Un
fraude billonario (millón de millón) por
Paul Krugman encontrado en el diario español El País.
Nota del autor del blog: Mas o menos
los republicanos piden recortes en los programas sociales para que los ricos
paguen menos impuestos.
http://economia.elpais.com/economia/2015/03/20/actualidad/1426852272_627906.html
Las mentiras
de los republicanos con el presupuesto deberían seguir indignándonos
PAUL
KRUGMAN
22 MAR 2015 –
Tom Price,
presidente del comité de Presupuestos de la Cámara de Representantes, presenta la
propuesta republicana de cuentas para 2015. / CLIFF OWEN (AP)
Ya es una
tradición del Partido Republicano: una vez al año, el partido elabora un
presupuesto que, según dice, sirve para reducir drásticamente el déficit, pero
que resulta contener un "asterisco mágico" de un billón de dólares;
una frase que promete grandes recortes
del gasto o aumentos de los ingresos, pero sin explicar de dónde se supone
que va a salir el dinero.
Pero los
presupuestos que acaban de publicar las mayorías de la Cámara
de Representantes y el Senado abren nuevos caminos.
Cada uno de
ellos contiene, no uno, sino dos asteriscos mágicos
billonarios: uno de gastos y otro de ingresos.
Y, de hecho, este cálculo se queda corto. Si cualquiera de los presupuestos se
convirtiera en ley, la deuda del Gobierno federal aumentaría varios billones de
dólares más de lo que afirman, y esto solo durante la primera década.
Uno podría
sentirse tentado a hacer caso omiso de esto, dado que esos presupuestos no van
a convertirse en ley en la práctica. O podría decir que todos los políticos
hacen cosas así. Pero no es cierto. La falta de honradez fiscal del Partido
Republicano es algo nuevo en la política estadounidense. Y esto nos dice algo
importante sobre lo que le ha sucedido a la mitad de nuestro espectro político.
Pero
volvamos a los presupuestos: ambos piden reducciones
drásticas del gasto federal. Y se concretan algunas de esas reducciones
del gasto: habría recortes despiadados en los cupones
para alimentos, recortes más o menos igual de despiadados en Medicaid
que contrarrestarían con creces su reciente ampliación y se acabaría con las
subvenciones para seguros sanitarios que contempla el Obamacare.
Un cálculo
aproximado indica que cada plan ente
duplicaría el número de estadounidenses sin seguro sanitario
Pero ambos reclaman también más de un billón de dólares en recortes
adicionales del gasto obligatorio, cantidad que casi con seguridad tendría que
venir de Medicaid o la Seguridad Social.
¿Qué forma
adoptarían estos recortes adicionales? No nos dan ninguna pista.
Mientras
tanto, ambos presupuestos piden que se revoque la Ley
de Asistencia Sanitaria Asequible, incluidos los impuestos que sirven
para subvencionar los seguros. Esos ingresos ascienden
a un billón de dólares. Pero los dos presupuestos afirman no tener
ningún efecto sobre los ingresos tributarios; se supone que el Gobierno federal
tiene que compensar de algún modo el dinero no ingresado por el Obamacare.
¿Cómo exactamente? Una vez más, no se nos da ninguna pista.
Y hay más:
los presupuestos también piden que se
reduzca considerablemente el gasto destinado a otros programas. ¿Cómo se
pondrán estos en práctica? Ya saben la respuesta.
Es muy
importante darse cuenta de que este no es un comportamiento político normal. El
Gobierno de George W. Bush no se quedaba atrás a la hora de presentar los
planes tributarios de forma engañosa, pero nunca fue tan descarado. Y el
Gobierno de Obama ha sido extraordinariamente escrupuloso en sus dictámenes
fiscales.
Sí, ya estoy
oyendo las risas, pero es la pura verdad. ¿Recuerdan todas las mofas que hubo
sobre las previsiones de gasto de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible? El
gasto real se está quedando muy por debajo de lo esperado y la Oficina
Presupuestaria del Congreso ha reducido un 20% su previsión para la próxima
década. ¿Se acuerdan de las burlas que hubo cuando el presidente Obama declaró
que reduciría el déficit a la mitad antes de que acabara su primer mandato?
Bueno, la escasa actividad económica retrasó las cosas, pero solo un año. El
déficit de 2013 fue menos de la mitad que el de 2009, y ha seguido bajando.
De modo que
no, la falsedad fiscal no es la norma histórica ni es propia del bipartidismo.
Es un rasgo republicano moderno. Y la pregunta que debemos plantearnos es por
qué.
La respuesta
que a veces oímos es que, en el fondo, los republicanos piensan que el hecho de reducir la presión fiscal sobre los ricos se
traduciría en una enorme expansión y en un aumento de los ingresos, pero
les preocupa que la ciudadanía no considere creíble este argumento. Así que los
asteriscos mágicos son en realidad un sustituto de su fe en la magia de la
economía de oferta, fe que permanece intacta aunque los defensores de dicha
doctrina lleven décadas equivocándose en todo.
La forma más
sencilla de entender estos presupuestos seguramente consista en suponer que
están pensados para enriquecer más a los ricos y
empobrecer más a las familias corrientes
Pero yo me
inclino por una explicación más cínica. Piensen en lo que harían estos presupuestos
si no prestásemos atención a los misteriosos billones de dólares en recortes
del gasto y aumentos de los ingresos que no se explican. Lo que tendríamos
serían unas enormes transferencias de ingresos de los
pobres y la clase trabajadora, que verían tremendamente recortadas sus
prestaciones, a los ricos, que disfrutarían de una gran reducción de la presión
fiscal. Y la forma más sencilla de entender estos presupuestos
seguramente consista en suponer que están pensados para hacer lo que, de hecho,
harían en realidad: enriquecer más a los ricos y empobrecer más a las familias
corrientes.
Pero, por
supuesto, este no es un rumbo político que los ciudadanos respaldarían si se lo
explicasen claramente. Así que hay que vender los presupuestos como si fueran
un valiente esfuerzo por suprimir el déficit y pagar lo que se debe (para lo
cual, deben contemplar un ahorro inexplicable de billones de dólares).
¿Significa
esto que todos esos políticos que pronuncian discursos sobre lo malos que son
los déficits presupuestarios, y que dicen estar decididos a acabar con la plaga
de la deuda, nunca han sido sinceros? Sí, así es.
Miren, sé
que es difícil mantener viva la indignación tras tantos años de fraudulencia
fiscal. Pero, por favor, inténtenlo. Nos encontramos ante una estafa enorme y
destructiva, y deberíamos estar muy, muy enfadados.
Paul
Krugman es profesor de
Economía en la Universidad de Princeton y premio Nobel
de Economía en 2008.
© The New York
Times Company, 2015.
Traducción
de News Clips.
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