Analizan el caos que sobrevendrá a España si
el Califato de Iraq y Siria consolida su poder en Libia.
Tripolitana era de los romanos antiguos
Cirenaica (actualmente Bengasi) era de los griegos; al noreste en Derna están los del Califato de Iraq y Siria.
Fezzan en septiembre de 2013 autoproclamó su autonomía respecto al gobierno de Libia;era parte del antiguo imperio otomano y creo están mas cerca de unirse a Níger y a Mali.
a simple vista son 3 países unidos a la fuerza.
Estado
Islámico es un peligro real para Libia
"La amenaza para
España y para Europa es la 'somalización' de Libia"
http://www.elmundo.es/internacional/2014/10/09/5435784dca4741ca138b456e.html
BERNARDINO
LEÓN Enviado especial de la ONU para Libia
Nota del autor del blog: es un intelectual anti islámico hijo de judíos alemanes
Bernardino León, durante la entrevista con EL
MUNDO. Bernardino León, durante la entrevista con EL MUNDO. JAVIER BARBANCHO
ROSA
MENESES
Madrid
09/10/2014 14:16 horas
Bernardino
León (Málaga, 1964)
viaja constantemente a Libia y los países vecinos desde que, este agosto, fuera
nombrado enviado especial de la ONU para Libia. Sin duda, su amplio bagaje
diplomático le sirve de instrumento para enfrentarse a la misión de mediar en
la grave crisis por la que atraviesa Libia y evitar a toda costa la guerra y el
desmembramiento del país, con consecuencias devastadoras para toda la región,
incluida la ribera norte del Mediterráneo.
Tras el
derrocamiento del régimen de Gadafi, en octubre de 2011, el país ha
experimentado una deriva violenta hasta llegar al caos de hoy. Ahora mismo hay dos parlamentos y dos
gobiernos paralelos, uno en Trípoli -apoyado
por las milicias Fajr Libia, aliadas de Misrata-
y otro en Tobruk (a más de 1.000 kilómetros de
distancia), que es el único que reconoce la comunidad internacional.
Después de
auspiciar varios encuentros, el lunes 29 de septiembre logró reunir en Ghadames
por primera vez a diputados rivales.
¿Cuál
es su balance hasta ahora de las negociaciones?
En Libia no
hay un solo problema sino que es una crisis que tiene muchas dimensiones. Hay
una primera dimensión que es
institucional y de la que probablemente procede todo lo demás. Esa crisis nos
plantea dos parlamentos, dos gobiernos, un país completamente dividido y una
negación completa del otro. Se ha creado un ambiente político y social, que
sigue existiendo todavía, muy preocupante para todos porque parecía que no
había alternativa.
La segunda dimensión es de seguridad o
militar, con cientos de brigadas armadas
sobre el terreno (se calcula que sólo Misrata tiene
unas 300 brigadas que controlan más de un
tercio del país).
Desde ONU
hemos tratado de compartimentar los problemas y comenzar con un enfoque
gradual. El parlamento de Tobruk se estaba
reuniendo sin la presencia de unos 60 parlamentarios de
Misrata. Fue extremadamente difícil conseguir que aceptaran reunirse con
una delegación de Tobruk, pero al final hemos logrado acordar una agenda para
que se reúnan por primera vez en Ghadames, y
afrontar que había que decir basta para no llevar al país a la guerra. Yo
planteé dos decisiones sencillas: La primera:
vamos a un proceso político en que nos mantengamos sentados hasta que
encontremos soluciones a todos nuestros problemas, sí o no. La segunda: Hacemos una llamada al alto
el fuego, sí o no. Subrayo llamada porque son parlamentarios que no pueden
declarar alto el fuego, no hay un ejército que obedezca a un presidente. Pero
la llamada política es importante porque legitima un alto fuego.
¿Cómo
piensa enrolar a las brigadas en este proceso?
En paralelo
a esta propuesta hemos iniciado un proceso con las milicias. En Trípoli ya me he reunido con más de 40 de ellas para
convencerles. Tenemos como instrumento la resolución 2174 del Consejo de
Seguridad de la ONU que aprueba sanciones directas contra grupos o personas que
rechacen la vía pacífica o pongan trabas al proceso político.
Milicias
de Fajr Libia y Dar al Ifta, la mayor autoridad religiosa del país han
rechazado el proceso.
¿Supone
un obstáculo importante?
Hemos tenido
a gente que se ha puesto en contra. Pero lo interesante es que cuando esta
escuela coránica vinculada al muftí hizo un comunicado rechazando las
negociaciones, al día siguiente 12 académicos [religiosos] dijeron que había
que estar con diálogo.
Cuando una milicia de Fajr Libia dijo que no al proceso, al
día siguiente Central Shield y las
milicias más importantes de Misrata dijeron que sí estaban a favor. El
general Jalifa Hafter bombardeó Bengasi para
dejar claro su 'no' al diálogo y al día siguiente el ejército libio, que es su
principal aliado, declaró que estaba con el alto el fuego. Es decir, sabemos
que este proceso no va a ser un éxito asegurado, que es un camino en el que nos
quedan muchos pasos, pero era imprescindible darlos porque si no, la amenaza
que tiene España y Europa es la somalización de Libia.
¿Cómo
se ha llegado a la situación actual de Libia?
La comunidad
internacional intervino del lado de los rebeldes para derrocar a Gadafi, pero
una vez conseguido este objetivo
¿no
tendría que haber acompañado mejor a los libios en su transición política para
que no hubiera derivado en el caos?
Sí, la
pregunta es muy apropiada. La comunidad internacional estableció después de la
guerra una misión ONU muy fuerte y muy grande, con componentes de apoyo a la
Administración, al desarrollo humano y económico y al entrenamiento del
ejército y brigadas militares.
Pero lo que
ha ocurrido es que mientras se intentaba ayudar a los libios también se les
estaba dejando hacer porque su mensaje era que les dejáramos a ellos
reconstruir el país.
Libia es un país muy sensible a todo lo que
sea intervención internacional (y eso es herencia de Gadafi). Hemos visto polarizado el
país a medida que se polarizaba toda la región. Libia es un país que, a
diferencia de Siria e Irak, que tienen un pasado imperial con los omeyas y los
abásidas y una historia de Estado, con presencia otomana, británica, francesa,
los partidos Baaz... Libia no tiene nada de eso, todo es centrífugo, es un país
gigantesco, más de tres veces España, donde la distancia entre Trípoli y Bengasi son más de 1.300 km, de desierto
total, sin historia común (la Cirenaica era griega
y la Tripolitania, romana y púnica). No hay tradición de partidos porque
Gadafi destruyó todo vestigio de Estado e instauró un sistema permanente de
desconfianza con la Yamahiriya (república de masas), que era un movimiento
permanente para que no hubiera nada y sólo permaneciera Gadafi. Tenemos cuatro
grandes conflictos en el Mediterráneo: Siria, Irak, Israel y Palestina y Libia.
A priori, cuando yo analizaba estos conflictos hace seis meses, pensé que lo
más difícil iba a ser Libia porque no hay fuerzas centrípetas o constructoras.
Pero ahora soy bastante pesimista respecto a Siria e Irak y tengo esperanza de
que en Libia todavía se pueda reconstruir la situación y lo creo porque las
distancias entre los diferentes actores no son tan grandes. Y porque la
tradición tribal y guerrera no es destructora sino que busca resolver
cuestiones pero no eliminar al otro.
¿Existe
el peligro real de que los yihadistas de Estado Islámico (IS) establezcan una
base en Libia?
Es una
amenaza real, por supuesto, aunque controlable. En
Derna ya hay bastantes elementos de Al Qaeda. Esto no es nuevo: Derna
fue donde la resistencia a Gadafi tomó forma de yihadismo y muchos libios fueron
a Afganistán. La situación fue tan grave que
Gadafi llegó a bombardear la ciudad. Así que la preocupación es muy grande,
porque sabemos que hay contactos entre Ansar al Sharia (el grupo que mató al embajador
estadounidense) con Al Qaeda y el Estado Islámico y
que hay tránsito de yihadistas y armas entre Libia,
Mali, Argelia y Túnez, por la falta de control de las fronteras. Si no
se resuelve la estructura política del país, es muy difícil que podamos ser
eficaces en la lucha contra el terrorismo.
Si
no se estabiliza Libia en dos o tres meses, España tendrá un enorme desorden en el sur
del Mediterráneo, con una Libia donde Al Qaeda
y el IS pueden tener una base
operativa de enorme importancia económica y estratégica.
Como enviado
especial de la ONU,
¿cómo
valora las gestiones de España para apoyar su mediación?
España apoya
muy activamente esta misión. El Gobierno apoyó con fuerza este nombramiento y
pone todos medios para que no sólo sea un apoyo político, sino que tengamos
éxito. Convocó la Conferencia 5+5 en Madrid, el 17 de septiembre, y tenemos
contacto permanente. España está actuando con un gran sentido de la
responsabilidad y con una gran habilidad política en la zona.
Nota del autor del blog: Solo el Estado Islámico impondrá el orden en Libia así como los talibanes lo hicieron en Afganistán
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