Grecia:
Tsipras desea seguir negociando en mejores condiciones a pesar del rotundo NO a
la Eurozona y a la Unión Europea y al FMI
Hora
de la verdad en Europa tras el rotundo ‘no’ de Grecia
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/07/05/actualidad/1436082790_374069.html
Los partidarios del ‘no’ celebran el
resultado de la consulta en Atenas
MARÍA
ANTONIA SÁNCHEZ-VALLEJO
Atenas
6 JUL 2015 - 01:44 CEST
Partidarios
del 'no' celebran el resultado en las calles de Atenas. / YANNIS KOLESIDIS
(EFE)
Los griegos
enviaron este domingo a Europa un inequívoco mensaje contra la austeridad y por
la soberanía popular y nacional. Con el 99% de las papeletas escrutadas, un 61% de los votantes helenos que ayer participaron en
el referéndum convocado por el primer ministro, Alexis Tsipras, rechazaron la última propuesta de los
socios europeos, que contemplaba una nueva tanda de recortes y ajustes.
Tras una
dramática semana de corralito y de control de capitales, y con la economía al
borde del colapso, Tsipras tranquilizó a los partidarios del sí. “Soy
consciente de que el mandato que me dais no es un mandato de ruptura, sino un
mandato para una solución sostenible” en el que la prioridad será “el
funcionamiento del sistema bancario”, dijo.
En un
referéndum crucial, inédito por su trascendencia desde que la democracia
regresó al país en 1974 tras la caída de la junta militar, una mayoría absoluta
de griegos (un 61,3%, con el 99% de papeletas escrutadas y una participación
del 62,4%) respaldó la propuesta del Gobierno y
votó en contra de los términos del programa de ayuda que los socios pusieron
sobre la mesa en el Eurogrupo del 25 de junio, y que consistían —en pasado, ya
que esa propuesta es desde el martes extemporánea al expirar la prórroga del
rescate— en una nueva dosis de austeridad. Así figuraba en la papeleta, aunque
muchos, los defensores del sí, votaron convencidos de que la pregunta era un sí
o un no al euro y Europa.
Varoufakis:
“Con este valiente no, mañana extenderemos nuestra mano a los acreedores".
El primer
ministro griego, Alexis Tsipras, afirmó tras los resultados en un mensaje
televisado que su Gobierno reiniciará hoy las negociaciones con los acreedores
para alcanzar un acuerdo y afirmó que es consciente de que el no “no es un mandato de
ruptura”.
“Mañana reiniciaremos
la negociación. Nuestra prioridad es el funcionamiento del sistema bancario”, dijo Tsipras.
Lo que el
primer ministro pretendía cuando convocó la consulta hace ocho días, dejar
hablar al pueblo para evitar la ruptura con las instituciones —que sin embargo
se consumó unilateralmente tras la convocatoria—, se ha logrado ampliamente; lo que suceda a partir de hoy precisará de
una legión de adivinos.
De la difícil reconducción del diálogo con los
acreedores a una salida del euro por asfixia económica e insolvencia —si el
Banco Central Europeo no aumenta la provisión de liquidez de los bancos
griegos, y corta definitivamente el cordón umbilical de la línea de emergencia
conocida como ELA—, cualquier opción es plausible.
“Con este
valiente no que ha pronunciado el pueblo griego, mañana [por hoy] extenderemos
nuestra mano a los acreedores. Llamaremos a cada uno”, insistió Yanis
Varoufakis, el ministro de Finanzas.
Sin tiempo
para la celebración, ocupadas en practicarle el boca a boca a una economía
exánime tras una semana de corralito y de control de capitales, las autoridades
griegas movieron ficha enseguida.
A primera
hora de la noche, el propio Varoufakis, y el gobernador
del Banco de Grecia, Yanis Sturnaras —enemigo acérrimo del Gobierno de
Syriza—, se reunieron con Tsipras con el objetivo de acelerar el auxilio de los
bancos, y poco antes de la anunciada reunión del Banco Central Europeo.
Tras la
emergencia bancaria, las líneas maestras de Atenas serán dos, ya bosquejadas la
semana pasada: el informe del Fondo Monetario Internacional que admite que la
deuda griega es insostenible, y un nuevo mandato para Atenas, amparado en la
voluntad del pueblo griego, según anunció el negociador jefe, Efklidis Tsakalotos, tras confirmarse la victoria del
no.
El absoluto
refrendo popular a la propuesta de Tsipras podía barruntarse ya desde el
viernes, en la multitudinaria manifestación en el centro de Atenas; por la
encuesta oficiosa que manejaba el Gobierno, que el sábado daba al sí sólo el 29% de apoyos, y, sobre todo, por
el runrún que desde la tarde, horas antes del cierre de las urnas, empezó a
recorrer la destartalada sede central de Syriza, el partido de Tsipras.
Tras conocerse
los primeros resultados, miles de personas se dirigieron a la plaza de Syntagma para celebrar la victoria, con una
masiva presencia de banderas griegas —el orgullo nacional, la posibilidad de
levantar cabeza ante los dictados de Bruselas, ha sido otra de las claves de la
victoria—. Allí acogieron con aplausos la dimisión del
líder de Nueva Democracia y líder de la oposición, Andonis Samarás.
El
referéndum fue definido esta semana por el Gobierno como un arma de la
negociación con las instituciones, pero los resultados del mismo amenazan con convertirse en
una de destrucción masiva.
Dentro de
Grecia, como prueba de una polarización menor de la esperada pero real y
evidente; y también de una división marcadamente generacional, con un 67% de los jóvenes a favor del no, y un 37% de los
mayores, por el sí, pese a que las pensiones han estado en el centro de
las discusiones con los socios.
Las ondas de
choque del referéndum van más allá y confirman que la victoria ha reunido votos
de extremos opuestos —por un lado las izquierdas, de Syriza a pequeños partidos
extraparlamentarios, pasando por un número no pequeño de votantes comunistas;
por otro lado los nacionalistas de Griegos Independientes, socio de Gobierno de
Syriza, y no pocos neonazis, radicalmente opuestos a
los dictados de Bruselas— frente a una oposición incapaz de unirse a
favor del sí, pese al intento de conservadores y socialistas de forjar un
frente europeo.
El triunfo
del no también confirma el apoyo a la gestión de las negociaciones por parte de
Syriza; pese al desgaste y a una situación económica rayana en la asfixia, el
partido de Tsipras volvería a ganar unas elecciones con
en torno al 36% de los votos, rondando la mayoría absoluta, si se
convocaran ahora.
Celebraciones
en Syntagma
M. A. S.-V.
Miles de
personas celebraron ayer en el centro de Atenas la victoria del no en el
referéndum. En una convocatoria espontánea e improvisada en la que una marea de
banderas griegas ondeaba sobre la multitud, los partidarios del no irrumpieron
en un cerrado aplauso cuando las pantallas de televisión de las cafeterías de
la plaza anunciaron la dimisión de Andonis Samarás, líder de la conservadora
Nueva Democracia.
La ausencia
de pancartas partidistas, y el predominio de la enseña griega, hablaban
claramente de una celebración nacional. “Esta victoria significa sobre todo
unidad.
La palabra división no figura en el
diccionario de la nación griega.
También es un mensaje de hermandad”, explicaba
Konstantina Stathophlu, miembro de Syriza, aunque señalaba que lo de menos
anoche era el partido. “¿Que qué pasará mañana? A partir de ahora, trabajo,
trabajo y trabajo”.
“Es una heroica
victoria de la democracia en circunstancias tan difíciles como un corralito y
una situación de asfixia económica”, señalaba por su parte Otón, apolítico confeso, que paseaba
por la plaza con su perrito. “Está muy equivocado quien quiera ver aquí
consignas partidistas, o un no al euro o a Europa, el 95% de los aquí presentes
defendemos ambas cosas. Somos solo griegos levantando la cabeza y alzando
nuestra voz. Basta ya, no queremos ni podemos aceptar más austeridad”.
Yorgos,
Kalíopi y Teodora, tres amigos que se confesaban “izquierdistas sin más”
admitían estar “emocionados y felices”. “Esto es un ejercicio de plena libertad
y soberanía popular frente a los dictados del exterior, de los bancos y de las
instituciones”.
El mar de
banderas blanquiazules seguía ondeando hacia la media noche.
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