Las
guerras del hambre: consecuencias de las sanciones comerciales rusas
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Vladímir
Putin, en una imagen de archivo. (Efe)Vladímir Putin, en una imagen de archivo.
(Efe)
Ruth
Ferrero-Turrión
11/08/2014 (05:00) 166
Durante las
últimas semanas hemos presenciado un intercambio de
sanciones comerciales mutuas entre Rusia y la UE y Estados Unidos. Las
sanciones occidentales hacia Moscú comenzaron de forma tímida allá por el mes
de marzo, en los albures del Maidán y con la anexión de Crimea a la Federación
Rusa y sin otros objetivos concretos que los de amedrentar a Putin en su
estrategia en Ucrania. La ineficacia de estas medidas ha quedado patente dado
los derroteros por los que ha transcurrido el conflicto, en el que Rusia ha
continuado apoyando a los rebeldes prorrusos, si bien desde posiciones discretas.
No ha sido
hasta el derribo del avión de Malaysia Airlines MH7 en el que fallecieron 298
pasajeros cuando la UE y Estados Unidos decidieron endurecer
las sanciones atacando a sectores estratégicos rusos tales como la industria
militar o la energética y al sistema financiero.
Con la
adopción de estas potentes medidas se pretendía
dar un golpe en la mesa y variar la hoja de ruta seguida por Moscú.
El aislamiento financiero ruso puede
provocar el estancamiento de la economía rusa y la devaluación del rublo, así como la ausencia de
acceso al crédito de los bancos rusos, especialmente los afectados directamente
por las sanciones norteamericanas Gazprombank y
Vneshconombank.
La ausencia
de tecnología enfocada a la explotación energética, así como el bloqueo
comercial de la producción de empresas como las de las firmas energéticas Rosneft y OAO Novatek, puede llevar al
estancamiento de su producción y, por ende, de ingresos. Estos fueron los ases
que tanto Estados Unidos el 16 de julio como la Unión
Europea el 31 pusieron sobre la mesa.
La exportaciones españolas a Rusia
Cifras en millones de euros
Carnes
Frutas
Legumbres y hortalizas
Pescados
Lácteos
2013
100
Lácteos
200
300
400
500
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
Mientras
esto acontecía, Rusia respondió con un
sutil bloqueo agroalimentario como fuente de presión sobre otros países,
siempre teniendo buen cuidado de no contravenir las normas de la Organización Mundial del Comercio. Lo hizo bajo
diversas 'excusas': así, durante el mes de julio las autoridades rusas han
localizado antibióticos en la carne de
pollo norteamericana, contaminantes en los lácteos ucranianos y pesticidas en
la comida rápida de empresas como McDonalds, Burger King o KFC.
También
tacharon de baja calidad a las frutas y hortalizas procedentes de Moldavia y de Polonia, así como a los cereales ucranianos. Sospechosamente, todas estas
prohibiciones coinciden, bien con aquellos países que han potenciado la imposición
de sanciones a Rusia, bien con la firma de acuerdos comerciales con la Unión
Europea, como es el caso de Moldavia (el 90% de sus
exportaciones va con dirección a Rusia).
Sin embargo,
no ha sido hasta el día 6 de agosto, cuando Putin ha lanzado su órdago.
Un bloqueo
alimentario en toda regla a aquellos productos agroalimentarios, carne y
pescado procedentes de los países que han apoyado las sanciones contra Rusia, Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Australia y
Noruega.
Además, se
está planteando una prohibición sobre los vuelos que
atraviesen Siberia, medida que incrementará los
precios en los trayectos Europa-Asia, pero que también le supondrá a Rusia millones de dólares en tasas de tránsito.
Una prohibición sistemática que nadie se había
atrevido a pronosticar.
De nuevo, la
Unión Europea, la que saldrá más perjudicada de este embargo, ha subestimado la
capacidad de reacción rusa.
Europa,
perdedora; América Latina, ganadora
Efectivamente,
tanto con la imposición de las sanciones a Rusia, como con las impuestas por
Rusia Europa pierde, y pierde mucho.
En un mundo
globalizado, interconectado económicamente, lo que suceda en una economía
indefectiblemente repercutirá en la de al lado y esto no iba a ser distinto en
el caso de las relaciones UE-Rusia. Cualquier tipo de medida que se tome de un
lado y de otro tendrá un impacto de doble dirección. Si con las sanciones de la
UE en materia financiera, energética y militar ya parecía que Europa se tiraba
piedras contra su propio tejado, con las sanciones rusas ha recibido la
puntilla.
El Fondo Monetario Internacional ha estimado que el
impacto de las sanciones en la zona euro será de entre 3
a 5 décimas sobre el crecimiento de la economía.
Ya se ha
notado en la caída de las exportaciones a Rusia,
que en apenas cinco meses, de enero a mayo, se han
reducido en un 16,5%.
Pero
acercándonos a lo concreto, Europa exportó en torno a
12.000 M€ en 2013 frente a los 813 M€ de Estados Unidos, y es el segundo proveedor de Rusia de frutas y verduras (24%),
lácteos y huevos (15%) y carnes (14%).
Por lo
tanto, a pesar de que esto sólo representa el 5,3% del
total de sus exportaciones al exterior, parece claro que junto con las
sanciones del 31 de julio tendrá repercusiones importantes, en mayor o menor
grado, en las economías europeas.
Por aportar
algunos datos significativos: Alemania vendió 36
billones de euros en bienes a Rusia en 2013, casi un tercio del total
de la UE. Sin embargo, sus exportaciones
a Rusia cayeron un 14% en los primeros cuatro meses del año y algunos
grupos empresariales han advertido de la pérdida
de 25.000 puestos de trabajo de manera inminente, por no hablar de temor a
un corte de suministros energéticos el próximo invierno. De ahí la cláusula
alemana de revisión de las sanciones dentro de tres meses, a comienzos del mes
de noviembre.
Nota del autor del blog : deben ser
36,000 millones de euros y no 36 billones
Vladimir
Putin, junto a Dilma Rousseff. (Efe)
Del mismo modo, diversas empresas europeas han
comenzado ya a notar el efecto de las sanciones, como el
Royal
Bank of Scotland,
BP -con un 20%
participado de la petrolera rusa Rosneff sancionada por Estados Unidos-,
Societé
General y Deutsche Bank -con caídas de negocio del 19,5% y el 22,4% en sus inversiones en Rusia-;
la petrolera francesa TOTAL -que tiene una participación
del 18% en la rusa Novatek y que ha suspendido
otras ampliaciones de inversión-;
o las españolas Repsol y Técnicas Reunidas, que ya cuentan
con caídas acumuladas en la bolsa del 3,57% y el 8,85%
respectivamente.
A estos ejemplos habrá que sumar los
causados por las sanciones rusas.
España sería el quinto país afectado con
unas pérdidas que, de mantenerse la prohibición, podrían superar los 330 M€, en
torno al 1,8% de las exportaciones del sector españolas.
Una de las
ganadoras de esta crisis podría ser América Latina,
liderada por Brasil y México. Efectivamente, la
búsqueda por parte de Rusia de mercados alternativos de la industria agroalimentaria
y de las materias primas le ha llevado a aproximar posiciones con estos países.
Estas buenas relaciones ya quedaron de manifiesto durante el Mundial de Fútbol,
cuando Putin recogió el testigo para el próximo campeonato que se celebrará en
Rusia en 2018 y aprovechó para reunirse con diversos líderes latinoamericanos
con los que cerró varios acuerdos comerciales en los sectores automovilísticos
y de nuevas tecnologías. Ahora la propuesta comercial se extiende al sector agroalimentario, donde Putin busca
el reemplazo de los productos prohibidos.
Así, Brasil, principal exportador de carne procesada del
mundo, aparece como prioritario en la lista y ya podría sustituir a las carnes
procedentes de Alemania, Francia, Canadá o Dinamarca.
También México podría proporcionar tanto
cítricos como cárnicos. Y en general América Latina aparece como la
potencial proveedora rusa de frutas y hortalizas,
sustituyendo a las que importaba de los países sancionados.
Otros
ganadores y perdedores
Pero, además
de por regiones, hay actores particulares que ganan y pierden en toda esta
batalla comercial. Así, en Rusia, de un lado pierden las clases medias y altas,
que eran aquellas que podían acceder a los productos de mayor calidad europeos.
Pero también la ciudadanía rusa en general, puesto que parece inevitable un incremento del precio de los alimentos de alrededor del
20-25% y una subida de los tipos de interés y de la tasa de inflación en cinco décimas, lo que la situaría en el 7,5%, muy por encima del objetivo del 5% para este
año.
Gana
el lobby agrícola ruso,
que se verá obligado a incrementar su producción y a modernizarse, para lo cual
contará con importantes apoyos gubernamentales.
Sin embargo,
esto no será suficiente para mantener el suministro de productos
agroalimentarios, que comenzará a fallar a comienzos
del invierno, debido a la ausencia de logística de almacenaje de
productos frescos en Rusia.
En la Unión Europea, a priori, pierden
los agricultores, pero no tanto, ya que la Unión Europea tiene previstas
compensaciones a las empresas agrícolas europeas estipuladas por la PAC. Compensaciones que ya han sido solicitadas por
las economías más afectadas por el deterioro de las relaciones con Rusia, de
momento Polonia y Finlandia.
En
definitiva, lo que podemos extraer de este conjunto de sanciones comerciales es
que finalmente la economía global se verá afectada y los flujos comerciales
tendrán una geometría variable, con Rusia volcándose en América Latina, China, Irán, etc., y Europa exportando más hacia
Estados Unidos.
Sin embargo,
eso no resolverá el conflicto. El pulso que está echando Rusia a los países
occidentales, sin embargo, no acaba más que empezar. Seguramente veamos una
segunda parte de estas 'guerras del hambre' a medida que se aproxime el invierno, hacia el mes de noviembre, cuando en Europa empiecen a temer por la provisión
del gas y en Rusia, por la ausencia de determinados productos frescos y el
encarecimiento de los mismos.
Y mientras,
en Ucrania, continua el conflicto.
*Ruth Ferrero-Turrión es investigadora senior ICEI-UCM
y coeditora de Eurasianet.
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