¿Turquía
es un simpatizante del Estado Islámico y por eso no interviene o tiene miedo
de verse involucrado en un sinfín de guerras civiles y exteriores y su país desintegrado?
Comentario:
Un aliado complicado
http://www.dw.de/comentario-un-aliado-complicado/a-17981207?maca=spa-newsletter_sp_Titulares-2358-txt-newsletter
Turquía podría detener una masacre del
autoproclamado Estado Islámico junto a su frontera. ¿Por qué no lo hace?, se
pregunta Christoph Hasselbach.
Note las banderas negras del califato islámico en los cerros y edificios.
Las milicias
del autodenominado Estado Islámico (EI) rodean
la ciudad siria de Kobane, justo en la frontera
con Turquía. Desde el lado turco se divisan ya sus banderas negras. Un baño de
sangre amenaza la ciudad ante los ojos de los militares turcos.
Pero Turquía hasta ahora no entra en
combate. La decisión
parlamentaria está ahí ya. Recep Tayyip Erdogan
podría en cualquier momento enviar a su ejército contra los combatientes del EI
en Siria.
Pero
él vacila. Y eso que Turquía, miembro de la OTAN, tiene las fuerzas terrestres más numerosas de la
Alianza después de Estados Unidos.
Sería el
complemento perfecto para los ataques aéreos estadounidenses. Los expertos
están de acuerdo en que sin tropas de tierra la lucha contra el EI no puede ser
efectiva.
De ahí la
importancia militar, probablemente decisiva, de Turquía para detener la
matanzas de las fanáticas milicias del EI.
Christoph
Hasselbach, corresponsal político de DW.
Ninguna
implicación de la OTAN
Hasta el
momento no se ha le ha dado ninguna excusa a la OTAN para actuar. Aparte de
puntuales lanzamientos de granadas, no ha habido ataques del EI contra territorio de Turquía.
El enclave
turco en Siria que tiene el mausoleo de Suleimán Shah
(para los turcos, abuelo del primer sultán otomano) ha sido respetado
hasta el momento, a pesar de que el EI controla la zona de los alrededores. Y
tampoco está claro que los socios de la OTAN vayan a considerar que un posible
ataque contra él deba activar una respuesta conjunta de la Alianza. En caso de
ataque a la propia Turquía, sin duda este país podría reclamarla. El nuevo secretario general de la OTAN, Jens Sotltenberg ha
dejado claro que la alianza protegerá "la integridad y las fronteras de
Turquía".
¿Secreta
simpatía hacia el EI?
Ese no es el
tema ahora. En cambio, los aliados occidentales
de la OTAN dudan de los motivos de Erdogan. El vicepresidente de Estados
Unidos, Joseph Biden, criticó a Turquía diciendo que, para deshacerse del
presidente sirio Bashar al-Assad, había apoyado a los yihadistas. Biden se
disculpó después y Turquía lo considera un asunto zanjado.
Sin embargo,
el representante de Barack Obama solo ha dicho lo que muchos piensan en
Occidente: que Turquía, al menos en parte, simpatizaba
con el EI o lo hizo hasta hace poco.
Como
ejemplo, todo apunta a que a cambio de la liberación de rehenes turcos que el
EI mantenía cautivos, Turquía soltó a yihadistas presos en sus cárceles,
incluidos algunos provenientes de países de la UE. Todo esto socava las ya
tensas relaciones de Occidente con el gobierno turco.
Ankara espera demasiado
¿Cuál
es la estrategia de Erdogan?
En realidad, él se enfrenta a un dilema. Si
lucha mano a mano con Estados Unidos
contra el EI, se arriesga a sufrir ataques islamistas en su propio país.
Además, tampoco quiere dejar que ni
Assad ni los kurdos se hagan demasiado fuertes.
No está de
más recordar que durante décadas el
principal enemigo interno de Turquía era la milicia kurda. El argumento
inicial de Erdogan de que mientras los rehenes turcos estuvieran en manos de
los yihadistas tenía las manos atadas ya no tiene validez.
Turquía pone
condiciones para involucrarse en la lucha contra el EI: la destitución del
presidente sirio Al-Assad, "Satán", como el primer ministro Ahmet
Davutoglu lo llama. Además, la coalición liderada por Estados Unidos debe establecer una zona de seguridad dentro de Siria,
destinada tanto a proteger la población civil kurda –que ya no tendría que huir
a través de la frontera turca– como a garantizar la seguridad militar de
Turquía.
En otras
palabras, Turquía espera que se implemente una estrategia global para
garantizar su seguridad incluso tras la victoria sobre el EI.
Pero eso es
mucho pedir para una débil coalición que parece desbordada con la mera tarea de
mantenerse.
Las dudas, los cálculos y las
vacilaciones de Turquía son en parte comprensibles.
Pero el
tiempo para los juegos de estrategia debe acabar.
El ejército
turco no puede ser testigo de cómo el EI masacra en sus narices a la población
civil kurda, porque la opinión pública mundial lo considerará, en parte,
responsable.
Nota del autor del blog: a mí me parece que Alemania
está pidiendo que en lugar de que Europa ponga los muertos (y para defender intereses
norteamericanos o europeos) los ponga Turquía .
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