Unos
US$10,000,000,000,000 de latino América están
fuera del control tributario y unos 2 billones (millón de millón ) están fugados
en países del primer mundo, esto es más que la deuda externa.
Los
ricos de Latinoamérica se han llevado su dinero fuera,
http://elpais.com/elpais/2014/08/04/planeta_futuro/1407154193_141507.html
El
economista de Tax Justice Network advierte de
que, desde varios países del continente, se han desviado dos billones de
dólares, más que su deuda externa.
ALEJANDRO
REBOSSIO
Buenos Aires
4
AGO 2014 - 17:47 CEST4
El
economista James Henry.
James
Henry es el economista
norteamericano que en 2010 lideró en Tax Justice
Network (red de justicia tributaria) una investigación sobre el dinero
que escondido en paraísos fiscales. Asesor senior de esta organización y del
Centro sobre Inversión Sostenible de la Universidad de Columbia, ha llegado a
Buenos Aires para continuar con su investigación sobre la fuga de capitales de
países en desarrollo a ricos por intermedio de paraísos fiscales.
Pregunta. ¿Qué le trae a Argentina?
Repuesta.
Estoy aquí por un proyecto financiado por el Ministerio de Asuntos Exteriores
noruego y que abarca a Argentina y Sudáfrica dentro del trabajo que realizamos
sobre la riqueza en el extranjero. Tax Justice Network realizó una estimación
en 2010 sobre el total de tal industria a partir de diversas metodologías.
Estimamos que existen entre 21 y 32 billones de dólares
fuera del control de las autoridades tributarias.
Alrededor de
un tercio de ese dinero viene de países en desarrollo,
como Argentina, Brasil, México y Venezuela. La riqueza en el extranjero de la región es de alrededor de dos
billones de dólares, mucho más que la deuda externa total. Los ricos de
Latinoamérica han llevado su dinero fuera de la región.
La excepción
es Brasil, donde ha habido cierto flujo en reversa pero, en casos como México y Argentina, el 90% o 95% de esos capitales ha sido reinvertido fuera, en general
en activos con bajos rendimientos, como depósitos bancarios o bonos y acciones
de los mercados occidentales.
Latinoamérica es una gran fuente de
financiación de los países ricos.
Esta es una
de las patologías del sistema global que tenemos. Si miramos la estructura de
la banca privada en Latinoamérica, observamos que este negocio de sacar dinero afuera está dominado por los principales
bancos del mundo.
P. ¿Por qué se fugan los capitales de estos
países?
R. En el
caso de Argentina, la fuga ha estado asociada a la crisis y la inestabilidad
dentro del país. Pero en Tax Justice Network y en el trabajo de Jorge Gaggero (economista argentino) analizamos el rol
que desempeñan las instituciones internacionales para facilitar esta salida de
dinero y para gestionarlo sin que tribute, lo que lleva a la descapitalización
del país.
Uno de los
asuntos que tratamos es el rol de las compañías multinacionales en tal fuga
mediante el abuso de los precios de
transferencia (de exportaciones e importaciones) para defraudar impuestos.
Por ejemplo, las grandes compañías de grano, cuya lista fue publicada el año
pasado por la Administración Federal de Ingresos Públicos de Argentina. ¿Cómo puede ser que uno de los países con
más consumo de soja del mundo sea Uruguay, donde viven tres millones de
habitantes? Es que allí están las oficinas de grandes comercializadoras de
grano. Si las compañías multinacionales no pagan impuestos por la renta que
obtienen aquí, se transfiere el coste del presupuesto del Gobierno a la clase
media y los pobres, por ejemplo, mediante el IVA, que es un impuesto más difícil
de defraudar.
También
estamos muy interesados en el rol de las grandes firmas auditoras y legales que
trabajan con los bancos para facilitar que los clientes puedan migrar su
dinero. Y además en Argentina tenemos este problema de los fondos buitres.
Es un atropello que alguien que
especuló con la deuda de un país pueda interferir en la reestructuración de su
deuda.
Es
interesante ver por qué Argentina no aprovechó todo el dinero que tiene fuera,
por qué no lo trajo de vuelta, por qué no se financió con un sistema tributario
más efectivo.
P. ¿Qué sucede en el resto de Latinoamérica?
R. En Venezuela sigue creciendo la salida de capitales por
la incertidumbre política. Miami es la nueva capital financiera de Venezuela.
Si uno tiene una estrategia que le haga atractivo para los inversores y que
mejore las inversiones en educación, países como Argentina podrían aprovechar
el dinero que se fue. México ha sido llevado por esta increíble guerra de las
drogas, pero la economía parece haber andado bastante bien, su bolsa es fuerte.
En la medida en que la economía de EE UU se recupera gradualmente, México
crecerá más rápido.
En general, el problema de la salida de capital es un
problema de tributación. En organizaciones como Latindadd y Tax Justice Network
impulsamos a los países a que sean más activos en cuanto a la fiscalización
tributaria. Antes de la próxima cumbre del G20, hay un gran esfuerzo para que
haya más intercambio de información y para que se reforme el modo en que
tributan las multinacionales. Pero nos ha sido difícil que los países en
desarrollo hablen de estos temas, salvo muy pocas excepciones.
P. ¿Por qué?
R. Muchos países en desarrollo ni siquiera
tienen una revisión efectiva de los precios de transferencia. No tienen
conciencia de lo que podrían recaudar.
Muchos precios de las exportaciones,
importaciones y compras de servicios que hacen las multinacionales no tienen
comparaciones objetivas para saber si son reales o no.
Entre las farmacéuticas, mucha de la
investigación se hace aquí, pero dicen que compran este servicio en EE UU y así
transfieren dinero afuera del país y pagan aquí menos impuestos. Otro juego de las compañías de
grano es girar dinero mediante la prefinanciación de exportaciones, que les
sirve para mover los intereses fuera.
P. ¿Quiénes son los grandes defraudadores en
Latinoamérica?
R. Individuos y compañías. Si uno se fija en una
industria como la del plátano, cada gran jugador está involucrado en el juego
de mover beneficios a paraísos fiscales mediante clientes cautivos que les
compran servicios. Entre las grandes firmas globales, las norteamericanas
Google, Microsoft, Apple y farmacéuticas han arreglado las cosas para tener
muchas de sus patentes en Bermudas o Irlanda.
P. ¿Qué pueden hacer los gobiernos
latinoamericanos?
R. Reconocer
este tema como prioritario. Pero no oímos nada de esto en las organizaciones
multilaterales. La comisión tributaria de la ONU sería el lugar apropiado para
que los países en desarrollo trataran el tema, en lugar de tener políticas
formuladas por la OCDE, que es un grupo de 34 países ricos. Pero la comisión
tributaria de la ONU solo tiene un presupuesto de 400.000 dólares y tres
empleados.
P. ¿Y qué pueden hacer los gobiernos dentro
sus países?
R. Un
problema en toda América Latina es que hay muchos impuestos. Hay que educar a
la gente sobre qué son. Todos los servicios públicos como la educación, la salud, las calles o la
seguridad, suponen en los países desarrollados al menos entre 30% y 35% del ingreso nacional. Argentina, Brasil y
otros han buscado otras formas de financiarlos. Por ejemplo, con deuda, y fue
un desastre. Probaron con las privatizaciones, y no fueron muy exitosas.
Probaron con la inflación y fue otro fracaso.
Los
países menos desarrollados gastan en servicios públicos solo el 10% del PIB.
No conozco
ningún país que se desarrolla con éxito y en democracia sin un Estado fuerte
basado en impuestos justos. Muchos países en Latinoamérica descansan en el IVA,
ya no buscan más recaudar de otra manera. No hay dudas de que en el mundo la
desigualdad ha crecido dramáticamente. El hecho de que ricos y empresas puedan
mover el dinero afuera ha hecho una enorme contribución.
P. ¿Ve algún buen ejemplo de sistema tributario
en Latinoamérica? ¿O en otro sitio?
R. Yo vengo
del estado de Minnesota, con una población similar a Uruguay. El gobernador
dijo hace cinco años que podía recortar impuestos, como los ricos le decían que
hiciese, o podía aumentarlos e invertirlos en mejores escuelas, sistemas
sanitarios y carreteras. En esa época había una tremenda competición de recorte
de impuestos entre países, pero en Minnesota emergió una historia de éxito. Si
le ofreces a un país o Estado un sector público bien gestionado, con seguridad,
sin corrupción y con una justicia que no se vende, los negocios prefieren estar
en esos lugares donde pueden contar con el Estado de derecho, con gente que se
gradúa en la universidad, donde hay sentido de comunidad y donde se pagan
mejores salarios. Minnesota elevó el
salario mínimo y los impuestos a los ricos, y le va mejor que a EE UU. El
crecimiento se aceleró, que es lo contrario a los que los economistas
neoliberales hubiesen esperado. Reformar el Estado no significa reducirlo o
eliminarlo. Tampoco podemos volver al modelo socialista, que nunca fue muy
exitoso, pero debemos ir a un mejor Estado gestionado con fuerte sistema
tributario.
P. ¿Ve algún buen ejemplo en Latinoamérica?
R. Hay muchos
ejemplos negativos. Ha habido rebajas impositivas a los negocios y han hecho
códigos tributarios más regresivos. Nicaragua dio grandes ventajas para que
China hiciera un nuevo canal en Centroamérica, pero no sé si ese canal es
necesario. No he mirado de cerca lo que está haciendo ahora Chile.
P. ¿A dónde va el dinero que se fuga?
R. Va a los
paraísos últimos: países del Primer Mundo. Nadie
quiere invertir su dinero en las islas Caimán o Jersey. Estos son conductos
para invertir en acciones y bonos en Nueva York, Londres o Zurich. Londres ha explotado en su valor por el
dinero ruso. Países como EE UU han
diseñado sus códigos tributarios para que, si eres un no residente y haces un
depósito, por ejemplo, no tengas que tributar. Es un gran paraíso fiscal.
Además, EE UU no tiene acuerdo de
intercambio de información tributaria con países como Argentina. Hemos
aprobado una ley que exige a los bancos extranjeros que hacen negocios en EE UU
que informen sobre los ingresos que reciben de norteamericanos, pero eso no
es recíproco con otros países. Porque los bancos
norteamericanos hacen grandes negocios atrayendo capitales fugados de
Latinoamérica. Sería justo que los gobiernos latinoamericanos demanden a
EE UU que también provea información sobre los contribuyentes latinoamericanos.
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