El
inventor del coche autónomo de Google habla de un futuro sin taxistas
Los
humanos conducimos peor que las máquinas”
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El inventor del coche autónomo de
Google habla de un futuro sin taxistas
ROSA
JIMÉNEZ CANO
Silicon Valley
24 JUL 2015 - 14:37 CEST
Brad
Templeton, creador del coche autónomo Google Car.
Brad
Templeton (Toronto, 1960)
está considerado uno de los padres de Internet, y uno de los primeros que pensó
en la distribución de contenido. Fue el creador de Usenet a comienzos de los
noventa, un lugar en el que compartir noticias anterior al HTML y a que los
navegadores cambiasen para siempre la forma de moverse por Internet.
En
2011 decidió dar una sorpresa a los alumnos de la Singularity University, la institución académica de Silicon
Valley para la formación de líderes tecnólogos. Se presentó sentado en el
asiento del acompañante de un Lexus todoterreno que carecía de conductor.
Fue una de
las primeras apariciones de su creación: el coche autónomo de Google. Durante
dos años, tras recibir la llamada de Larry Page, estuvo trabajando en los
laboratorios del buscador hasta hacerlo una realidad.
Pregunta.
¿Quién ganará la batalla del coche sin conductor?
Respuesta.
No lo sé. Lamentablemente, casi nunca lo hace el primero en llegar. Suele ganar
el segundo. En todo caso, los que más pierden son los que se apuntan tarde a la
fiesta.
P. ¿Cómo
será el negocio que se cree?
R. Se
cobrará como un servicio, la movilidad on demand [a petición]. En el caso de
los coches de lujo cambiará un poco el panorama. No es lo mismo querer ir de un
punto a otro de la ciudad que dejarse ver con un BMW de gama alta. Veremos
cómo, según la ocasión, se apostará por una cosa u otra. En mi imaginación,
vislumbro un sistema que, como pasa un poco con Uber, te diga: “Si quieres un
coche de lujo son 10 minutos, si quieres el primero disponible, solo tienes que
esperar dos”. También los habrá que sean, en parte, subvencionados. En España,
con una tasa tan alta de desempleo juvenil, sin poder aspirar a la compra de un
coche, se puede comenzar a proponer el experimento como lugar piloto.
El Google Car ideado por Blad Templeton. Tiene una autonomía de 161
kilómetros y una velocidad máxima de 70 kilómetros hora.
P. ¿Qué
pasará con los taxistas?
R. No conozco
ningún niño que de mayor quiera ser taxista. No es una profesión para la que te
prepares durante 10 años. Es un servicio temporal, algo que haces porque te
vale para conseguir un dinero. Desaparecerá como algo fruto de la disrupción
tecnológica que vivimos.
"Con
una quinta parte de los coches actuales nos sobraría"
P. ¿Qué
pasará con nuestra privacidad en un mundo de coches conectados?
R. En el
Viejo Mundo, el taxista no solía saber quién eras. Habrá que aceptar que los
datos de los movimientos de estos coches se almacenen y se usen para que las
ciudades sean más eficientes.
P. ¿Cree que
se podrán usar para hacer negocios? "Ofrecerme un viaje a cambio de
comprar algo", "ver anuncios relacionados con mis gustos durante el
trayecto"...
R. Se podría
hacer. Saber dónde vas y poner anuncios, pero creo que es una suposición
incorrecta. Ahora mismo, el coste de un coche circulando es de entre 13 y 18
euros por hora. El precio de un anuncio que fuese efectivo, que diese retorno,
sería de un par de euros, a lo sumo tres por hora. Es mayor el coste del coche
en movimiento que el de tu atención, así que no cuadran las cuentas. Se
especula con que Google haga algo en esa línea, pero no me encaja lo del
coche-anuncio.
P. Usted
apuesta por el coche conectado, sin conductor, pero hay una tendencia que aboga
por algo distinto: en lugar de equipar el coche, hacer que las carreteras sean
inteligentes y dotarlas de sensores.
R. Es una
mala idea, porque los puedes tener o no, pero si son necesarios, significa que
los coches sin conductor no podrían ir a un lugar sin una carretera adaptada.
Imagínate que hay que cortar las carreteras para hacer las obras. Sería un
desastre, haría que el cambio fuese mucho más lento. Cualquier alteración en
las estructuras siempre resulta mucho más compleja que en vehículos. Eso sí,
las ciudades deben implicarse instalando semáforos inteligentes, por ejemplo.
P. ¿Tendrá
sentido robar un coche conectado?
El Google
Car ideado por Blad Templeton. Tiene una autonomía de 161 kilómetros y una
velocidad máxima de 70 kilómetros hora.
R. Ninguno.
De hecho, robar un teléfono móvil, si los fabricantes quisieran, sería una
tontería similar. El que se monte en el coche que ha robado estará ya capturado
desde el primer momento. Las cámaras le grabarán y reconocerán.
P. ¿Habrá
coche sin conductor público?
R. Creo que
sí. Quizá no sean parte del sistema, pero sí creo que las ciudades llegarán a
acuerdos con Uber, Lyft o Sidecar, que en un futuro tampoco tendrán
conductores. Vaticino una colaboración muy fuerte entre las autoridades
municipales y este tipo de empresas. Hay que aprovechar las rutas compartidas.
P. Entonces,
¿también desaparecerán los conductores de Uber, Lyft…?
R. Por
supuesto, son algo temporal. También lo hará esa subida de precio que ponen
para atraer a más conductores cuando hay más demanda. Ya no tendrá sentido,
sino que se crearán rutas más eficientes. Se pagará más o menos según el tiempo
que estés dispuesto a esperar por tu viaje en los momentos de mayor demanda.
P. Muchos
ven extraño compartir viaje con desconocidos...
R. Cierto,
algunas mujeres han tenido experiencias desagradables. Hay que ser
verdaderamente idiota para acosar a una chica en un viaje compartido. Basta con
que denuncie que se ha sentido molesta para que sepan quién ha sido.
P. Ya, pero
puede saber dónde vive.
Los taxistas
desaparecerán por el salto tecnológico actual"
R. Suelen
tener buena respuesta ante quejas y situaciones molestas. Seguro que pronto
añaden un sistema para valorar a otros pasajeros y evitar problemas.
P. ¿Y qué
pasará con la cultura americana, con aquella estampa que simbolizaba la
libertad con un hombre al volante?
R. Sí,
muchos dicen que los americanos aman sus coches, y en cierto sentido es cierto,
pero también es una sociedad muy práctica. A los que les encante el coche, lo seguirán
conduciendo de manera deportiva, como una afición. Incluso, puede que los
coleccionen, pero no será la norma, como pasó con los caballos… No tendrá
sentido tener un coche para cada miembro del hogar, como sucede ahora.
P.
¿Compraremos coches compartidos con vecinos?
R. Sí, es un
buen ejemplo. Mi hermano tiene una avioneta comprada con amigos que también son
aficionados. Será la manera de hacerlo rentable.
P. ¿Habrá
menos coches?
R. Sí, ahora
mismo la cantidad es ingente. Con una quinta parte de los que tenemos
actualmente, ya nos sobraría.
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