¿Amenaza
España el yihadismo tunecino?
http://www.elconfidencial.com/mundo/2015-03-20/amenaza-espana-el-yihadismo-tunecino_731476/
La
participación de España en la coalición internacional contra el EI ha elevado
las posibilidades de sufrir un atentado, ya sea perpetrado por una célula
yihadista o por algún ‘lobo solitario’
Foto:
Agentes tunecinos en la entrada de la morgue en Túnez (Reuters).
IGNACIO
ÁLVAREZ-OSSORIO*
20.03.2015 –
Túnez ha
sido brutalmente golpeada por el Estado Islámico (EI). Con esta acción, la
internacional yihadista pretende demostrar que dispone de la capacidad
suficiente para perpetrar atentados mucho más allá de Siria e Irak, sus feudos
tradicionales. Y, por supuesto, también busca desestabilizar a Túnez, que se ha convertido en la última esperanza de
la Primavera Árabe al haber sorteado, de una
manera relativamente exitosa, los obstáculos que se han interpuesto en el
camino de su transición del autoritarismo a la democracia.
La violenta
irrupción del EI en territorio tunecino no
debería sorprendernos. Durante la dictadura de Ben Ali se practicó una política
de tolerancia cero contra cualquier corriente islamista. El resultado fue la
ilegalización de la moderada Ennahda y la
persecución de los grupos salafistas, así como
la erradicación de las formaciones radicales situadas en la órbita de Al Qaeda. Tal situación llevó a muchos yihadistas a
buscar refugio en el exterior del país combatiendo en Afganistán e Irak.
La Primavera
Árabe modificó radicalmente la situación. En las primeras elecciones a la
Asamblea Constituyente, el partido islamista Ennahda
logró una abrumadora mayoría que le permitió formar un Gobierno de coalición en
el que también participaron los izquierdistas
Congreso por la República y Ettakatol.
La apertura
política benefició a los salafistas, una rama ultraortodoxa y puritana del
Islam suní que pretende replicar en toda la geografía árabe el modelo
socio-religioso imperante en Arabia Saudí, un país donde las libertades
públicas están severamente restringidas.
Mientras la Unión
Europea se mantenía en un discreto
segundo plano, algunas petromonarquías del Golfo
intervinieron de manera activa para truncar la
transición de Túnez hacia la democracia.
Debe tenerse
en cuenta que tanto los grupos salafistas como los yihadistas consideran la democracia como una forma de gobierno
impura que los occidentales promueven para debilitar al mundo islámico y
alejarlo de sus propias tradiciones de gobierno.
Con este
atentado, el EI buscaría descarrilar la transición democrática tunecina y,
sobre todo, destruir toda colaboración entre el laico
Nida Tunis y el islamista Ennahda.
Es decir: enfrentar a la sociedad tunecina y
polarizarla en dos frentes irreconciliables, algo bastante improbable si
tenemos en cuenta las pruebas de madurez que ha dado en el curso de los últimos
años.
Tunecinos se
manifiestan contra el terrorismo islamista en Túnez (Efe).
El
sector turístico, que
aporta casi un 9% del PIB, sería otro objetivo
prioritario del EI. En su comunicado reivindicando el atentado, el EI indicó
que pretendía “propagar el terror en el corazón de los infieles” y golpear a “los Estados
cruzados”, una terminología similar a la empleada en el pasado por Al
Qaeda para justificar los atentados del 11-M. Precisamente una franquicia
tunecina de dicho grupo atacó en 2002, unos meses después del 11-S contra las
Torres Gemelas, una sinagoga en la isla de Yerba
provocando la muerte de 19 personas. El objetivo, como ahora, era dañar
al sector turístico, así como destruir la larga trayectoria de coexistencia
religiosa existente.
Este
atentado, como otros perpetrados en la última década, fue financiado
directamente desde España por militantes yihadistas.
El hecho de
que se haya atacado el Museo del Bardo, que atesora una importante colección de
mosaicos romanos, tampoco es casual, puesto que las huestes del EI han dado
sobradas muestras en los últimos meses de su afán por borrar del mapa cualquier
vestigio de las civilizaciones preislámicas en las zonas que controlan o
aspiran a dominar.
¿España en el punto de
mira?
A pesar de
tener una escasa implantación en el interior del país, los yihadistas tunecinos
cuentan con una dilatada experiencia de combate
adquirida en Libia, Siria e Irak, países inmersos en cruentas guerras
civiles y donde se ha registrado un rebrote del sectarismo. Según los servicios
de inteligencia occidentales, más de 3.000 tunecinos
combaten en las filas del EI en Siria e Irak.
Otros
centenares han optado por alistarse a las filas de
Ansar Al Sharia, que opera en la vecina Libia.
El retorno de estos yihadistas radicalizados es la peor pesadilla de los
aparatos de seguridad tunecinos, ya que podrían desestabilizar al país magrebí y atentar contra objetivos occidentales.
En los últimos meses se ha detectado el
retorno de, al menos, 500 combatientes.
Así las
cosas cabe preguntarse si podría estar España entre los objetivos del yihadismo
tunecino. Aunque todavía el EI no ha situado a nuestro país en el punto de
mira, lo cierto es que Al Qaeda en el Magreb Islámico
(AQMI) amenazó en el pasado con perpetrar atentados terroristas contra
España o sus intereses en el Magreb.
Obviamente la participación de España
en la coalición internacional contra el EI ha elevado las posibilidades de
sufrir un atentado,
ya sea perpetrado por una célula yihadista o por algún ‘lobo solitario’.
También debe
tenerse en cuenta que en Siria e Irak combaten casi un centenar de yihadistas
españoles y que al menos una docena de ellos habría retornado recientemente. No
obstante, la presencia española en territorio tunecino es limitada, al
contrario de lo que ocurre en Marruecos y Argelia donde
España mantiene una fuerte implantación y relevantes inversiones.
De hecho,
los intercambios comerciales con Túnez son bastante reducidos (las
importaciones alcanzaron los 506 millones de euros y las exportaciones 905 en
2013) y el número de turistas que visitan el país africano ha caído
drásticamente en la última década (pasando de los 140.000 de 2006 a los 24.600
de 2013).
*Ignacio
Álvarez-Ossorio es coordinador de Oriente Medio y Magreb de
la Fundación Alternativas y profesor de Estudios Árabes en la Universidad de
Alicante.
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