La
fusión de Monsanto y Syngenta asusta a los agricultores de EE.UU. y podría crear una hambruna global, principalmente en Brasil y Argentina como en Irlanda entre los años 1845 y 1849 donde murieron mas de 2.5 millones de hambre por culpa de los monocultivos.
Nota del autor del blog: a mi me parece como la tercera parte de la película denominada el anticristo donde domina al mundo por el chantaje alimentario , una primera victima podrían ser Argentina y Brasil que cultivan casi en un 50 % sus semillas , o me pagas a los fondos buitres o no te vendo semillas o una plaga inventada que afecte justos a esos monocultivos, sumiendo en la inseguridad alimentaria como el Irlanda en entre los años 1845 y 1849 donde el tizón tardío arruino la cosecha de papas y murieron 2,500,000
http://lat.wsj.com/articles/SB11011368353613443430904581034321954811538?tesla=y
Por JACOB BUNGE
lunes,
8 de junio de 2015 0:07 EDT
El intento de Monsanto Co. MON +0.19%
de comprar Syngenta AG SYNN.VX -1.41% está sembrando temores en
el cinturón agrícola de Estados Unidos de que otra ronda de consolidación en la
industria elimine un importante
competidor y eleve los precios de las semillas y los pesticidas.
Las
inquietudes de los agricultores podrían jugar un importante papel en la
aprobación de la fusión. Se prevé que los reguladores antimonopolio de EE.UU. y
otros países examinen con cuidado si una combinación concentraría demasiado
poder en manos de Monsanto, que ya es el
mayor fabricante de semillas del mundo por ventas y un importante proveedor de
químicos para cultivos.
La
oferta de US$45.000 millones por Syngenta, divulgada en mayo, pone de relieve la a veces tensa
relación del gigante estadounidense con agricultores que dependen de sus
semillas para cultivar desde maíz y soya hasta espinaca y brócoli.
Los avances
de Monsanto —con sede en St. Louis, Missouri— en la ingeniería genética los ha
ayudado a producir mayores cosechas y evitar el uso de fuertes químicos que
solían ser necesarios para controlar malezas y pestes. No obstante, los
agricultores dicen que esas herramientas vienen con un alto precio y reglas
estrictas que Monsanto aplica rigurosamente, a menudo con demandas judiciales
contra sus clientes, lo que ha dañado la reputación de la empresa en partes de
la región agrícola central de EE.UU.
La
suiza Syngenta, la mayor
vendedora de pesticidas para cultivos, ha rechazado la propuesta de Monsanto
con el argumento de que subvalora la empresa y pasa por alto considerables
obstáculos antimonopolio y políticos a una fusión, pese a la promesa de Monsanto
de vender el negocio de semillas de Syngenta y algunos productos químicos que
se superponen.
El gigante
estadounidense ha indicado que sigue interesado en un acuerdo, lo que aumenta
las expectativas de que mejore su oferta. Monsanto planea hablar de la posible
adquisición con accionistas de ambas empresas esta semana en Europa, según
personas al tanto.
Grupos
agrícolas están siguiendo de cerca la posible operación, que sería la mayor compra en la historia del sector. “Cuando
tienes tanto poder de mercado, hay demasiado dinero para ganar usando tu poder
para avanzar los intereses de la compañía”, sostiene John Hansen,
presidente de la Unión de Agricultores de Nebraska
y miembro de la junta de la Unión Nacional de Agricultores de EE.UU.
Una fusión
también enfrentaría la oposición de detractores de la agricultura a gran escala
y los cultivos genéticamente modificados. Algunos grupos activistas sostienen
que tales cultivos han aumentado la dependencia de los
agricultores en pesticidas y fertilizantes sintéticos que podrían dañar
el medio ambiente.
Los
legisladores estadounidenses también podrían resistirse a cualquier operación
que implique una mudanza de la sede de Monsanto a Suiza con fines impositivos,
conforme han aumentado las críticas a estos acuerdos conocidos como “inversión
tributaria”. Algunos analistas creen que Monsanto intentará trasladar su
domicilio fiscal como parte de la operación, si bien la empresa ha señalado que
ese no es el principal motivo de la propuesta de compra.
Es probable
que haya evaluaciones antimonopolio en EE.UU., la Unión
Europea y Brasil, que es un importante mercado agrícola para ambas
empresas, según expertos legales.
Combinadas, Monsanto y Syngenta tendrían 42% del mercado de pesticidas en
Norteamérica, 28% en América Latina y 25% en
Europa y Medio Oriente, estima J.P. Morgan Chase JPM +1.64% & Co.
Las
dos venden cerca de 26% de los pesticidas del mundo. Monsanto
vende 46% de todas las semillas de maíz en América Latina y 35% en América del
Norte, según J.P. Morgan.
Un
interrogante crucial es qué opinan los reguladores sobre la creciente
concentración en el mercado de semillas y químicos —que suelen usarse en
conjunto— y si una fusión podría perjudicar significativamente a los
competidores, muchos de los cuales pagan para usar las semillas modificadas
genéticamente de Monsanto.
Pocas veces
las autoridades antimonopolio de EE.UU. han buscado bloquear un acuerdo sólo
porque pudiese dar lugar al tipo de integración vertical que ocurriría con una
fusión entre Monsanto y Syngenta, explica George Hay, profesor de derecho de la
Universidad de Cornell y ex economista de la división antimonopolio del
Departamento de Justicia de EE.UU. “Podría poner en desventaja a ciertos
competidores, pero no subir los precios para los consumidores”.
Nota del autor del blog : ese es un cuento los monopolios casi
siempre cobran mas
Los
ejecutivos de Monsanto han dicho que la venta del negocio de semillas de
Syngenta y los agroquímicos que se superponen con los de Monsanto resolvería
cualquier preocupación competitiva.
Monsanto,
que desde hace mucho produce herbicidas y otros químicos, incursionó en el
segmento de semillas cuando adquirió una empresa de soya en 1982. Sus
científicos se concentraron en genes que podrían permitir a las plantas
sobrevivir la fumigación con herbicidas como Roundup.
En los años 90, salió de compras y se quedó con cerca de dos docenas de
compañías de EE.UU., Europa y Sudamérica que proveen semillas y
productos genéticos de una amplia variedad de cultivos. Las primeras semillas biotecnológicas de Monsanto empezaron a
venderse en 1996.
Monsanto y
Syngenta combinadas consumirían una mayor parte del presupuesto de los
agricultores. En EE.UU., por ejemplo, las semillas y
los pesticidas representan alrededor de un quinto de los gastos anuales de los
agricultores de maíz, soya y algodón, según datos del Departamento de
Agricultura.
Desde 1995, el costo promedio de las semillas se ha más que
triplicado, mientras que el de los químicos aumentó cerca de 11% en ese
lapso, de acuerdo con datos del Departamento de Agricultura. Los ingresos netos del sector agrícola más que se duplicaron
en ese período, a US$108.000 millones el año pasado.
Monsanto ha
afirmado que su influencia en los agricultores ayudaría a que su adquisición
sea rentable para la empresa y sus clientes. Su presidente, Brett Begemann, dijo en una conferencia de
inversionistas en mayo que la empresa podrá aprovechar sus relaciones con
clientes de semillas para venderles químicos de Syngenta, pero que no planeaba
combinar productos. “Ayudamos a los agricultores a hacer simples las decisiones
realmente complejas”, afirmó.
Monsanto
planea abordar el tema de la posible compra de Syngenta con más agricultores en
las próximas semanas, según personas al tanto.
Rob Bouic,
un agricultor de Ohio, dice que casi todo el maíz que cultivará este año fue
desarrollado por Monsanto, pero que ha dedicado más hectáreas de soya a
variedades no biotecnológicas vendidas por otras empresas, en parte porque
cuestan menos.
“Monsanto ha sobrevaluado
su tecnología”,
afirma Bouic, a quien le preocupa la posible fusión. “La única forma de frenar esa
actitud es un competidor o competidores que puedan vender un producto de la
misma calidad”.
Monsanto ha
sostenido que debido a que las semillas diseñadas permiten a los agricultores
ahorrar dinero en pesticidas y mejorar los rendimientos, es justo que se quede
con parte del valor adicional que producen esos cultivos y recupere el costo de
llevarlos al mercado.
Algunos
agricultores esperan obtener beneficios de una fusión, al imaginar nuevos
pesticidas y semillas, así como el potencial de mayores descuentos por compras
en altos volúmenes a una sola empresa.
“Puedo
entender el argumento de que la competencia es buena, y uno quiere que haya la
mayor competencia posible, pero la otra cara es que para que las compañías sean
competitivas, tienen que ser tan eficientes como sea posible”, apunta Danny
Murphy, un agricultor de Mississippi y ex presidente de la Asociación
Estadounidense de Soya.
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