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martes, 23 de junio de 2015

Por su dogmatismo la iglesia católica está en proceso de extinción en Europa, donde los países más prósperos son de mayoría atea como Suecia, Noruega, Finlandia, Holanda y los más católicos están llenos de deudas y toda clase de problemas como los PIGS (Portugal, Italia , Grecia, España). // Por Francis X. Rocca y David Román encontrado en el WSJ

Por su dogmatismo la iglesia católica está en proceso de extinción en Europa, donde los países más prósperos son de mayoría atea como Suecia, Noruega, Finlandia, Holanda  y los más católicos están llenos de deudas y toda clase de problemas como los PIGS (Portugal, Italia , Grecia, España).


Nota del autor del blog: en Europa, mientras más educados son y mayores ingresos per cápita tienen, menos católicos son.


La Iglesia Católica trata de adaptarse a una nueva realidad social en Europa

http://lat.wsj.com/articles/SB10181154852263044738504581062481745358702?tesla=y


Francis X. Rocca y David Román
Martes, 23 de Junio de 2015 19:34 EDT





La senadora Katherine Zappone (izq.) junto a Ann Louise Gilligan en Dublin. PA Wire/Zuma Press

La legalización del matrimonio gay en Irlanda ha puesto a la Iglesia Católica a la defensiva y ha dejado de manifiesto su retirada en otros países europeos donde las uniones homosexuales se han convertido en ley.

Tras perder su batalla contra el referéndum irlandés, los líderes católicos del país están cuestionando los motivos de su fracaso para detener este cambio en una sociedad donde la iglesia tiene desde hace tiempo una enorme influencia.


El arzobispo Diarmuid Martin de Dublín dijo que la Iglesia necesitaba “asimilar la realidad”. Una “revolución social” había tomado por sorpresa a los líderes católicos, dijo.
“Si el referéndum es una afirmación de las opiniones de los jóvenes, la iglesia tiene una enorme tarea por delante”.


El 10 de junio, tras una reunión de la conferencia de los obispos irlandeses, dieron señales de que la Iglesia adoptaría un enfoque conciliador.


El historial en otros países europeos muestra que la Iglesia ha cedido ampliamente en la guerra política por las uniones del mismo sexo y en cambio se ha centrado en esfuerzos entre las bases para que los católicos cumplan con su definición de matrimonio mientras impulsan temas más limitados, como eximir a las instituciones católicas de cumplir con leyes antidiscriminación relacionadas.

La experiencia de España, donde el matrimonio del mismo sexo es legal desde hace una década, es instructiva. Los obispos españoles se mostraron desafiantes cuando se aprobó la ley en 2005, e hicieron un llamado a que se derogara inmediatamente. Fueron alentados por el papa Benedicto XVI, quien llamó al matrimonio del mismo sexo una forma “anárquica” de “pseudo-matrimonio”.


Sin embargo, los obispos españoles le dejaron la batalla política a grupos de laicos, incluidos activistas católicos, dice Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia. Esos esfuerzos se estancaron gradualmente.


Mientras tanto, la iglesia se ha centrado en limitar el crecimiento del matrimonio del mismo sexo al ofrecer una “defensa clara y sólida del modelo de matrimonio de la Iglesia”, dice Blanco.


En 2012, la conferencia de obispos emitió un documento de casi 19.000 palabras sobre la “verdad sobre el amor humano”. Reiteraba que los españoles tenían el “derecho y deber” de presionar para lograr la revocación del matrimonio del mismo sexo, pero se centraban principalmente en justificaciones teológicas para el matrimonio tradicional.


Según el obispo Mario Iceta de Bilbao, presidente del subcomité de familia y vida de la conferencia de obispos, cada diócesis ha establecido un “centro de orientación familiar” para ayudar a los católicos en esa zona a entender y seguir las enseñanzas de la Iglesia.


Líderes religiosos han impuesto prohibiciones sobre los esposos o esposas en matrimonios del mismo sexo similares a las que rigen para católicos divorciados que se vuelven a casar bajo la ley civil y los que conviven sin casarse.


Los sacerdotes españoles pueden negar la comunión a las parejas del mismo sexo. Además se supone que las personas abiertamente homosexuales no pueden dar clases en escuelas católicas o desempeñarse como profesores de religión en escuelas públicas, ya que esos cargos son elegidos por la Iglesia según un acuerdo de larga data con el gobierno.


Además, los homosexuales no pueden participar en fraternidades que organicen celebraciones públicas para la Pascua y otras fiestas religiosas.


La conferencia de obispos españoles indicó que cualquiera que no cumpla con las enseñanzas católicas “lógicamente no puede participar en sus actividades o representar a la Iglesia”, sin importar su orientación sexual.


Las leyes antidiscriminación hasta ahora no han significado un obstáculo para los líderes católicos españoles en su promoción de la doctrina de la Iglesia. En un caso notable, una queja por un obispo que dio un encendido sermón contra la homosexualidad —prácticamente dijo que los gays activos irían “directo al infierno”— fue desestimada rápidamente en 2012.


Pero el tono más suave del papa Francisco ha alentado un enfoque más gentil en las parroquias. Blanco dice que los sacerdotes suelen acceder a bautizar niños criados por parejas del mismo sexo, a pesar de que la ley eclesiástica les da discreción para negar el sacramento en casos donde está en duda la posibilidad de una crianza católica.


Aunque no abandonan las enseñanzas de la Iglesia, los sacerdotes están adoptando cada vez más una actitud de “dar la bienvenida más que un formalismo judicial”, dice Blanco, quien atribuye el cambio en parte al ejemplo del papa Francisco.


En Irlanda, el potencial de conflicto es importante, debido al rol históricamente amplio de la Iglesia en la sociedad. Por ejemplo, la Iglesia dirige casi todas las escuelas primarias públicas. Queda por verse si intentará excluir de los roles docentes a personas casadas con alguien del mismo sexo o si se negará a enseñar la nueva definición civil de matrimonio como una unión entre dos personas, más allá de su género, como ha insistido el primer ministro.


Luego de la reunión reciente, la primera desde el referéndum del 22 de mayo, el presidente de la conferencia de obispos irlandesa, el arzobispo Eamon Martin de Armagh, dio señales de un enfoque cauto.


Aunque los obispos habían advertido que los sacerdotes podrían dejar de firmar certificados de matrimonio si Irlanda legalizaba el matrimonio homosexual, el arzobispo Martin indicó que preveía que siguieran haciéndolo.


En una declaración, los obispos dijeron que “seguirían reflejando las implicaciones del referéndum”, pero no se refirieron a potenciales conflictos legales.


Poniendo énfasis en lo positivo, los obispos afirmaron una vez más el valor proveniente de Dios del “amor que fluye de la unión íntima entre un hombre y una mujer en el matrimonio”, y la “responsabilidad de tratar a los demás, independientemente de la orientación sexual, con dignidad y respeto”.


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