Naumburg
no olvida a Nietzsche (El súper hombre de Friedrich Nietzsche es la
inteligencia artificial)
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Nota del autor del blog: yo leí
todos sus libros cuando era adolescente. Y creo el WSJ recomendaba leer a los clásicos
cuando se está en depresión en lugar de tomar Prozac. Lea Así hablo zaratustra
y se sentirá fuerte como si hubiera consumido un Kg de ...
No es ningún
secreto: a Friedrich Nietzsche nunca le gustó Naumburg,
a pesar de ser el lugar en el que pasó más tiempo. Sin embargo, la ciudad sigue
recordando al filósofo. Y con éxito.
Hace un
calor sofocante y quiero subir. 242 escalones separan el suelo de la parte más
alta de la torre de la iglesia de San Wenceslao. Me
esfuerzo. Finalmente alcanzo el mirador a 54 metros.
La subida me
recuerda a mi primera lectura de Así habló Zaratustra,
de Nietzsche. Cuanto más anchura tiene el camino por donde ando, más me mareo.
Como filósofo, Nietzsche rompió con la ética cristiana de la compasión y
propagó los llamados superhombres, los cuales se habían liberado de las
ataduras de la moral tradicional.
Nota del autor del blog : Así hablo Zaratustra es
el principal libro del filosofo alemán
Estoy solo
en las alturas de Naumburg. Mi vista vaga sobre la multitud de tejados y
callejuelas. Las cuatro torres de la Catedral de San
Pedro y San Pablo están cerca. Allí detrás, los salones se abren camino
a través de un paisaje con altibajos. Veo laderas cubiertas de vides, entre
casas y las ruinas del castillo. El extremo sur del estado
de Sajonia-Anhalt parece, desde arriba, la Toscana.
¿Por qué
Friedrich Nietzsche nunca se ha sentido aquí como en casa?
Escultura
dedicada al autor alemán.
Una relación
difícil
El filósofo
pasó su infancia y sus años de escuela en Naumburg y aprendió a despreciar
aquella pequeña ciudad protestante. „Este lugar
no tiene nada en mi corazón que hable de él“, escribía Nietzche a su madre en
1885. "Yo no nací aquí y nunca me sentí de aquí”. Una dura opinión que no
modificó.
Para el filósofo, Naumburg se
caracterizó por un ambiente hostil intelectualmente y estrecho de miras.
También la
ciudad tuvo sus más y sus menos con el filósofo. Hasta mediados de los noventa,
lo único que recordaba al pensador era una placa en la casa de su madre.
Nietzsche fue prohibido. Por un lado, porque los nazis lo calificaron de
prefascista y reinterpretaron su teoria del hombre superior, adaptándola a su
ideología.
Por otro, su
idea de un individuo fuerte no encajaba bien con el socialismo. Fue después,
tras la caída del muro de Berlín, cuando Naumburg se acordó de su filósofo.
Descubrieron la fuerza de su herencia espiritual para la ciudad y empezaron a
publicitar a Nietzsche.
Fachada de
la casa donde vivió Nietzsche.
Sigo las
huellas del filósofo por la ciudad. A los pocos metros, me topo de frente con
él. Está sentado en una silla con las piernas estiradas y un libro en su
regazo. Hay una chica con las manos en las caderas, desafiante, mira a
Nietzsche a la cara y parece esperar una respuesta. Este sencillo monumento en
el Mercado de la Madera no presenta a un Nietzsche erudito ensimismado, sino un
pensador cercano al pueblo. Tal y como lo ven los ciudadanos de Naumburg.
Exposición
permanente sobre la vida de Nietzsche
Del Mercado
de la Madera me dirijo a la calle Weingarten, 18, la dirección de Nietzsche en
Naumburg y en donde en 1994 la ciudad fundó un museo. Mi vista se va al
escaparate de un pequeño café que hay a unos pasos de la casa del pensador. Se
ve a Nietzsche, sentado como una muñeca, delante de un escritorio. Detrás, un
retrato de su estimado colega Arthur Schopenhauer.
A sus pies, una imagen del compositor Richard Wagner
(adorado, en principio, por el filósofo y más tarde criticado).
Desde la
terraza de su casa de la infancia, veo en el Centro de Documentación de
Nietzsche. Se trata de un edificio moderno, en forma de cubo, con grandes
ventanales. Ralf Eichberg es director del centro y un entusiasta de Nietzsche.
Eichberg habla de su trabajo, sin obviar la discusión que hay en torno a estas
instalaciones. Muchos ciudadanos de Naumburg lo encuentran “demasiado moderno”.
Incluso se ha discutido sobre a qué se denomina “una arquitectura diferente”.
¿Es esa la estrechez de miras que criticaba Nietzsche de los ciudadanos de
Naumburg?
Aspecto del
centro de documentación sobre Nietzsche.
La Sociedad
Nietzsche
Cada vez más
ciudadanos entienden lo que significaba para Nietzsche su ciudad, explica
Eichberg. En 1990, fundó la Sociedad Nietzsche. Científicos, políticos y
artistas de Oriente y Occidente se reunen una vez al año, llenando los hoteles,
cafés y restaurantes de Naumburg. “Me alegra ver como florece la ciudad, cada
vez que generamos un ambiente internacional aquí”, explica con
entusiasmo Eichberg.
Ese ambiente
internacional puede sentirse en un día caliente como hoy, aunque poco.
Regresaré al Mercado de la Madera, donde un niño llena, una y otra vez, una
vaso con el agua de la fuente y la vierte sobre los zapatos del monumento
Nietzsche. Un pequeño resfriado para el filósofo. Sonrío.
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