Obama
refuerza su presencia contra el Estado Islámico en Irak
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/06/10/actualidad/1433941850_293231.html
Estados
Unidos planea enviar otros 450 instructores para
formar a las fuerzas armadas iraquíes
El Estado
Islámico toma una planta eléctrica en la costa de Libia
MARC
BASSETS Washington 11 JUN 2015 – 01
Un soldado
iraquí en una operación militar cerca de Ramadi, el 1 de junio. / ALAA
AL-SHEMAREE (EFE)
Los avances
del Estado Islámico en Irak han obligado a EE UU a reajustar su estrategia. El
presidente Barack Obama anunció el miércoles el envío de 450 instructores militares
más, que se sumarán a los 3.100 ya desplegados.
Los nuevos uniformados asesorarán y entrenarán a miembros de las fuerzas de
seguridad iraquíes en una base cerca de Ramadi, la capital de provincia que el
mes pasado cayó ante los yihadistas suníes. Obama no contempla que los
norteamericanos entren en combate. El presidente fía el desenlace de esta
guerra a la capacidad del Gobierno de Bagdad para derrotar a los yihadistas en
alianza con las tribus suníes y los kurdos.
Además del
despliegue de más asesores militares, el Pentágono enviará material y
equipamiento militar para mejorar las capacidades contra el Estado Islámico de
las fuerzas de seguridad del Gobierno de Irak, de las
milicias peshmerga kurdas y de los combatientes tribales suníes.
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Las medidas
no suponen un cambio sustancial en la política de Obama. El presidente renuncia
a una intervención terrestre al estilo de la invasión de 2003. EE UU se limita
a intervenir con bombardeos aéreos —en Irak y en la vecina Siria— y con
militares sobre el terreno dedicados a “entrenar, aconsejar y ayudar” a las
fuerzas iraquíes, según un comunicado de la Casa Blanca.
Nada de esto
cambiará. Pero las victorias del EI en Irak y en Siria, y la constatación de
que la actual política es incapaz de frenar a los yihadistas, han llevado a
Obama a imponer los reajustes. La decisión llega después de semanas de debates
internos en la Casa Blanca y el Pentágono, y, según la Casa Blanca, a petición
del primer ministro iraquí, Haider al Abadi. Obama y Al Abadi se reunieron el
lunes en Elmau (Alemania), en los márgenes de la
cumbre del G-7.
El método es
el mismo —militares estadounidenses para asesorar a las fuerzas iraquíes— pero
las prioridades cambian. Si hasta hace unas semanas el Pentágono se fijaba el
objetivo de retomar Mosul, otra capital de provincia ocupada por el Estado
Islámico, ahora lo ha aplazado para centrarse en Ramadi, la capital de la
provincia de Al Anbar, cerca de Bagdad.
Los 450
nuevos militares estadounidenses se instalarán en la base
militar iraquí de Taqaddum, en el este de la
provincia de Al Anbar. Los tres mil asesores que, en el último año, han
llegado a Irak, se encuentran en otras cuatro bases, donde han entrenado a 9.000 soldados iraquíes y están instruyendo a otros 3.000.
EE UU confía
en que, con una mejor preparación y mejor equipamiento, las fuerzas iraquíes
puedan medirse en condiciones con los yihadistas. La
caída de Ramadi sorprendió a la Administración Obama y dejó en evidencia
sus mensajes optimistas. El secretario estadounidense de Defensa, Ashton
Carter, atribuyó la derrota a la escasa voluntad de lucha de los iraquíes.
El problema,
para Washington, es que su estrategia contra el EI depende de la colaboración de
las fuerzas del Gobierno iraquí, dominado por los chiíes. El EI es suní. Para
la Administración Obama, es clave lograr la colaboración de las fuerzas
iraquíes y las tribus suníes.
Otro factor
que complica el tablero es el intervencionismo del Irán chií. Irán combate en
el mismo bando que EE UU frente a los yihadistas suníes. Pero Washington recela
de Teherán porque teme que su presencia agudice las divisiones religiosas entre
suníes y chiíes, y desconfía de la influencia iraní en el Gobierno de Bagdad.
El papel de
los asesores estadounidenses es limitado. Su misión no incluye avistar
objetivos sobre el terreno para los aviones de EE UU, como pedían algunos
congresistas en Washington. Tampoco pueden entrar en combate.
Sin
estrategia
Los críticos
del demócrata Obama, sobre todo en el Partido Republicano, lamentan que el presidente carezca de una estrategia no solo en Irak sino en
todo Oriente Próximo y el mundo árabe. Le reprochan que, al ordenar la
retirada total de Irak en 2011, tras ocho años de ocupación y guerra, dejó vía
libre a los yihadistas.
En
Libia, en Siria, en Yemen, EE UU ha sufrido contratiempos en los últimos años. Obama subestimó al EI cuando este
irrumpió y sobrestimó la capacidad de las fuerzas armadas iraquíes para
derrotarlo. Un año después de su irrupción, Washington no ha acabado de
perfilar una estrategia.
Obama ha
optado por el camino intermedio: ni desentenderse del todo de Irak ni
despliegue de tropas de combate. El envío de más asesores es un paso modesto
que no resuelve la ecuación y sigue dejando en manos de los iraquíes la derrota
del EI.
La decisión
de este miércoles es modesta, pero marca un paso más en la implicación de EE UU
en Irak, en el regreso a una guerra que Obama prometió terminar. La Casa Blanca
insiste en que los 3.550 militares en Irak no están allí para luchar pero se
moverán cerca de zonas de combate.
Los
militares son asesores (advisers, en inglés), según la terminología del
Pentágono. Es una palabra con ecos históricos inquietantes. La guerra de Vietnam comenzó con unos centenares de advisers
estadounidenses en los años cincuenta, con el presidente Dwight
Eisenhower. Con John F. Kennedy, que llegó a la Casa
Blanca en 1961, subieron a 16.000.
Cinco
años más tarde eran medio millón
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