Avances
en las investigaciones del asma, nuevos medicamentos y el papel de los ftalatos
en el medio ambiente y su posible relación con el asma no alérgica.
Los
científicos comienzan a desvelar los misterios del asma
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Shirley
S. Wang
Oct.
7, 2014 12:02 a.m. ET
Alamy
Los
investigadores están haciendo nuevos descubrimientos interesantes sobre un tipo
de asma particularmente confuso.
Los médicos
han descubierto que hasta la mitad de las personas con
asma tienen una forma de la enfermedad pulmonar conocida como asma no alérgica.
Algunas
medicinas que ayudan a controlar los síntomas del asma alérgica más común no
son tan eficaces con los pacientes no alérgicos.
Aún hay
mucho que no se comprende sobre el asma alérgica,
causada por una repuesta hiperactiva del sistema inmunológico del cuerpo a los
alimentos, el polen y otros alergénicos.
Pero es incluso más
misteriosa la causa del asma no alérgica, que no conlleva una respuesta
del sistema inmunológico. Los síntomas de ambas formas de la condición
normalmente incluyen el bloqueo de los conductos de ventilación, sibilancia y
tos.
Los
investigadores también siguen descubriendo sustancias en el ambiente que
parecen aumentar el riesgo de desarrollar asma.
Uno de los últimos estudios, del centro médico
de la Universidad de Columbia en Nueva York, descubrió una asociación entre los
niveles de asma y los ftalatos, químicos
empleados en muchos productos de plástico que han aumentado las preocupaciones
de salud.
La búsqueda
científica de las causas del asma refleja preocupación sobre el desconcertante
aumento en las tasas de la enfermedad. En Estados Unidos, el porcentaje de la
población diagnosticada se incrementó en 2010 a 8,4%
—o más de 25 millones de adultos y niños— desde 5,5% en
1996, según los datos más recientes de los Centros
para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en
inglés). Unas 1,8 millones de personas visitaron el departamento de emergencia
de un hospital en 2010 para recibir tratamientos vinculados al asma.
Los
científicos que estudian el asma no alérgica
indican que una mayor comprensión de las vías moleculares en esta forma de la
enfermedad podría conducir a nuevos blancos para el desarrollo de medicamentos.
Stefan
Worgall, jefe de la división de neumología, alergia e inmunología pediátrica en
Weill Cornell Medical College, y sus colegas recientemente descubrieron
que cuando un tipo de grasa que ocurre
de manera normal, llamada esfingolípido, no está
integrada de manera adecuada en las membranas de las células de los pulmones de
ratones, las vías de ventilación se estrechan.
En un
experimento relacionado, proporcionaron un
medicamento para inhibir la producción de esfingolípidos en tejidos tomados de
un pulmón humano saludable. El tejido mostró el mismo tipo de restricción
que se veía en los ratones, halló el estudio. El informe fue publicado el año
pasado en la revista académica Science
Translational Medicine.
Worgall dice
que el hallazgo podría ayudar a explicar por qué la obesidad es un factor de riesgo para el asma.
La gente
obesa tiende a exhibir anormalidades en
los esfingolípidos, dice.
Actualmente,
Worgall y su equipo están midiendo los niveles de esfingolípidos en la sangre y
el aliento de niños asmáticos. Los hallazgos iniciales sugieren que los niveles
parecen anormales, apunta.
Jeroen
Douwes, director del
centro de investigación de salud pública, en la
Universidad de Massey en Nueva Zelanda, cree que los pacientes de asma
no alérgica podrían tener nervios particularmente sensibles en los pulmones que
le indican al cerebro a un umbral menor de lo normal que hay una sustancia
nociva en el aire y que los conductos de ventilación tienen que estrecharse.
Algunos
estudios previos sugieren que algunos asmáticos tienen una respuesta neural no
apropiada, que podría traducirse en una mayor sensibilidad, anota Douwes. Por
el momento está analizando muestras de estudios anteriores de niños que son
monitoreados desde su nacimiento en busca de síntomas de asma y alergia para
encontrar evidencia de activación neuronal.
Una vía neuronal híper sensible podría ayudar a explicar
misterios como por que el polvo o el polen pueden
provocar un ataque asmático sin causar una reacción alérgica y porque se
ha visto que el estrés puede provocar ataques en
ciertas personas, explica Douwes.
No todos los asmáticos responden a
las medicinas tradicionales para el asma.
Los corticosteroides, como prednisone, normalmente se
aplican con un inhalador y de otras formas para prevenir ataques asmáticos. El
medicamento generalmente es eficaz en personas con asma alérgica ya que apaga
la respuesta inmunológica del cuerpo a un alergénico. Las personas con asma no
alérgica a menudo reciben un menor alivio de los corticosteroides. En lugar,
estos pacientes podrían recibir otro tipo de medicamento llamado beta-agonista, como albuterol y levalbuterol,
que funciona en base a relajar los músculos del pulmón.
Douwes anota
que los profesionales médicos también han hallado que la gente con asma no alérgica parece responder
bien a los medicamentos anticolinérgicos, que atacan las vías
neuronales.
Entre estas
medicinas se encuentran Atrovent y Oxivent.
“Esto significa que hemos recibido
otra potencial medicina que podría usarse, particularmente para aquellas
personas asmáticas para las que el tratamiento tradicional no es tan eficaz
como podría ser”,
apunta.
Los factores
ambientales se encuentran entre los casos más estudiados para ambos tipos de
asma. En un estudio reciente de ftalatos, los
investigadores estudiaron a 300 mujeres y sus hijos que habitan en los barrios
pobres de Nueva York, en donde los niveles de asma son relativamente altos. El
estudio midió los niveles de ftalatos en la orina de las mujeres durante el
embarazo y en los niños en las edades de 3, 5 y 7 años.
Después de
tomar en cuenta otros factores de riesgo, como madres que fumaban, los investigadores
encontraron niveles significativamente
más altos de asma entre niños cuyas madres tenían los mayores niveles de
ftalatos durante el embarazo, anota Rachel Miller,
coautora del estudio y alergista, neumóloga y profesora de ciencias ambientales
de salud en el centro médico de la Universidad de Columbia.
Pero no
había correlación entre el asma y la propia exposición de los hijos a los
ftalatos en los primeros años después de nacer, según el estudio que fue
publicado en la revista académica Environmental
Health Perspectives en septiembre.
“Se da por hecho que el
periodo prenatal es el más periodo más susceptible (para la enfermedad),
incluyendo el desarrollo pulmonar”, anota Robin Whyatt, coautor del
estudio y profesor de ciencias de salud ambiental en la Universidad de Columbia.
Los investigadores advirtieron que aunque
el estudio halló una asociación entre ftalatos y asma, esto no probaba
causalidad.
El hallazgo
es “potencialmente
muy importante ya que la exposición a los ftalatos está extendida”,
anota Neil Pearce, profesor
de epidemiología y bioestadística en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical
de Londres, que estudia el asma pero que no participó en el estudio de
los ftalatos.
CDC dice que
la gente está ampliamente expuesta a ftalatos pero que el impacto del químico
en la salud humana no se conoce y que necesita mayor investigación. Se ha
descubierto que los ftalatos afectan el sistema reproductivo de animales de
laboratorio, según CDC.
Los ftalatos, que hace los plásticos
flexibles, entre
otras funciones, se hallan en muchos productos del hogar desde pisos de vinilo
hasta ciertos tipos de contenedores de plástico para alimentos y velas
aromáticas, más no se publican en las etiquetas. Whyatt dice que para minimizar
la exposición a ftalatos, la gente no debería meter
contenedores de plástico en el microondas y debería almacenar alimentos
en vidrio, en lugar de plástico.
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