Los
secretos de la longevidad
Los secretos de la longevidad consisten
en:
.-No estar preocupados por el futuro,
.-Hacer una actividad física cada 20 minutos;
.-Comer legumbres principalmente frijoles como indica la
biblia,
.-Vivir en la altura, libres del smog y del gas radiactivo radón 3 veces más
denso que el aire,
.-Tomar vino con abundantes antioxidantes, todos esos poli
fenoles,
.-Hacer actividad social ¿será para prevenir el Alzheimer?,
.-Comer
verduras ,
.- Maíz,
.-Habas,
.-Lentejas y
.-Soya,.
En Perú una anciana de 117 años recomienda
comer:
Papa, oca, mashua, carne de cabra y
carnero, leche, queso de cabra y habas
Los
secretos de la longevidad están en las aldeas de Cerdeña
http://lat.wsj.com/articles/SB11686311099010934519204581014123793170858?tesla=y
No es sólo una cuestión de
alimentación, sino que también abarca factores sociales y culturales
Por DAN BUETTNER
lunes,
1 de junio de 2015 20:14
EDT
Un grupo de
viejos amigos en Villagrande Strisaili, Cerdeña, en junio de 2013. Claudine
Doury/Agence VU
En una serie de aldeas en las montañas de la isla italiana de
Cerdeña, hay 21 centenarios en una población de 10.000 habitantes. En
cambio, alrededor de cuatro de cada 10.000
estadounidenses llega a los 100 años. ¿Qué saben los sardos que los
países obsesionado con la dieta y la salud desconocen?
Visité este
epicentro de la longevidad en abril en compañía del demógrafo
belga Michel Poulain,
del
genetista evolucionario italiano Paulo Francalacci y
de
Gianni Pes, un físico e investigador médico italiano. Durante los últimos 11 años, hemos
estudiado lo que denominamos “zonas azules” alrededor del mundo, es decir
lugares en que la gente vive más tiempo y con los menores índices de males
crónicos.
Cuando
empecé a escribir sobre el área hace una década, los científicos
pensaban que los genes jugaban un papel en la extraordinaria longevidad de los
sardos. Este enclave de 14 aldeas es el
hogar de una de las poblaciones genéticamente más homogéneas del mundo,
superada solamente por la de Islandia.
Desde
entonces, la noción de una ventaja genética ha sido cuestionada. Según Pes,
varios estudios han mostrado que los indicadores genéticos de las personas
centenarias —como los asociados con la
mortalidad cardiovascular, el cáncer y la inflamación— no difieren
significativamente de los de la población general.
Basado en el
trabajo que realizamos en Cerdeña y otras cuatro zonas azules, un equipo de
investigadores en la Universidad de Minnesota
nos ayudó a aplicar un proceso de ingeniería a la inversa a la dieta de las
poblaciones más saludables del mundo. Agrupamos 155 encuestas sobre los hábitos
de alimentación de las cinco zonas, cubriendo las dietas de los últimos cien años, y generamos un promedio global.
Más de 65% de lo que la gente come en las zonas azules viene de
carbohidratos complejos: camotes
en Okinawa, Japón; verduras silvestres en Icaria, Grecia; calabacín y maíz en
la Península de Nicoya, en Costa Rica.
Sus dietas
consisten mayormente de vegetales, frutas, granos
enteros, legumbres y otros carbohidratos.
Comen
carne, pero en cantidades pequeñas, alrededor de cinco
veces al mes y usualmente en momentos de celebración.
El pilar de
toda dieta de la longevidad en el mundo es el humilde frijol. Un estudio realizado en cinco
países mostró que el frijol era el único alimento que predecía una vida más
prolongada: por cada porción de 20 gramos consumida al
día (unas dos cucharadas de té), la probabilidad de morir caía en 8%.
Las
habas en Cerdeña,
los
frijoles negros en Costa Rica,
las
lentejas en Icaria,
y
la soya en Okinawa.
Los
adventistas del séptimo día, la subcultura más longeva de Estados Unidos, comen todo tipo de frijoles, haciendo caso a la
indicación de Dios, en Génesis, de comer “plantas que
dan semilla”.
La mayoría de las legumbres ofrecen más proteína que la carne,
en términos de dólares gastados. De mayor importancia es que su alto contenido
de fibra sirve como una especie de abono para el estómago y permite el
desarrollo de bacterias saludables.
Sin embargo,
los centenarios y otras personas que conocimos en Cerdeña nos mostraron que
incluso la dieta más saludable no es suficiente en sí misma para promover una
larga vida. La verdadera longevidad trasciende los
alimentos y abarca una red de factores sociales y culturales.
En mi
reciente visita a Cerdeña, pasé toda una tarde en la aldea de Villagrande con
una especie de círculo de cocina: cinco mujeres, incluyendo abuela, hija y
nieta, que se reúnen cada par de semanas para hornear pan tradicional de masa
fermentada con culturas de lactobacilos y levadura.
Me sentí
atraído por primera vez a ellos por el pan. Pes había publicado un estudio que
mostraba que el pan sardo de masa fermentada reduce la carga glucémica de una
comida. (La mayor parte del pan se metaboliza casi de inmediato en azúcar, lo
que dispara los niveles de insulina).
Después de
pasar un par de horas con estas mujeres, me percaté de que el pan era solamente
un ingrediente de un conjunto de beneficios que la producción de pan ofrecía.
Las mujeres tenían que cortar leña, atizar el horno y amasar durante 45 minutos
(más ejercicio que ir al gimnasio).
La vida en
estas aldeas es muy social. La gente se reúne en la calle a diario y disfruta
de la compañía de los demás. Dependen de los demás. Si alguien se enferma, un
vecino llega enseguida. Si un pastor pierde su rebaño, otros pastores se
solidarizan y le regalan ovejas para reconstituir su rebaño.
En la aldea
cercana de Mores conocí a Salvatore Pinna, de 94 años, y a tres de sus amigos,
cuyas edades van desde los 88 a los 90 años. Se reúnen todas las mañanas para
tomar café, en la tarde para jugar dominó y en la noche para tomar vino Cannonau hecho en casa. Dos de ellos vivían
solos, pero como me contó uno, “nunca estamos solos”.
En lo
referente a la longevidad, el apoyo de larga data de la comunidad juega un
papel significativo. En EE.UU., la gente es más
propensa a morir ocho años antes si está sola, comparado con personas
que tienen redes sociales robustas. En Cerdeña, “una mano lava la otra, y ambas
lavan el rostro”, me dijo Pinna, resumiendo la simbiosis social.
Él y sus
amigos sirven de depositarios de la sabiduría agrícola, que comparten
habitualmente al aconsejar a los viticultores locales sobre cómo hacer frente
al clima inestable y varias pestes de insectos. Son pilares de la economía local
y son, por lo tanto, valorados.
Un celo
fanático por la familia también ha sobrevivido. Ni el trabajo, ni los
pasatiempos, ni los amigos ni la suerte de un equipo deportivo distraerían la atención de un cónyuge o los hijos.
Por ende, los
padres y abuelos avanzan con serenidad a la tercera edad, con la certeza de que
sus hijos se encargarán de cuidarlos. Los asilos de ancianos no existen.
Los
hallazgos de Cerdeña son parecidos a los de otras zonas azules. Ninguno de los
centenarios vivaces que he conocido a lo largo de los años se dijo al cumplir
medio siglo de vida voy a empezar una dieta de longevidad y vivir otros 50
años. Ninguno compró una máquina para trotar, ni se inscribió para asistir a un
gimnasio.
Más bien,
vivieron en culturas que tomaron las decisiones acertadas para ellos.
Residían
en lugares en donde las verduras frescas eran baratas y accesibles.
Sus cocinas estaban dispuestas para
preparar alimentos saludables de manera fácil y expedita.
Casi cualquier viaje a una tienda, a la casa
de un amigo, el trabajo o la escuela ofrecía la oportunidad de caminar. Sus
viviendas no tenían las herramientas mecanizadas para hacer las labores del
hogar, la cocina o la jardinería; lo tenían que hacer a
mano.
Los
residentes de las zonas azules eran impulsados a realizar alguna actividad física cada 20 minutos, estimó mi
equipo. Esta actividad no sólo quemaba de 500 a 1.000
calorías diarias; también mantenía sus metabolismos operando a un nivel
más alto.
Los
estadounidenses gastan alrededor de US$110.000 millones
al año en dietas, programas de ejercicio y suplementos, pero la
autodisciplina es un músculo que se fatiga. Los estudios indican que estos
esfuerzos de corto plazo fracasan para casi todos en menos de tres años. Las
estrategias exitosas para prevenir las enfermedades y obtener longevidad
requieren décadas de fidelidad, por no decir vidas enteras.
Para obtener
avances duraderos en la salud en EE.UU., deberíamos distanciarnos de intentar
cambiar conductas individuales y, en su lugar, tratar de optimizar nuestros
entornos. Deberíamos hacer que las elecciones saludables no solamente sean
fáciles, sino también a veces ineludibles.
—Buettner es
académico invitado de National Geographic y autor de “The Blue Zones Solution: Eating and Living Like
the World’s Healthiest People”, algo así como la solución de las
zonas azules: comer y vivir como las personas más saludables del mundo.
el gráfico es d e la enciclopedia Wikipedia
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Filomena
Taipe, la mujer más longeva del Perú, vive en Huancavelica
http://www.rpp.com.pe/2014-04-27-filomena-taipe-la-mujer-mas-longeva-del-peru-vive-en-huancavelica-noticia_687706.html
Domingo, 27 de Abril 2014
| 7:40 pm
Filomena
Taipe, la mujer más longeva del Perú
La Sra.
Filomena tiene 116 años, vive sola en un alejado distrito rural de
Huancavelica, y es usuaria de Pensión 65. | Fuente: Privada | Pensión 65
Filomena
Taipe, la mujer más longeva del PerúFilomena Taipe, la mujer más longeva del
PerúFilomena Taipe, la mujer más longeva del PerúFilomena Taipe, la mujer más
longeva del PerúLa mujer más longeva del Perú tiene 116 años, vive sola en un
alejado distrito rural de Huancavelica, y es usuaria de Pensión 65.
| EFE
Filomena
Taipe Mendoza camina
despacio con la ayuda de un bastón, pero conserva la
lucidez de 40 años atrás. Vive en su humilde casita de barro de toda la
vida en el centro poblado Pocuto, a media hora del distrito de Acoria, en
Huancavelica, y si bien pasa sus últimos años sola, cuenta con el cariño de sus
vecinos y con la protección del Estado.
“Dura ha
sido mi vida. Quedé viuda joven y trabajé fuerte para criar a mis nueve hijos.
Sólo tres viven, uno está en Huancavelica enfermo, otro inválido en Huamanga y
el tercero también mal de salud vive cerca, él sí viene a verme seguido,
Valerio se llama”, dice mientras tuesta lentamente un poco de cebada en su
fogón de leña.
Su DNI consigna el 20 de diciembre de 1897 como
a fecha de su nacimiento. “No soy del siglo pasado, joven, soy más antigua, del
800, bien vieja soy”, ríe pícara.
La ahorrista
de mayor edad
Su fecha de
nacimiento precisamente, 1897, ocasionó problemas para que el Banco de la
Nación le pudiera abrir una cuenta de ahorros
como normalmente hace en forma
automática a todos los usuarios de Pensión 65 para el depósito de su pago
bimestral.
El sistema
informático de la entidad estaba programado para admitir registros sólo a
partir de 1900, pero con el caso de Filomena los funcionarios pusieron especial
empeño en superar rápidamente la traba tecnológica, y ahora Filomena ya es
cliente del Banco, sin duda la ahorrista de mayor edad.
El
secreto de la juventud
“Mi secreto
para vivir más de 100 años ha sido la alimentación natural”, repite. “Siempre
me alimenté con papa, oca, mashua, carne de cabra y carnero, leche, queso de
cabra y habas. Todo lo que me cocino es de la chacra, no como de latas
ni de sobres, no tomo gaseosas”, detalla
Filomena con seguridad.
Le gusta que
sus vecinos pasen y se queden un rato hablándole. Sentada en la banca de la entrada goza viendo
corretear a los chicos que van y vienen de la escuela “Todos me saludan con
cariño, me respetan y me ayudan siempre cuando me ven cansada. Todos se meten a mi casa, la verdad, nunca
estoy sola, siempre hay alguien conmigo, grande o chico, listo para ayudarme”,
relata.
Cuatrocientos
pensionistas centenarios
Filomena
Taipe Mendoza encabeza la lista de los 400 adultos mayores que superan los 100
años y que son usuarios de Pensión 65 en diversos distritos del territorio
nacional.
Todos ellos
han accedido al Programa no sólo por su condición de extrema pobreza sino
atendiendo al criterio de mayor edad, de mayor vulnerabilidad entre los
vulnerables, que ha establecido el Programa para asegurar el pronto ingreso de
los más ancianos.
Feliz con el
SIS
El rostro de
doña Filomena se ilumina cuando cuenta que ahora, gracias a Pensión 65 también
tiene SIS y podrá hacerse ver por un médico. “Me gustaría tener dientes otra
vez, ahora solo puedo comer mazamorras, máchica, papa
con queso picadito y nada más. Me dicen que pronto habrá una campaña de
salud y habrá médicos para que me atiendan, tengo una pierna que me duele y no
me deja caminar como antes”, comenta.
La próxima
semana Filomena Taipe y otros 342 mil usuarios de Pensión 65 comenzarán a
cobrar en todo el país el segundo pago de este año de la pensión no
contributiva que entrega el Estado, a través de Pensión 65, a los adultos
mayores de 65 años que viven en condición de pobreza extrema.
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