Comparan
a Grecia como una piedra que debe ser tirada por la borda para que se eleve el
globo aerostático de la eurozona, pero creo que a Grecia le irá bien, como paraíso fiscal de occidente, como destino turístico de la
Yihad islámica para invadir Europa y como nuevas bases militares y de misiles balísticos atómicos
para los nuevos puertos de Rusia después de la debacle de Tartus en Siria.
No
hay final feliz, ni para Tsipras ni para la UE
http://lat.wsj.com/articles/SB11486026120286184909004581078594002733706?tesla=y
Nota del autor del blog. Nunca he creído
que el Sr Tsipras sea un izquierdista, pues los izquierdistas no toman el poder
por las urnas, sino por las armas, pienso que al final tirara la toalla o buscara
una solución desde el punto de vista del capitalismo al cual pertenece, incluso
Reino Unido se desea salir de la Unión Europea y no es izquierdista, aunque no es de la eurozona eso le evitara
pagar los impuestos que adeuda a La Union europea por miles de millones de euros, pues no leyó la
letra chiquita de los contratos..
Por STEPHEN FIDLER Actualizado
Lunes,
29 de Junio de 2015
19:59 EDT
El primer
ministro Alexis Tsipras, ha irritado a los líderes europeos. Bloomberg News
BRUSELAS—Es imposible saber dónde va a
terminar todo, pero cuesta ver que terminará bien, para Grecia o el resto de la
Unión Europea.
El colapso
de las negociaciones sobre un paquete de rescate entre Grecia y sus acreedores
durante el fin de semana, después de un llamado a un referéndum del primer
ministro, Alexis Tsipras, será
financieramente costoso para Europa, especialmente porque es probable que
cause nuevos daños a la ya feble economía griega.
Más allá de
eso, parece que la imagen y la influencia de la UE, interna y externamente,
sufrirán un perjuicio adicional.
Jean-Claude
Juncker, el presidente de la Comisión Europea, lo reconoció el lunes, al confesar que se sintió
traicionado y entristecido por la convocatoria del referéndum. “En una noche, Europa sufrió un duro golpe y
la buena voluntad fue echada por la borda”.
Timothy
Garton Ash, catedrático
de estudios europeos de la Universidad de Oxford, dice que si Grecia sale del
euro, sería un “golpe enorme para la UE, en particular ante los ojos del mundo
exterior: China, India, Rusia y EE.UU., sin
mencionar los vecinos más cercanos”. Para ellos, el fracaso para gestionar la
crisis sería interpretado como una señal de que “la UE no puede resolver sus
problemas”.
Para la zona
euro, significaría una prueba de que la unión monetaria es reversible, que un
país podría unirse y salir. Esto tendría grandes efectos en cadena cuando el
bloque se encuentre bajo presión en el futuro.
También
plantea interrogantes sobre qué tan lejos se desplazará
Grecia del núcleo de Europa occidental, y si otras potencias, en
particular Rusia, pueden tratar de hacer valer su
influencia.
También
podría desacelerar los esfuerzos de ampliar la UE a los países vecinos de
Grecia, en los Balcanes.
Incluso si Grecia se queda dentro del
euro, las
negociaciones han corroído las relaciones entre el país heleno y otros miembros
del bloque, lo que se demorará mucho en reparar.
Se han
planteado preguntas —incluyendo de Tsipras y sus ministros— sobre si formar parte de la zona euro es compatible con la democracia.
Y no sólo la democracia griega, porque si el primer ministro heleno se
sale con la suya y consigue la condonación de la deuda,
también aumentará la carga financiera de las otras democracias en la zona euro.
Peter
Ludlow, un historiador de Bruselas y comentarista sobre asuntos de la UE, refleja la opinión
generalizada entre los funcionarios en Bruselas de que Tsipras está “llevando
a Grecia hacia una posición en la que se verá como un Estado fallido”.
Sin embargo,
incluso si Atenas abandona el euro, dice que probablemente se mantendrá dentro
de los 28 países de la UE, particularmente debido a las transferencias
financieras que seguirían recibiendo.
También
argumenta que, en algún momento, una salida griega alentaría a los 18 miembros
restantes a unir sus economías de forma más estrecha en un esfuerzo por mejorar
su funcionamiento.
La postura
de que una salida de Grecia puede ser manejada cómodamente por la zona euro se
basa en la opinión de que es un caso atípico, un país que nunca debió haber
sido invitado en primer lugar. La salida de Grecia fortalecería el bloque. Esto
es lo que funcionarios de la región han llamado la teoría del lastre, que compara el bloque a
un globo aerostático que se elevaría una vez que Grecia sea tirada por la
borda.
Esta
expectativa refleja en parte la frustración latente con el gobierno griego que
ha explotado en las últimas semanas, y que demuestra que en medio de todo el
cálculo tecnocrático en torno a las negociaciones de rescate, las relaciones
humanas juegan un papel central en las decisiones más importantes.
En una
crítica de Tsipras y su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, Juncker
atribuyó la ruptura “al egoísmo, juegos tácticos y juegos populistas”.
De todos
modos, si el gobierno griego ha sido condenado en toda Europa por la forma en
que manejó las negociaciones, los directivos de la zona euro también son
ampliamente vistos como un grupo que trágicamente erró el manejo de la crisis.
Calificando
al gobierno izquierdista de Syriza y de Tsipras como “tremendamente
irresponsable” durante las negociaciones, Garton Ash
dijo que la receta propuesta por
Alemania era profundamente defectuosa y posiblemente inalcanzable por parte de
Grecia “incluso con la mejor voluntad política del mundo”.
La estrategia de Tsipras se ha
convertido, sin embargo, en una causa célebre para muchos, en particular para
economistas anglo-estadounidenses.
Éstos han
condenado los recortes fiscales impuestos a Grecia como condición para recibir
la asistencia. Un grupo más amplio cree que el exceso de deuda de Grecia
debería haber sido renegociado en 2010, poco después de que estallara la
crisis, y necesita ser reducido ahora.
Sin embargo,
si Grecia es separada de la zona euro, algo que muchos de estos economistas
desean, tendría que enfrentar una drástica devaluación que provocaría serios
trastornos de la economía a corto plazo.
Los
beneficios a largo plazo dependerán de la calidad de las políticas económicas
puestas en marcha después de la devaluación.
Por ahora,
muchos funcionarios europeos esperan que Tsipras sea derrotado en el referéndum
y que pronto tendrán nuevos interlocutores en Atenas que permitan otro impulso
para llegar a un acuerdo de rescate. Si la opción del primer ministro gana,
creen que el peor de los casos podría estar a la vuelta de la esquina.
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