Los estudios en el
Instituto Technion de Israel donde salen los premios Nobel y los 2/3 de las
startUp que cotizan en el Nasdaq pagan US$ 3,000 al año a diferencia de Harvard
donde cobran US$60,000 al año.¿el secreto del éxito israelí?
(en Chile pagan creo US$ 3000 al mes)
Israel
exporta su modelo tecnológico
http://lat.wsj.com/articles/SB11527723634391014324404580478342307285332?tesla=y
Nota del autor del blog: me
preguntaba ¿Cuál sería la ventaja de la universidad de Israel sobre otras de Europa,
EEUU, China o Japón? El artículo más o menos da una clave; la educación en Technion
cuesta US$ 3,000 al año a diferencia de Harvard que cuesta US$60,000 con lo cual jóvenes talentosos de escasos
recursos pueden estudiar.
El Technion, el MIT del país, se
globaliza
Por Alexandra Wolfe
miércoles,
11 de marzo de 2015 0:02
EDT
“Hay menos estudiantes
de secundaria listos para las matemáticas, la física y la química” — Peretz Lavie, presidente del
Instituto de Tecnología de Israel. Annie Tritt for The
Wall Street Journal; Grooming by Kay Wamser
Lo que la
Universidad de Stanford es para Silicon Valley en Estados Unidos, Technion, el Instituto de Tecnología de Israel, es
para el boyante sector tecnológico de ese país.
Su
presidente, Peretz Lavie,
ahora trabaja para llevar parte de esa experiencia a EE.UU.
Como parte
de una alianza con la Universidad de Cornell, el
Technion acordó hace poco la creación de un campus centrado en la tecnología en
la ciudad de Nueva York.
Bautizado Instituto Jacobs Technion-Cornell en Cornell Tech, el
campus se levantará en Roosevelt Island, una
pequeña isla entre Manhattan y Queens.
Fundado en 1912, el Technion ha sido históricamente una escuela de ingeniería que brindó
capacitación para ayudar a construir la infraestructura para el crecimiento de
Israel. En los últimos años, ha pasado a ser un centro de emprendimiento,
parecido al Instituto de Tecnología de Massachusetts
(MIT) y a Stanford, y ha jugado un papel
importante para que Israel se volviera conocido en muchos círculos como el “país
de las startups”, como se conocen las empresas recién formadas.
Ahora, a
medida que la educación universitaria se vuelve cada vez más global, el
Technion mira más allá de sus fronteras.
Desde que Lavie asumió el mando en 2009, el instituto ha sumado 150
profesores. Los graduados de la
universidad han obtenido cuatro premios Nobel desde 2004 y más de dos tercios de las empresas israelíes que cotizan en Nasdaq
han sido fundadas por graduados del Technion o son dirigidas por ellos.
Aunque Lavie
dice que la universidad no se involucra en política, cree que su ubicación en
el tumultuoso Medio Oriente le ha traído algunas
ventajas. “Tenemos que estar siempre alertas y pensar por adelantado”, sostiene.
Para vivir allí, agrega, uno debe ser optimista, un atributo esencial de los
emprendedores.
Actualmente,
la zona alrededor del Technion en Haifa tiene más
que una cierta similitud con Silicon Valley, asegura, y no sólo porque “hay
tantos israelíes en Silicon Valley”.
Las oficinas de Google, GOOGL -2.48% Qualcomm
QCOM -1.13% y Yahoo,
YHOO -0.71% entre otras empresas, se
ubican a pocos kilómetros del campus del
Technion.
Los alumnos
suelen pasar más tiempo en centros de investigación y desarrollo corporativo
que en las aulas, observa.
La
globalización ha sido una de las principales metas estratégicas de Lavie, quien
espera sellar más alianzas con otros centros de tecnología internacional,
empezando con Cornell.
Pronto, Technion se
expandirá a China con financiación del multimillonario chino Li Ka-shing. Con el respaldo de Li, que incluye
una donación de US$130 millones para la principal
universidad en Haifa, el Instituto de Tecnología
Technion Guangdong planea comenzar a recibir sus primeros estudiantes en
2017 con un foco inicial en la ingeniería
civil y los estudios medioambientales.
El Technion
también ha establecido alianzas con otras universidades estadounidenses, como
realizar proyectos de investigación conjunta con la Universidad
de Michigan e intercambios estudiantiles con el MIT
y la Universidad Johns Hopkins.
“Creo que el mundo académico se ha vuelto
chato, y una vez que nos asociamos con Cornell y nos invitaron a China y
lanzamos estas alianzas con las mejores universidades en EE.UU., el Technion
quedó en un lugar visible”, sostiene Lavie.
De todos
modos, está preocupado por el estado de la educación en todo el mundo, en
particular en los niveles preuniversitarios.
“La educación atraviesa
una profunda crisis, no sólo en Israel sino también en EE.UU.”, dice.
Ve menos
estudiantes de secundaria “que estén listos para dedicarse a
matemáticas de alto nivel, física y química”.
El Technion,
por su parte, ha respondido con una oferta de clases de ciencia y matemáticas
para estudiantes y egresados de la secundaria de bajos recursos, para que
puedan equiparar sus destrezas con las de otros postulantes al Technion en un
plan de estudios subsidiado de 12 a 18 meses.
Aunque la
universidad se ha convertido en un bastión de los emprendedores, Lavie hace
hincapié en la importancia de que los
estudiantes reciban una educación antes de lanzar una empresa.
“Les digo que para ser un idealista y un
pionero en la segunda década del siglo XXI, no se apresuren a lanzar su primera
startup”,
relata. “Dénle una oportunidad a la docencia”. Para alentar a los
estudiantes a volverse educadores, la escuela otorga becas de un año para
programas de certificación pedagógica.
Gracias a
los subsidios del gobierno, los alumnos del Technion pagan
sólo unos US$3.000 en matrícula anual. Lavie considera que los costos
mucho mayores de la educación en EE.UU. son “difíciles de digerir”. (Un año en Harvard cuesta casi US$60.000).
“Es un
problema”, reconoce. “La pregunta es, ¿cómo va a afectar a la
sociedad a largo plazo, y quién puede incluso pensar en la educación
universitaria bajo esas circunstancias?”.
Lavie creció
en Israel. Como miembro de un movimiento juvenil sionista, se sintió fascinado
por la dinámica de grupos, que lo llevó a estudiar psicología en la Universidad de Tel Aviv.
Iba camino a convertirse en psicólogo social
hasta que otro investigador le pidió que lo ayudara en un laboratorio del sueño en 1968.
Eran los
inicios de la investigación sobre el sueño y Lavie cuenta que luego de pasar
una noche en un laboratorio observando las ondas cerebrales, los movimientos
oculares y las tensiones musculares de un sujeto mientras dormía, quedó
enganchado.
Lavie luego
obtuvo un doctorado en fisio-psicología
(describe el campo como un precursor de la neurociencia)
de la Universidad de Florida, antes de continuar
su investigación posdoctoral en la Universidad de
California en San Diego.
Se sumó al
Technion en 1975 para establecer un laboratorio del sueño y llegó a ser decano
de medicina. Asumió la presidencia hace seis años. Durante todos esos años,
lanzó cuatro empresas: dos fabricantes de aparatos médicos y dos proveedores de
servicios médicos.
Lavie sigue
involucrado en la investigación. En un estudio reciente sobre sobrevivientes
del Holocausto, descubrió junto a sus colegas que mientras las personas que no
habían sufrido traumas en un grupo de control recordaban
en promedio 85% de sus sueños, los sobrevivientes del Holocausto que
estaban decididos a estar “bien adaptados” apenas recordaban 30%.
Los sobrevivientes mal adaptados recordaban
60%, la mitad de los cuales eran pesadillas. El estudio causó revuelo en el
mundo psiquiátrico debido a sus implicaciones de que la terapia de conversación
no sería tan efectiva como simplemente olvidar. Los que no soñaban sobre sus
traumas presumiblemente tampoco hablaban sobre eso de forma regular.
¿Qué desvela
a Lavie?
“Duermo bien
porque hay tantos problemas cuando eres presidente que o padeces de insomnio o
aprendes a dormir con los problemas”, asegura.
Uno de sus
problemas más recientes es encontrar la forma de recaudar
US$75 millones para un nuevo centro de investigación del cáncer en el Technion.
Menciona una
próxima reunión con un posible donante en Los Ángeles. “¿Me va a dar lo que
busco?”, se pregunta. “¿Podré hacerlo?”.
Pronto
regresará a Nueva York, donde los estudiantes de Cornell
Tech y el Instituto Jacobs Technion-Cornell ya están tomando clases en
un espacio prestado en las oficinas de Google en Manhattan. Espera que no se
queden sin dormir por estudiar. “Dormir es importante”, asevera, “incluso en la
ciudad que nunca duerme”.
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