplo, en 2009, un 73% de las transacciones se realizaron con
esta plataforma; pero su presencia ha decaído por el control legislativo.
En las bolsas de Asia está presente en 12% de las negociaciones, excluyendo a Japón y Australia, que
han abrazado esta innovación en 35 y 27%,
respectivamente.
México, según The
Wall Street Journal, trata de atraer a las compañías que los
proporcionan.
La revista Quo en su edición de enero 2015 publica algunos datos acerca de la polémica
que rodea a dicha herramienta, que permite hacer millones
en menos de dos segundos.
La
'guerra'
En la década
de 2000, el autor del libro Flash Boys: A Wall Street Revolt, Michael Lewis, sigue las
andanzas de Brad Katsuyama, un broker que
declara la guerra al HFT y narra sus esfuerzos por luchar contra un mundo que
considera viciado por este tipo de comercio hasta que funda su propia bolsa de
valores, IEX, cuyo lema es “un mercado que trabaja para los inversores”.
La
investigación de Katsuyama comienza cuando, al tratar de comprar al valor que aparece en su pantalla de
información, el precio varía y se desvanece, causándole pérdidas millonarias a
su empleador, el Royal Bank of Canada.
Tras
reclutar un equipo de outsiders de Wall Street, descubre el motivo: cuando emite una orden, su programa informático busca por
todas las bolsas de valores dónde ejecutarla al valor de mercado.
Al llegar al primer mercado, la
transacción se realiza y es detectada por los algoritmos de HFT, que usando su mayor velocidad se adelantan para llegar antes al resto de
mercados de valores, alterando el precio y arañando esos céntimos de beneficio.
El
debate
A favor. Los defensores del HFT alegan que
proporciona liquidez al permitir que se comercie a cualquier hora del día y sin
importar las condiciones, reducen los costos y ayudan a 'descubrir' el precio
correcto.
En contra. El académico
de la Escuela de Administración de Yale, Frank Zhang critica estas
afirmaciones. En su artículo High-Frequency Trading,
Stock Volatility, and Price Discovery concluye que el HFT conduce a una
volatilidad perjudicial de los precios, además de que la liquidez que aporta es
muy temporal, de escasos milisegundos.
¿Una prueba de su peligrosidad?
Según Zhang,
la prueba de su postura se encuentra en el Flash Crash de 2010, cuando un
operador dio una orden de venta que no
pudo cumplirse y ante la caída de los precios, los
algoritmos comenzaron a vender a velocidad supersónica.
O el falso
tuit de la agencia de noticias AP sobre un atentado contra la Casa Blanca que
desplomó el Dow Jones en 2013.
“Ninguno de esos
eventos fue causado por los HFT, el Flash Crash lo provocó un humano, un
vendedor de futuros, que hizo que sus señales fueran mal interpretadas. Gracias
a las máquinas las cosas van más rápido de lo que podemos manejar, pero no
podemos echarles la culpa”, defiende Artur Fischer.
Cuestión de riesgos
El escritor John Lancaster reflexiona magistralmente en su ensayo Whoops! Why Everyone Owes Everyone and No One Can Pay
que un ser humano 'normal' evitará el riesgo, mientras que los jugadores en los
mercados de valores es justo eso lo que buscan, porque es la forma de
multiplicar ganancias.
También
advierte que estos financieros siempre creen que habrá otra persona con la
disposición de asumir más riesgos. Hasta que alguien dice basta y, como un
castillo de naipes, todo cae. El autor bautiza este proceso como la 'teoría del más loco'.
Ese mundo
sin riesgo no existe, pero un jugador de bolsa, ya sea humano o mecánico,
aspira a controlarlo, calcularlo, domarlo. En el riesgo, en la contingencia o
proximidad de un daño, encuentra sus mayores beneficios, jugando con la
posibilidad de que los peores escenarios nunca llegarán a cumplirse.
Y si algo ha demostrado la economía
desde 2008 es que sus peores diseños, esos que creía imposibles, pueden convertirse en realidad.
Así
funcionan
Las
supercomputadoras de HFT
son capaces de analizar lo que pasa en las bolsas de
valores en milisegundos y reaccionar ante ello, vendiendo o comprando
grandes volúmenes de acciones con las que se ganan unos céntimos de dólar cada
vez que esto sucede y que se transforman en millones de dólares por la magia de
la acumulación.
“La gente usa
algoritmos, secuencias lógicas de eventos iniciados por una computadora que,
tras inspeccionar el ambiente y las circunstancias, decide por sí misma
comerciar”,
explica Fischer.
Estos
códigos se basan en análisis estadísticos, cuya probabilidad de acierto es
menor cuanto más tiempo pasa desde el momento de la predicción, para calcular
los precios de un paquete de acciones. “Aquí no hablamos de un acierto de un día o
dos semanas, sino de segundos”, advierte.
Las empresas
que manejan la plataforma tratan de poner sus computadoras lo más cerca posible
de los centros donde están alojados los servidores de las bolsas. Por ejemplo,
una empresa de HFT puede estar en Frankfurt, y
alquilar un espacio cerca de la bolsa de Londres
para correr un algoritmo configurado en Alemania.
"Puedes ahorrar 30
milisegundos", asegura Fischer. En ese tiempo, la plataforma Equiduct
de Berlín realiza más de medio millón de transacciones.
En
menos de un parpadeo
Las predicciones
a raíz del HFT tienen una vida muy corta, ya que “la información en la que están
basadas cambia cada pocos segundos”. Por ejemplo, en conjuntos de
acciones de Yahoo o Microsoft pueden incidir al día 100 millones de hechos, noticias o imprevistos
que afectan el precio.
Las órdenes
de compra o venta se apuntan en un archivo llamado order
book, que se actualiza en forma constante a lo largo del día cambiando
los precios de las acciones, con lo que cada vez se tienen que recalcular las
posibilidades.
“Así que si
tu predicción te dice ‘compra’ o ‘vende’, tienes que hacerlo muy rápido, a la velocidad de la luz. Pensarás que es
muy veloz, pero, en realidad, no es suficiente”, dice Fisher.
Una señal
desde una empresa de Frankfurt a Londres tarda 30 milisegundos en llegar; las computadoras que
funcionan en las bolsas de valores necesitan un tiempo para recibirla y
ejecutarla.
Eso se llama
lactancy y es con lo que juegan los comerciantes
que usan HFT, para aprovechar las diferencias
entre precios en el rango del céntimo que solo existen durante periodos de milisegundos.
Hacen lo que
han hecho siempre los intermediarios de las bolsas usando la velocidad como
ventaja, con la diferencia entre el éxito y el fracaso cifrado en menos de un
parpadeo.
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