Nobel
de economía Joseph Stiglitz demuestra
que si no se pagan los bonos soberanos (como los de Argentina) no pasara nada.
La
moratoria ‘a la Griesa’ de Argentina
http://economia.elpais.com/economia/2014/08/22/actualidad/1408732136_001362.html
Los países que emitan deuda ya no se
fiarán de la justicia de EE UU y elegirán otros mercados
JOSEPH
E. STIGLITZ
24
AGO 2014 - 00:00 CEST108
El 30 de
julio pasado los acreedores de Argentina no recibieron su pago semestral sobre
los bonos reestructurados tras la última moratoria de este país, en el año
2001. Argentina había depositado 539 millones de dólares en el Bank of New York Mellon unos días antes para dicho
efecto. No obstante, este banco no pudo transferir los fondos a los acreedores:
el juez federal de EE UU Thomas Griesa había ordenado que Argentina no podía
pagar a los acreedores que aceptaron su reestructuración hasta que primero
pague completamente —incluyendo el pago de intereses vencidos— a aquellos
acreedores que se negaron a participar en dicha restructuración.
Por primera
vez en la historia, un país que está dispuesto y tiene la capacidad para pagar
a sus acreedores no puede hacerlo porque un juez se lo impide. Los medios de
comunicación denominan a la situación como una suspensión de pagos por parte de
Argentina, pero el hashtag #griesafault en Twitter describe dicha situación de
manera mucho más precisa. Argentina ha cumplido con las obligaciones que tiene
con sus ciudadanos, y también con las que tiene con sus acreedores quienes
aceptaron la reestructuración que este país realizó. El fallo de Griesa, sin
embargo, alienta el comportamiento usurero, se torna en una amenaza para el
funcionamiento de los mercados financieros internacionales y desafía un
principio básico del capitalismo moderno: los
deudores insolventes necesitan un nuevo comienzo.
Las
moratorias soberanas son eventos comunes que tienen muchas causas. Para
Argentina, la ruta a su suspensión de pagos del año 2001 comenzó cuando su
deuda soberana se incrementó rápidamente en la década de los años 1990; dicho
aumento se produjo de manera concurrente a las reformas económicas neoliberales
del “consenso de Washington”, las mismas que, según las creencias de los
acreedores, iban a enriquecer al país. El experimento falló, y el país sufrió
una profunda crisis económica y social, con una recesión que duró desde el año
1998 hasta 2002. Al final de dicho período, se alcanzó un porcentaje récord: el
57,5% de
los argentinos se encontraban viviendo en niveles de pobreza, y la tasa de desempleo se disparó hasta alcanzar
un 20,8%.
Argentina
reestructuró su deuda en dos rondas de negociaciones, en 2005 y 2010. Más del 92% de los acreedores aceptaron el nuevo acuerdo, y
recibieron bonos intercambiados y bonos indexados al PIB. Todo funcionó bien,
tanto para Argentina como para los que aceptaron la reestructuración. La
economía creció vertiginosamente, por lo que la rentabilidad de los bonos
indexados al PIB fue muy generosa.
Pero los
llamados inversores buitre vieron la oportunidad de obtener beneficios aún
mayores. Los buitres no eran ni inversores a largo plazo en Argentina, ni
optimistas que creían que las políticas del “consenso de Washington”
funcionarían. Eran, simplemente, especuladores que se abalanzaron tras la
moratoria del año 2001 y compraron bonos, que fueron vendidos por inversores en
pánico a un precio equivalente a una fracción de su valor nominal.
Posteriormente,
demandaron a Argentina para obtener el 100% de dicho valor. NML Capital, una filial del fondo de cobertura Elliot Management, cuyo ejecutivo principal es Paul Singer, invirtió 48
millones de dólares en bonos en 2008; gracias al fallo de Griesa, NML
Capital ahora debería recibir 832 millones —una ganancia de más del 1.600%—.
Las cifras
son tan altas, en parte, debido a que los buitres buscan cobrar su inversión
con los intereses, intereses que, en el caso de algunos valores, incluyen una
prima de riesgo país —el tipo de interés más alto ofrecido cuando se emitieron
los bonos para compensar la percepción de que existía entonces de que había una
posibilidad de suspender pagos—.
Griesa
consideró que esos tipos eran razonables. Económicamente, sin embargo, no
tienen ningún sentido. Cuando un país paga una prima de riesgo sobre su deuda,
significa que la moratoria es una posibilidad. Pero si un tribunal dictamina
que un país siempre debe reembolsar su deuda, no existe un riesgo de suspender
pagos que deba ser compensado.
El reembolso
en los términos estipulados por Griesa devastaría la economía argentina. NML
Capital y los otros buitres, que a pesar de que en su conjunto solamente
representan al 1% de los acreedores, recibirían un
total de 1.500 millones de dólares.
Otros
acreedores que se negaron a participar en el proceso de reestructuración (un 6,6% del total) recibirían 15.000 millones. Y,
debido a que en la reestructuración de la deuda se estipula que todos los
acreedores que aceptaron dicha restructuración podrían demandar que sus deudas
sean tratadas de acuerdo con los mismos términos que se otorgan a los
acreedores que se negaron a participar en la quita, Argentina podría entrar en
apuros ya que tendría que pagar 140.000 millones
adicionales.
Por lo
tanto, cada ciudadano argentino
podría adeudar más de 3.500 dólares —es decir,
más de un tercio del ingreso promedio anual per cápita. Si se aplicará la
proporción equivalente en Estados Unidos, ello significaría que todos los
ciudadanos estadounidenses estarían obligados a pagar alrededor de 20.000
dólares—, un dinero que iría a llenar los bolsillos de algunos multimillonarios
que están decididos a exprimir a Argentina y dejarla sin un centavo.
Pero,
además, la existencia de las permutas
por incumplimiento crediticio (CDS por su denominación en inglés) crea la
posibilidad de mayores ganancias para los buitres. Una permuta de
incumplimiento crediticio otorga un seguro frente a un incumplimiento, ya que
paga en caso de que los bonos no paguen.
Los CDS
pueden producir ganancias sustanciales, independientemente de si los bonos son
o no son reembolsados —reduciendo de esta manera el incentivo que tuviesen los
titulares de los bonos para llegar a un acuerdo—.
En el
período previo al 30 de julio, los buitres llevaron a cabo una campaña del
miedo. Ellos aseveraban que una segunda suspensión de pagos en 13 años sería un
gran revés para Argentina, ya que amenazaría a la frágil economía del país. Sin
embargo, todo ello se basaba en la conjetura de que los mercados financieros no
irían a distinguir entre una suspensión de pagos corriente de una moratoria a
la Griesa, o como se la denomina en inglés una Griesafault. Afortunadamente,
los mercados sí hicieron esa distinción: los tipos de interés para las
diferentes categorías de préstamos a empresas argentinas no reaccionaron ante
el suceso.
De
hecho, los costos de endeudamiento al 30 de julio fueron más bajos que la media
de todo el año.
En última
instancia, sin embargo, se pagará un precio alto por esa moratoria a la Griesa
-—el precio será menor para Argentina que el que tendrá que pagar la economía
mundial y los países que necesiten acceso a financiación externa—. EE UU
también sufrirá.
Sus
tribunales han sido una farsa: como un observador ha señalado, queda bien claro
que Griesa nunca ha llegado a desentrañar la complejidad del tema.
El sistema
financiero de Estados Unidos, que ya ha ganado práctica en explotar a
estadounidenses que viven en niveles de pobreza, ha ampliado sus esfuerzos,
expandiéndolos a nivel mundial.
Los prestatarios soberanos no van a confiar
—ni deberían— en la imparcialidad y
competencia del poder judicial de EE UU. El mercado para la emisión de
dichos bonos se trasladará a otro lugar.
Joseph
E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, es profesor universitario en la Universidad de Columbia.
Martin
Guzmán es investigador
del Departamento de Economía y Finanzas en la Escuela de Negocios de la
Universidad de Columbia.
Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.
© Project
Syndicate, 2014
Nota del autor del blog: y más bien será
más conveniente al país. Y de paso eso derrumbara al Dow , lo cual afectara a
EEUU , lo cual afectara a Israel , lo cual será beneficioso para el desbloqueo
de la Franja de Gaza .
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