Irán
pide que EEUU firme el acuerdo nuclear global y deje de lado implícitamente e Israel,
a cambio se ofrece para derrotar al Estado islámico
Es
crucial que Irán y EE UU cooperen
http://elpais.com/elpais/2015/03/16/opinion/1426522324_026966.html
La política
de sanciones ha sido contraproducente. Lo fundamental ahora es resolver la
disputa nuclear entre la república islámica y Washington para que ambos puedan
planificar la lucha antiterrorista
SEYED
HOSSEIN MOUSAVIAN
17 MAR 2015 - 00:00 CET
ENRIQUE
FLORES
el reactor d e agua pesada de Arak
La última
ronda de negociaciones nucleares entre Irán y las potencias mundiales (China, Francia, Alemania, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos)
que se celebra en Lausanne, Suiza, tiene como
objetivo fijar un acuerdo marco político antes de que acabe marzo.
Lo irónico
es que habría sido posible un pacto nuclear ya en 2005, durante las
negociaciones entre las potencias europeas (Reino
Unido, Francia y Alemania) e Irán. Por
desgracia, el Gobierno de Bush pensó, equivocadamente, que podía obligar a Irán
a abandonar el programa nuclear mediante nuevas sanciones y bloqueó el acuerdo.
En general,
la política estadounidense de imponer sanciones unilaterales y multilaterales
para interrumpir el programa iraní ha sido contraproducente.
Desde que el
Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el primer paquete de sanciones en 2006, el número de centrifugadoras en Irán pasó de 200 a las 20.000 actuales, empezó a producir uranio
más enriquecido —del 3,5% al 20%—, acumuló más
de 10 toneladas de uranio poco enriquecido y
antes de un año entrará en servicio el reactor de investigación de agua pesada Arak.
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Después de
10 años tumultuosos, Estados Unidos llegó a la conclusión de que Irán no iba a
abandonar el programa de enriquecimiento de uranio por más sanciones que se le
impusieran, y de ahí los renovados esfuerzos que desembocaron en un acuerdo
provisional el 24 de noviembre de 2013. En vísperas de la más reciente ronda de
negociaciones, el secretario de Estado, John Kerry, se
refirió con sinceridad al fracaso de las políticas estadounidenses:
“Hace unos años, cuando
la estrategia de Estados Unidos consistía en no hablar con Irán e insistir en
que no podía tener ningún tipo de programa nuclear, el número de
centrifugadoras se disparó. Cada vez que se han roto las negociaciones, el
programa nuclear de Irán se ha desarrollado más”.
Es indudable
que las sanciones han causado enormes perjuicios económicos a Irán, pero se
habla poco del coste que han supuesto para Estados Unidos.
Un informe
publicado en 2014 afirma que entre 1995 y 2012 la economía estadounidense perdió entre 134.700 millones y
175.300 millones de dólares de posibles ingresos de las exportaciones a Irán.
Además, el
documento asegura que, “cada año”, Estados Unidos pierde “entre 51.043 y 66.436” posibles
puestos de trabajo como consecuencia de las sanciones. Por supuesto, el informe
ha desatado un vivo debate entre sus autores y sus detractores. Quizá un día
los expertos cuantifiquen los efectos de las sanciones a Irán en la economía
estadounidense.
Pero lo que
hay que subrayar, y no ignorar, es hasta qué punto la república
islámica habría podido contribuir a prevenir el enorme gasto de Estados Unidos
en varios escenarios militares y las extraordinarias inversiones hechas
para marginar a Irán en la región.
Los dos
países podrían crear un sistema eficaz de
espionaje para seguir los pasos del yihadismo
Como explico
en mi libro Iran and the United States: An Insider's
View on the Failed Past and the Road to Peace (Irán y Estados Unidos: una
visión desde dentro de los fracasos del pasado y el camino hacia la paz),
Irán colaboró con Estados Unidos para derrocar a los talibanes en Afganistán en 2001 y a Sadam Husein
en Irak en 2003, aunque lo hiciera por sus propios intereses.
La
cooperación entre los dos países permitió establecer nuevos Gobiernos en Kabul y Bagdad. La decisión de Estados
Unidos de interrumpir esa colaboración en las dos crisis le obligó a prolongar
su intervención en ambos escenarios; costó cientos de miles de millones de
dólares y varios miles de vidas; y dejó un auténtico caos, tanto en Irak como
en Afganistán.
Si Estados
Unidos hubiera decidido prolongar su colaboración con Irán en las crisis
regionales, habría disminuido drásticamente su presencia militar, habría
facilitado la reconstrucción y la reorganización de los ejércitos y las fuerzas
de seguridad —lo cual habría ahorrado una enorme cantidad de dinero al
presupuesto estadounidense— y, con toda probabilidad, habría evitado la
desastrosa situación actual, sobre todo en Irak.
De acuerdo
con un estudio llevado a cabo por la Universidad de
Harvard, las guerras de Irak y Afganistán tendrán un enorme coste a
largo plazo para Estados Unidos, un esfuerzo presupuestario que se prolongará
durante décadas. El Gobierno estadounidense no solo intentó marginar el papel
de Irán en ambos países, sino que utilizó la amenaza constante de un ataque
militar contra la república islámica. Los observadores de los mercados del
petróleo entre 2003 y 2005 quizá recuerden que cada rumor de un posible ataque
contra Irán y la extensión de la guerra en Oriente Próximo hacía subir los
precios del crudo.
Dos
destacados economistas, Joseph Stiglitz y Linda Bilmes,
sostienen que la guerra de Irak y la inestabilidad que provocó en la región
fueron responsables en parte del fuerte aumento de los precios del petróleo, y
afirman que la crisis económica de 2008 se debió en
parte a ese aumento.
En una
posterior fase, hay que reconstruir infraestructuras en Afganistán, Irak y Siria
Para reducir
la profundidad estratégica de Irán en Siria,
Estados Unidos emprendió una guerra indirecta con los iraníes y permitió a sus
aliados que participaran en ella. Irán resistió, mientras Estados Unidos
invertía cada vez más dinero para derrocar a El Asad y guardaba silencio ante
el apoyo de Turquía, Arabia Saudí y Qatar a los
yihadistas.
Todavía no
está claro cuánto dinero ha gastado Estados Unidos en Siria. El 26 de junio de
2014 el presidente Obama pidió al Congreso 500 millones de dólares para
respaldar a los rebeldes. Al mismo tiempo solicitó 1.000 millones de dólares
para ayudar a estabilizar los países fronterizos con Siria, cada vez más
afectados por la guerra civil.
La aparición
de un Estado yihadista en Irak fue posible
después de que se afianzara en Siria.
Y hoy no nos
enfrentamos a un simple grupo terrorista.
Las
peligrosas fuerzas yihadistas poseen un Estado y un califato propios y
controlan un tercio de Irak, tras su asombrosa ofensiva en las regiones del
norte y el oeste en junio. Se puede decir, sin temor a equivocarse, que si Estados Unidos hubiera cooperado con Irán, en vez de
competir, Siria e Irak no estarían en la terrible situación actual. Para
invertir esta tendencia y acabar con el Estado terrorista en Irak —al que
considera una amenaza contra su seguridad nacional—, Estados Unidos tendrá que
desembolsar miles de millones de dólares.
En este
sentido, sería crucial la cooperación entre Estados Unidos e Irán en tres
áreas. En primer lugar, los dos
países podrían crear un sistema eficaz
de espionaje que les permita seguir los pasos de los yihadistas, con el fin
de erradicarlos.
Segundo, podrían colaborar en la formación de
un Ejército dedicado y eficaz en Irak, no 250.000 soldados que entregan las
armas y huyen en cuanto se topan con unos cuantos miles de terroristas. Y por
último, con los vastos y capacitados recursos humanos iraníes y el respaldo
económico estadounidense, podrían construir infraestructuras en Afganistán,
Irak e incluso Siria.
Es
fundamental resolver la disputa nuclear entre la república islámica y Estados
Unidos para que puedan dedicarse a planificar y librar el combate contra las fuerzas takfiri, que son una amenaza tan grave
contra la seguridad de los dos Estados.
Ahora que
las negociaciones nucleares comienzan su última fase, hay muchas probabilidades
de que se consiga un acuerdo preliminar (en los próximos días), seguido de un acuerdo global antes del 1 de julio de 2015.
Concluidas
las negociaciones, se abrirá la puerta para establecer un acuerdo de
cooperación en materia de seguridad entre Irán y las
potencias mundiales, en particular Estados Unidos, con el fin de abordar
las crisis regionales y la lucha contra el Estado Islámico.
Seyed
Hossein Mousavian, exembajador de Irán, es investigador en Princeton
University y fue portavoz de los negociadores nucleares iraníes. Su
libro Iran and the United States: An Insider’s View on the Failed Past and the
Road to Peace se publicó en mayo de 2014. Para ver publicaciones más recientes,
visiten www.hosseinmousavian.com.
Traducción
de María Luisa Rodríguez Tapia.
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