Europa
vive un potencial para una ola de ventas
ilimitada de bonos por causa de la
incertidumbre griega, el interés de los bonos a 10
años de España , Italia, y Portugal subieron en forma exponencial según se ve
en los gráficos.
Grecia mantiene en
vilo a la zona euro
http://lat.wsj.com/articles/SB12607879463517393677504581050480008767422?tesla=y
Por Marcus Walker y Andrea Thomas
martes,
16 de junio de 2015 0:04
EDT
BERLÍN—Mientras Grecia se dirige hacia una
colisión con sus acreedores a fines de junio, la canciller alemana, Angela
Merkel, enfrenta una de las decisiones más difíciles de su carrera: permitir
una cesación de pagos del país heleno o flexibilizar las reglas del paquete de
rescate y arriesgar una insurrección política en Alemania.
El rechazo
de Grecia a las condiciones impuestas por sus acreedores para proveer
asistencia, que el primer ministro Alexis Tsipras reiteró el lunes de manera
contundente, presagia un probable enfrentamiento en la cumbre europea prevista
para el 25 de junio —si es que no se da antes—, cuando Merkel o Tsipras deben
dar un brusco giro para mantener con vida el plan de rescate.
No será
fácil. Tsipras indicó el lunes que Grecia podía esperar hasta que “las
instituciones se adhieran al realismo” y añadió que
“sólo cabe sospechar
motivos políticos detrás del hecho de que las instituciones insistan en nuevos
recortes a las pensiones”.
Un alto
funcionario del gobierno aclaró más tarde que los griegos estaban dispuestos a
regresar a la mesa de negociaciones cuando los invitaran.
Las preocupaciones sobre un contagio
de la crisis griega a otros países regresaron el lunes a los mercados.
Los
inversionistas están reduciendo sus posiciones en bonos de los países de la
periferia de la zona euro y las deudas de España, Italia
y Portugal se debilitaron drásticamente, extendiendo la caída de la
semana pasada.
Los
rendimientos del bono soberano de España a 10 años
subieron 0,13 punto porcentual para ubicarse en 2,37%,
mientras que los bonos de los gobiernos de Italia y Portugal treparon a 2,32% y 3,21%, respectivamente. La rentabilidad de la
deuda aumenta cuando los precios caen.
La deuda de
los países periféricos “es una operación de
alto riesgo en este momento, tomando en cuenta el potencial para una ola de
ventas prácticamente ilimitada”, en caso de que Grecia entre en
cese de pagos, dijo Vincent Juvyns, estratega de mercado global de J.P. Morgan Asset Management, que supervisa activos
del orden de los US$1,7 billones. La firma ha reducido
sus tenencias de esos bonos.
El país más
afectado ha sido España, donde los inversionistas desconfían del ascenso de dos
partidos políticos relativamente nuevos que han ganado terreno a costa de los
partidos tradicionales. A algunos les preocupa que el alza de Podemos, un
partido de izquierda, amenace con revertir las políticas de libre mercado que
han transformado a España en la economía de mayor crecimiento en la zona euro. “El riesgo político
en España es el riesgo número uno”, señaló Olivier de Larouziére,
director de bonos de Natixis KN.FR -2.39%
Asset Management, que gestiona unos US$330.000 millones en activos.
Un grafiti
en una calle de Atenas muestra el rostro de la canciller alemana, Angela
Merkel, con las orejas de Mickey y compara la zona euro con Disney. Getty Images
Merkel ha
estado tratando de convencer durante meses a Tsipras de que la única manera de
que Grecia obtenga ayuda financiera de Europa es implementar severas medidas de
austeridad y reformas económicas aprobadas por los inspectores de la Unión
Europea y el Fondo Monetario Internacional. El gobierno alemán, no obstante,
parece cada vez más resignado a que Tsipras se niegue a aceptar tales
condiciones hasta que sea demasiado tarde.
Salvo que
Grecia cambie de postura a última hora, eso significa que Merkel pronto se verá
obligada a tomar la decisión con la que Tsipras la ha confrontado durante todo
el año: relajar los términos exigidos a cambio de la asistencia o poner en
peligro la estabilidad europea.
“Angela Merkel está
atrapada entre Escila y Caribdis”, dijo Jürgen Falter, politólogo de la
Universidad de Mainz, en Alemania, en alusión a dos monstruos marinos de
la mitología griega. “Cualquiera que sea su decisión, puede ser la equivocada”.
Merkel no ha
comentado en público sobre la situación de Grecia desde el viernes, cuando hizo
un llamado a que siguieran las negociaciones al indicar que “cuando hay
voluntad, se pueden encontrar un camino”.
Fuentes del
gobierno alemán dicen que la canciller es renuente a correr el riesgo de una
bancarrota y salida de la zona de euro de Grecia y los líderes griegos lo
saben.
Merkel,
quien es famosa por su cautela, estima que las consecuencias de ello son impredecibles
desde el punto de vista económico, perjudiciales
en sentido geopolítico y capaces de mancillar su legado, señalan fuentes
cercanas. No obstante, financiar a un gobierno que rechaza la medicina
económica que recetan sus acreedores socavaría la credibilidad de Merkel tanto
en su país como en el resto de Europa, dicen funcionarios de Berlín.
La manzana
de la discordia son las condiciones fiscales para que Grecia reciba un nuevo
paquete de ayuda de los gobiernos de la zona euro y el FMI. Los acreedores exigen que Grecia recorte las pensiones
y otros gastos públicos como el precio a pagar por extender el rescate más allá
del 30 de junio. Syriza, el partido gobernante de Tsipras, y un país cansado de
las medidas de austeridad quieren terminar con tales políticas, que en su
opinión sólo han servido para ahondar la depresión económica.
Las
contrapropuestas del gobierno griego incluyen reducciones del gasto, alzas de
impuestos y reformas económicas. No obstante, los acreedores, y Alemania en
particular, sostienen que no son suficientes para dejar a Grecia en una
posición sólida de largo plazo.
De no mediar un acuerdo a fines de
mes, Grecia
probablemente se declarará en cesación de pagos sobre
su deuda con el FMI, sus bancos corren el riesgo
de perder el financiamiento del Banco Central Europeo
y el gobierno podría verse obligado a imponer controles de capital y controles
al retiro de depósitos. La escasez de euros podría obligar al gobierno a
imprimir pagarés para pagar pensiones y salarios y mantener los bancos a flote.
Los
políticos alemanes de todos los sectores despotrican contra lo que interpretan
como una campaña irresponsable de los griegos para chantajear a Merkel. El
vicecanciller Sigmar Gabriel, presidente del Partido Socialdemócrata, de
centro-izquierda, que es parte de la coalición de gobierno con los
conservadores de Merkel, advirtió el lunes que Grecia está poniendo a prueba la
paciencia de Europa.
“Los
teóricos de juegos del gobierno griego están apostando el futuro de su país”,
escribió en una columna en el periódico de circulación masiva Bild. “Están rechazando las ofertas de miles de
millones de euros en asistencia de Europa con la esperanza de que, al fin de
cuentas, no exijamos que el gobierno griego haga algo a cambio porque todos
temen demasiado una salida griega de la zona euro”.
Si el
gobierno encabezado por Syriza obliga a Berlín a ceder, eso invitaría a otros
políticos populistas, esta vez de derecha, a seguir el
ejemplo y chantajear a Europa, escribió Gabriel.
El
rompimiento de las negociones entre Grecia y la Comisión Europea, considerada
por muchos como el acreedor mejor dispuesto a llegar a un acuerdo, deja a
Tsipras dependiendo de lo que hagan los líderes de la UE, en especial Merkel,
en la cumbre del 25 de junio. El político
griego, sin embargo, podría estar sobreestimando la voluntad de Merkel para
ceder.
Volker
Kauder, líder
parlamentario de la Unión Demócrata Cristiana, el partido de Merkel, ha
manifestado en varias ocasiones que los legisladores alemanes sólo avalarían un
nuevo paquete si Atenas acepta las reformas aprobadas por el FMI. “El gobierno
de Grecia tiene que volver a la realidad”, dijo Kauder el lunes a la televisión
estatal germana.
—Nektaria Stamouli,
Laurence
Norman,
Tommy
Stubbington y
Cristopher
Whittall
contribuyeron
a este artículo.
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