Otra vez volvió la
guerra de divisas.
A falta de crecimiento global, vuelve a escena
el temor a una ‘guerra de divisas’
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By
IAN
TALLEY
Oct.
6, 2014 12:02 a.m. ET
Las grandes potencias exportadoras
del mundo muestran señales de agotamiento, lo que reanuda las presiones para que muchos países devalúen sus monedas como una forma
de reactivar sus economías.
El
crecimiento de las exportaciones en numerosos países que dependen de las ventas
de sus productos al exterior para impulsar su crecimiento ha vuelto a quedar
corto frente a las expectativas de un repunte.
Las exportaciones de Alemania, que tiene el mayor superávit comercial del
mundo, registraron un alza de 0,9% en 2013, después de promediar incrementos de 8% durante los
años previos a la crisis de 2008.
Las exportaciones de China, la segunda economía del mundo, crecieron 8,6% en 2013 tras promediar aumentos de 20% al año durante una década.
El problema
es generalizado y va más allá de los países que tienen un superávit comercial.
La Organización Mundial del Comercio redujo su pronóstico para el crecimiento
del intercambio comercial mundial y advirtió que era más probable que lo revise
a la baja que al alza en el futuro.
La
OMC prevé una expansión de 4% del comercio internacional en 2015, en lugar del
5,3% estimado con anterioridad.
El letargo
del comercio es un síntoma de una recuperación global decepcionante. “La
economía global es más débil de lo que habíamos esperado”, reconoció a
fines de la semana pasada Christine Lagarde, directora
gerente del Fondo Monetario Internacional.
Se prevé que el FMI reduzca el martes su pronóstico del crecimiento global de
2015 desde el actual 4%, un recorte que se suma a lo que la entidad califica como
años de “decepciones en serie”.
“El riesgo es que el
mundo quede estancado en (un crecimiento) mediocre”, aseveró.
El deterioro
de la economía global fija el tono para las reuniones anuales del FMI y del
Banco Mundial que tendrán lugar esta semana en Washington, a las que acudirán
ministros de Finanzas y los presidentes de los bancos centrales del mundo.
Contenedores
de embarque en el Puerto de Los Ángeles en junio. Bloomberg
La desaceleración afecta a las principales economías emergentes de Asia y a los países desarrollados de
Europa, cuyas perspectivas son tan sombrías que el FMI ha advertido
sobre el riesgo de que sufra una “década perdida”, como la de Japón, caracterizada por una inflación excesivamente
baja y un crecimiento anémico.
Un fuerte
repunte del comercio después de la crisis financiera ayudó a propulsar las
primeras etapas de la recuperación global hasta 2010. Desde entonces, sin
embargo, el crecimiento se ha debilitado y no ha cumplido las expectativas.
Los
problemas están reduciendo las oportunidades para las industrias exportadoras
en las grandes economías desarrolladas.
“No quisiera estar en
el negocio de las máquinas-herramientas en Alemania en este momento”, señala Adam
Posen, presidente del Instituto Peterson para la Economía Internacional.
“Tampoco
quisiera trabajar en el sector astillero en Corea del Sur”.
La
fragilidad de la economía aumenta la tentación de que los países devalúen sus
divisas para aumentar la competitividad del sector exportador.
Algunos ministros de
Hacienda han vuelto a hablar de una guerra global de divisas, en alusión a una serie de
devaluaciones que propician el crecimiento a corto plazo a expensas del resto
de los países.
Mario
Draghi, presidente del Banco Central Europeo, ha elogiado la
depreciación del euro, con lo que sugiere a los inversionistas que el
debilitamiento de la moneda es uno de los grandes objetivos de la entidad. El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, realizó comentarios
semejantes en torno a la caída del yen. Corea del Sur y China han sido atacados
por mantener la cotización de sus divisas más baja de lo que muchos economistas
consideran un valor justo.
Devaluar la moneda es una estrategia
más fácil que emprender reformas estructurales que deben sortear obstáculos
políticos, en particular en el caso de los países que tienen un creciente
endeudamiento y un alto desempleo.
El grupo de
las 20 mayores economías del mundo,
cuyos ministros de Finanzas también se reunirán esta semana, intenta reactivar el crecimiento mediante
cientos de políticas propuestas que abarcan desde inversiones en infraestructura a cambios en la legislación de las
pensiones públicas.
Se estima
que tales cambios pueden aumentar el crecimiento de la economía global en hasta
1,8 puntos porcentuales.
Brasil, por ejemplo, evalúa invertir en
nuevos proyectos de infraestructura, reducir los trámites burocráticos para
acelerar la inversión, reformar los sistemas tributario y judicial y reforzar
la educación pública.
“Dependimos mucho de la
demanda externa durante muchos años”, dice Diego Bonomo, director ejecutivo de la Confederación Nacional de la Industria de ese país, que representa a más de 500.000 empresas. “Ahora, tenemos que buscar reformas y aumentar nuestra productividad
para hacer crecer nuestro mercado interno”.
El gobierno
brasileño, sin embargo, se ha topado con escollos políticos para obtener la
aprobación de las reformas en momentos en que las perspectivas de crecimiento
se desvanecen.
En momentos
en que la política monetaria ya ha desplegado sus herramientas y hay poco
margen para el estímulo fiscal, buena parte del mundo se ha volcado hacia el
comercio como una forma de incentivar el crecimiento. Europa, por ejemplo, busca
una liberalización de su intercambio comercial con Estados Unidos mediante la
firma de la Asociación Transatlántica para el Comercio
y la Inversión.
Su posible
impacto en el crecimiento es una de las principales motivaciones de los
europeos, dice Michael Froman, representante comercial de EE.UU.
Otros países podrían estar haciendo cálculos parecidos, indicó. La
negociación de pactos de libre comercio permite a los gobiernos mejorar la
eficiencia y competitividad de sus sectores, lo que nutre el crecimiento. “Eso
le ha brindado más apoyo y nuevos bríos a la agenda comercial en el mundo”,
asevera Froman.
Los acuerdos de libre comercio, no
obstante, también enfrentan serios obstáculos políticos.
Aunque
algunos brasileños desean un tratado con EE.UU., Bonomo no prevé que ello
acontezca en los próximos años.
A su vez,
las negociaciones entre Europa y EE.UU. están en
etapas preliminares y no se esperan novedades hasta al menos el próximo año.
Nota del autor el blog: artículos relacionados
Hay
que ahorrar en dólares y no en euros, ni en yenes, ni francos suizos por
el momento //pues calculan que el dólar subirá un 20 % ( ya ha subido 8%
) si es que no hubiera inflación.
http://economiaytecnologiaentrujillo.blogspot.com/2014/10/hay-que-ahorrar-en-dolares-y-no-en.html
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