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lunes, 8 de junio de 2015

La fusión de Monsanto y Syngenta asusta a los agricultores de EE.UU. y podría crear una hambruna global, principalmente en Brasil y Argentina como en Irlanda entre los años 1845 y 1849 donde murieron mas de 2.5 millones de hambre por culpa de los monocultivos. Por Jacob Bunge encontrado en el WSJ

La fusión de Monsanto y Syngenta asusta a los agricultores de EE.UU. y podría crear  una hambruna global, principalmente  en Brasil y Argentina como en Irlanda entre los años 1845 y 1849 donde murieron mas de 2.5 millones de hambre por  culpa de los monocultivos.


 







Nota del autor del blog: a mi me parece como la tercera parte de la película denominada el anticristo donde domina  al mundo por el chantaje alimentario , una primera victima podrían ser Argentina y Brasil que  cultivan casi en un 50 % sus semillas , o me pagas a los fondos buitres o no te vendo semillas o una plaga inventada que afecte  justos a esos monocultivos, sumiendo en la inseguridad alimentaria como el Irlanda en entre los años 1845 y 1849 donde el tizón tardío arruino la cosecha de papas y murieron 2,500,000 




http://lat.wsj.com/articles/SB11011368353613443430904581034321954811538?tesla=y


Por JACOB BUNGE

lunes, 8 de junio de 2015 0:07 EDT






El intento de Monsanto Co. MON +0.19%  de comprar Syngenta AG SYNN.VX -1.41% está sembrando temores en el cinturón agrícola de Estados Unidos de que otra ronda de consolidación en la industria elimine un importante competidor y eleve los precios de las semillas y los pesticidas.



Las inquietudes de los agricultores podrían jugar un importante papel en la aprobación de la fusión. Se prevé que los reguladores antimonopolio de EE.UU. y otros países examinen con cuidado si una combinación concentraría demasiado poder en manos de Monsanto, que ya es el mayor fabricante de semillas del mundo por ventas y un importante proveedor de químicos para cultivos.

La oferta de US$45.000 millones por Syngenta, divulgada en mayo, pone de relieve la a veces tensa relación del gigante estadounidense con agricultores que dependen de sus semillas para cultivar desde maíz y soya hasta espinaca y brócoli.


Los avances de Monsanto —con sede en St. Louis, Missouri— en la ingeniería genética los ha ayudado a producir mayores cosechas y evitar el uso de fuertes químicos que solían ser necesarios para controlar malezas y pestes. No obstante, los agricultores dicen que esas herramientas vienen con un alto precio y reglas estrictas que Monsanto aplica rigurosamente, a menudo con demandas judiciales contra sus clientes, lo que ha dañado la reputación de la empresa en partes de la región agrícola central de EE.UU.

La suiza Syngenta, la mayor vendedora de pesticidas para cultivos, ha rechazado la propuesta de Monsanto con el argumento de que subvalora la empresa y pasa por alto considerables obstáculos antimonopolio y políticos a una fusión, pese a la promesa de Monsanto de vender el negocio de semillas de Syngenta y algunos productos químicos que se superponen.



El gigante estadounidense ha indicado que sigue interesado en un acuerdo, lo que aumenta las expectativas de que mejore su oferta. Monsanto planea hablar de la posible adquisición con accionistas de ambas empresas esta semana en Europa, según personas al tanto.


Grupos agrícolas están siguiendo de cerca la posible operación, que sería la mayor compra en la historia del sector. “Cuando tienes tanto poder de mercado, hay demasiado dinero para ganar usando tu poder para avanzar los intereses de la compañía”, sostiene John Hansen, presidente de la Unión de Agricultores de Nebraska y miembro de la junta de la Unión Nacional de Agricultores de EE.UU.


Una fusión también enfrentaría la oposición de detractores de la agricultura a gran escala y los cultivos genéticamente modificados. Algunos grupos activistas sostienen que tales cultivos han aumentado la dependencia de los agricultores en pesticidas y fertilizantes sintéticos que podrían dañar el medio ambiente.


Los legisladores estadounidenses también podrían resistirse a cualquier operación que implique una mudanza de la sede de Monsanto a Suiza con fines impositivos, conforme han aumentado las críticas a estos acuerdos conocidos como “inversión tributaria”. Algunos analistas creen que Monsanto intentará trasladar su domicilio fiscal como parte de la operación, si bien la empresa ha señalado que ese no es el principal motivo de la propuesta de compra.


Es probable que haya evaluaciones antimonopolio en EE.UU., la Unión Europea y Brasil, que es un importante mercado agrícola para ambas empresas, según expertos legales.



Combinadas, Monsanto y Syngenta tendrían 42% del mercado de pesticidas en Norteamérica, 28% en América Latina y 25% en Europa y Medio Oriente, estima J.P. Morgan Chase JPM +1.64%  & Co.

Las dos venden cerca de 26% de los pesticidas del mundo. Monsanto vende 46% de todas las semillas de maíz en América Latina y 35% en América del Norte, según J.P. Morgan.

Un interrogante crucial es qué opinan los reguladores sobre la creciente concentración en el mercado de semillas y químicos —que suelen usarse en conjunto— y si una fusión podría perjudicar significativamente a los competidores, muchos de los cuales pagan para usar las semillas modificadas genéticamente de Monsanto.



Pocas veces las autoridades antimonopolio de EE.UU. han buscado bloquear un acuerdo sólo porque pudiese dar lugar al tipo de integración vertical que ocurriría con una fusión entre Monsanto y Syngenta, explica George Hay, profesor de derecho de la Universidad de Cornell y ex economista de la división antimonopolio del Departamento de Justicia de EE.UU. “Podría poner en desventaja a ciertos competidores, pero no subir los precios para los consumidores”.

Nota del autor del blog : ese es un cuento los monopolios casi siempre cobran mas


Los ejecutivos de Monsanto han dicho que la venta del negocio de semillas de Syngenta y los agroquímicos que se superponen con los de Monsanto resolvería cualquier preocupación competitiva.



Monsanto, que desde hace mucho produce herbicidas y otros químicos, incursionó en el segmento de semillas cuando adquirió una empresa de soya en 1982. Sus científicos se concentraron en genes que podrían permitir a las plantas sobrevivir la fumigación con herbicidas como Roundup.


En los años 90, salió de compras y se quedó con cerca de dos docenas de compañías de EE.UU., Europa y Sudamérica que proveen semillas y productos genéticos de una amplia variedad de cultivos. Las primeras semillas biotecnológicas de Monsanto empezaron a venderse en 1996.


Monsanto y Syngenta combinadas consumirían una mayor parte del presupuesto de los agricultores. En EE.UU., por ejemplo, las semillas y los pesticidas representan alrededor de un quinto de los gastos anuales de los agricultores de maíz, soya y algodón, según datos del Departamento de Agricultura.
                                     

Desde 1995, el costo promedio de las semillas se ha más que triplicado, mientras que el de los químicos aumentó cerca de 11% en ese lapso, de acuerdo con datos del Departamento de Agricultura. Los ingresos netos del sector agrícola más que se duplicaron en ese período, a US$108.000 millones el año pasado.

Monsanto ha afirmado que su influencia en los agricultores ayudaría a que su adquisición sea rentable para la empresa y sus clientes. Su presidente, Brett Begemann, dijo en una conferencia de inversionistas en mayo que la empresa podrá aprovechar sus relaciones con clientes de semillas para venderles químicos de Syngenta, pero que no planeaba combinar productos. “Ayudamos a los agricultores a hacer simples las decisiones realmente complejas”, afirmó.


Monsanto planea abordar el tema de la posible compra de Syngenta con más agricultores en las próximas semanas, según personas al tanto.


Rob Bouic, un agricultor de Ohio, dice que casi todo el maíz que cultivará este año fue desarrollado por Monsanto, pero que ha dedicado más hectáreas de soya a variedades no biotecnológicas vendidas por otras empresas, en parte porque cuestan menos.


“Monsanto ha sobrevaluado su tecnología”, afirma Bouic, a quien le preocupa la posible fusión. “La única forma de frenar esa actitud es un competidor o competidores que puedan vender un producto de la misma calidad”.

Monsanto ha sostenido que debido a que las semillas diseñadas permiten a los agricultores ahorrar dinero en pesticidas y mejorar los rendimientos, es justo que se quede con parte del valor adicional que producen esos cultivos y recupere el costo de llevarlos al mercado.


Algunos agricultores esperan obtener beneficios de una fusión, al imaginar nuevos pesticidas y semillas, así como el potencial de mayores descuentos por compras en altos volúmenes a una sola empresa.



“Puedo entender el argumento de que la competencia es buena, y uno quiere que haya la mayor competencia posible, pero la otra cara es que para que las compañías sean competitivas, tienen que ser tan eficientes como sea posible”, apunta Danny Murphy, un agricultor de Mississippi y ex presidente de la Asociación Estadounidense de Soya.

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