La
desigualdad norteamericana es un lastre para el crecimiento económico. Un comentario
de Paul Krugman (nobel de economía) sobre el análisis de Standard & Poor's
La
desigualdad es un lastre
http://economia.elpais.com/economia/2014/08/08/actualidad/1407505967_829330.html
Empieza a desmoronarse el consenso de
que ser amable con los ricos y cruel con los pobres es la clave del crecimiento
económico
PAUL
KRUGMAN
10
AGO 2014 - 00:00 CEST8
Durante más
de tres décadas, casi todos los que realmente importan en la política
estadounidense han estado de acuerdo en que el hecho de subirles los impuestos
a los ricos y aumentar las ayudas a los pobres ha sido perjudicial para el
crecimiento económico.
En general,
los progresistas lo han considerado un sacrificio que valía la pena y han
sostenido que compensaba pagar cierto precio en forma de un PIB más bajo, a fin
de ayudar a aquellos conciudadanos que lo necesitan.
Los
conservadores, por otra parte, han defendido la filtración de la riqueza desde
las capas sociales más altas y han insistido en que la mejor política consiste
en rebajarles los impuestos a los ricos, recortar las ayudas a los pobres y
contar con que la subida de la marea mantenga a flote a todos.
Pero ahora
hay cada vez más pruebas que respaldan un nuevo punto de vista; concretamente,
que la premisa en que se basa este debate es errónea, que en realidad no hay
ninguna compensación entre igualdad e ineficiencia. ¿Por qué? Es cierto que la economía de mercado necesita cierta
cantidad de desigualdad para funcionar.
Pero
la desigualdad estadounidense se ha vuelto tan extrema que está causando un
enorme daño económico.
Y esto, a su
vez, se traduce en que es muy probable que la redistribución — es decir, gravar
a los ricos y ayudar a los pobres — aumente, en lugar de reducir, la tasa de
crecimiento de la economía.
Uno podría
verse tentado de rechazar esta idea por considerarla una ilusión, una especie de
equivalente liberal de la fantasía de derechas según la cual rebajarles los
impuestos a los ricos incrementa los ingresos. El hecho, sin embargo, es que
hay pruebas sólidas, procedentes de fuentes como el Fondo
Monetario Internacional, de que la gran desigualdad
constituye un lastre para el crecimiento y de que la redistribución puede ser
buena para la economía.
A principios
de esta semana, la nueva visión de la desigualdad y el crecimiento recibió un
espaldarazo por parte de Standard & Poor's, la agencia de calificación, que ha publicado un informe
que respalda la opinión de que una desigualdad elevada es un lastre para el crecimiento.
La agencia
resumía el trabajo de otros, no ha llevado a cabo ninguna investigación propia,
y tampoco hay que tomarse su valoración como una verdad absoluta (recuerden su
ridícula rebaja de categoría de la deuda de Estados Unidos).
Lo que el
visto bueno de S&P muestra, sin embargo, es lo generalizada que se ha
vuelto esta nueva opinión sobre la desigualdad. A estas alturas, no hay motivos
para creer que confortar a los acomodados y afligir a los afligidos sea bueno
para el crecimiento, pero sí hay buenas razones para pensar lo contrario.
No hay indicios de que enriquecer más
a los ricos enriquezca al país, pero hay pruebas fehacientes de los beneficios
que tiene mitigar la pobreza de los pobres
Concretamente,
si analizamos de forma sistemática los
datos internacionales sobre desigualdad, redistribución y crecimiento (que es
lo que han hecho los investigadores del FMI), vemos que unos niveles más bajos de desigualdad se relacionan con un
crecimiento más rápido, no más lento.
Además, la redistribución de los ingresos a una escala propia de los
países desarrollados (aspecto en el que Estados Unidos está muy por
debajo de la media) se “relaciona
significativamente con un crecimiento más elevado y duradero”.
Es decir, no
hay indicios de que enriquecer más a los ricos enriquezca al país en su
conjunto, pero hay pruebas fehacientes de los beneficios que tiene mitigar la
pobreza de los pobres.
¿Cómo es eso
posible? ¿Es que gravar a los ricos y ayudar a los pobres no reduce los
incentivos que nos empujan a ganar dinero? Pues sí, pero esos incentivos no son
lo único que influye en el crecimiento económico.
La oportunidad también es fundamental.
Y la desigualdad extrema priva a muchas personas de la oportunidad de sacarles
el máximo partido a sus posibilidades.
Piensen en
ello. ¿Tienen los niños con talento de
las familias estadounidenses con pocos ingresos las mismas oportunidades de
aprovechar su talento — recibir la educación adecuada, seguir la trayectoria
profesional acertada — que los que nacen en mejor posición? Por supuesto que no. Además, esto no solo es injusto,
es caro. La desigualdad extrema se traduce en el
desaprovechamiento de los recursos humanos.
Nota del autor del blog : esto es lo
que pasa en la sociedad chilena , un adolescente pobre no podrá estudiar en la
universidad pues creo no hay publicas sino privadas y son carísimas en comparación con su PBI son más
caras que las de Europa y ese adolescente talentoso se pierde .
Y los
programas gubernamentales que reducen la desigualdad pueden enriquecer al país
en general reduciendo ese desaprovechamiento.
Fíjense, por
ejemplo, en lo que sabemos sobre los vales para alimentos, siempre en el punto
de mira de los conservadores que afirman que reducen los incentivos para
ponerse a trabajar. Las pruebas históricas indican de hecho que ofrecer vales
para alimentos reduce un poco el esfuerzo laboral, especialmente el de las
madres solteras.
Pero también indican que los
estadounidenses que tuvieron acceso a los vales para alimento cuando eran niños
son adultos más sanos y productivos que los que no lo tuvieron, lo que
significa que han hecho una mayor aportación a la economía.
El objetivo del
programa de vales para alimentos era reducir la miseria, pero es muy probable
que el programa también haya sido positivo para el crecimiento económico de
Estados Unidos.
Yo diría
que, con el tiempo, podremos afirmar lo mismo de Obamacare.
Los seguros
subvencionados empujarán a algunos a reducir el número de horas que trabajan,
pero también se traducirán en una mayor productividad de aquellos estadounidenses
que por fin reciben la atención sanitaria que necesitan, por no mencionar el
hecho de que emplearán mejor sus aptitudes, ya que podrán cambiar de trabajo
sin miedo a perder la cobertura. Por encima de todo, la reforma sanitaria
probablemente nos haga más ricos, además de más seguros.
¿Logrará esta nueva visión de la
desigualdad cambiar nuestro debate político? Así debería ser. Resulta que
ser amable con los ricos y cruel con los pobres no es la clave del crecimiento
económico. Por el contrario, hacer que nuestra economía sea más justa también
la hará más rica. Adiós, filtración de la riqueza de arriba abajo; hola,
filtración de abajo arriba.
Traducción
de News Clips.
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