El
costo económico del ébola puede alcanzar hasta un 8% del PBI global en el peor
de los casos, según un estudio.
El
costo económico del ébola
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Por
Michael
J. Casey
lunes,
20 de octubre de 2014
0:02 EDT
Un doctor en
el hospital Schwabing, en Munich, Alemania, durante un simulacro de cómo cuidar
de un paciente con ébola. EPA
Gambia no ha tenido ni un solo caso de
ébola. Pero temores sobre el virus y la cancelación de vuelos han hecho que
turistas británicos suspendan sus planes de viaje. Las reservas de hotel en
este destino en África occidental se han reducido 65%.
El golpe a
esta diminuta economía es uno de muchos ejemplos alrededor del mundo donde el
temor —o lo que los economistas llaman comportamiento de aversión— está pasando
la factura más allá de los costos directos de tratar el virus.
Propagado a
través de fluidos corporales, el ébola no es tan contagioso como las
enfermedades que se transmiten a través del aire, como la gripe.
Pero su
avance ha producido riesgos reales de contagio económico. La alarma de casos de
ébola en Dallas, en el estado de Texas,
intensificó el nerviosismo del mercado bursátil. Los congresistas de Estados
Unidos hacen llamados cada vez más frecuentes para imponer restricciones en los
vuelos. Otros hablan sobre posibles interrupciones en el comercio.
Para los
economistas, el reto es medir y pronosticar el impacto que el temor tiene en la
confianza y el comportamiento de los consumidores.
Estudios de
brotes recientes, incluyendo aquellos del síndrome respiratorio agudo severo, o SARS, y el H5N1, “la gripe aviar”, muestran que las economías sufrieron más debido a los
esfuerzos de mitigar los riesgos que debido a las mismas enfermedades o los
gastos directos para tratarlas.
Los impactos
económicos van desde medidas voluntarias de los consumidores, como rehusarse a
comer en restaurantes o viajar en avión, hasta las medidas tomadas por los
gobiernos, como cerrar colegios o imponer restricciones de vuelos que pueden
interrumpir la productividad.
El
comportamiento de aversión fue responsable de más de 80%
de la actividad económica perdida durante la epidemia
del SARS en el sudeste de China, Hong Kong y otras partes del mundo en
2003, dice el investigador Milan Brahmbhatt del World
Resources Institute y quien estudió el impacto de la enfermedad cuando
trabajó como economista en el Banco Mundial.
Las pérdidas relacionadas al SARS en las industrias del turismo, alimentos y viajes totalizaron US$8.500 millones en China continental y US$1.300 millones en
Hong Kong, según un estudio de la Escuela de
Higiene y Medicina Tropical de Londres, pero también
US$4.300 millones en Canadá, que estaba bastante lejos del centro del
brote pero es país que cuenta con una enorme diáspora de chinos de Hong Kong.
Los datos
del SARS y la gripe aviar fueron utilizados posteriormente para realizar
proyecciones ambiciosas. Un ensayo de los mismos especialistas británicos simuló el costo económico global de una pandemia gripal
futura, como la gripe española de 1918, y predijo que las pérdidas en el peor de los casos ascenderían a 8% del
Producto Interno Bruto global, y que la mayoría sería producto de
medidas gubernamentales destinadas a proteger a las personas de los riesgos.
Nada hace
pensar que el impacto del ébola seguirá los mismos patrones. Los resultados
económicos de las epidemias dependen tanto de su desarrollo cómo de su
propagación, y en las creencias de la gente sobre ellas, dice Brahmbhatt. En el
caso del sida, dijo, una vez que la gente supo que podía “evitar la infección
al abstenerse de un limitado conjunto de comportamientos riesgosos” los costos
económicos del comportamiento de aversión prácticamente desaparecieron.
Ya que los
economistas no saben cómo avanzará la crisis del ébola, sus proyecciones
actualmente contienen grandes contingencias y advertencias.
En un
informe reciente sobre África
occidental, el Banco Mundial pronosticó una pérdida económica por el ébola de
entre US$3.800 millones y US$32.600 millones en los próximos dos años, lo que equivale
a entre 0,4% y 3,3% del PIB de la región.
Parte de esa
incertidumbre se debe a la forma en la que el ébola mismo se esparciría, pero
también se aplica a los sentimientos impredecibles de la gente. “¿Continuará el
comportamiento de aversión de esta manera?”, pregunta Francisco
Ferreira, economista jefe del Banco para África. “¿Se asustará la gente
más? ¿Se asustará menos?”
Los
economistas no están disparando a ciegas. Técnicas mejoradas de recolección de
datos, incluyendo herramientas de geolocalización en teléfonos móviles que
permiten mapear los movimientos de la gente y especialmente sondeos a hogares
determinados proveen inteligencia local en las regiones afectadas.
Para sus
proyecciones sobre África occidental, el Banco Mundial primero recogió
múltiples “fragmentos” de datos en el terreno, como los llama Ferreira. Por
ejemplo, una caída en las ventas de gaseosas o una menor producción de cemento.
Estos componentes por sector ayudaron a calcular un estimado del PIB del tercer
y cuarto trimestre en Liberia, Sierra Leona y Guinea,
los tres países más golpeados por el brote de ébola.
El Banco
Mundial luego extrapoló esos datos para hacer predicciones sobre toda la región
en caso de que la crisis se extienda hasta 2015
o si se esparce y se arraiga en economías vecinas más grandes como Nigeria y Ghana.
Hasta el
momento, los economistas no prevén un gran impacto internacional. Incluso el peor escenario del Banco Mundial
para África occidental contempla una mínima
caída en una economía mundial que alcanzó los US$75 billones (millones de
millones) el año pasado. Pero la experiencia de Hong Kong con el SARS muestra
cómo los temores provocados por una epidemia pueden lastrar una economía
avanzada.
mapa de Gambia mencionado en el articulo.
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