Brasil a punto de perder su categoría de grado de inversión: sus bonos ya
se cotizan en la práctica como bonos chatarra.
La
inflación y las altas tasas de interés mantienen a Brasil contra la pared ,
Nota del autor del blog : (la teoría
macroeconómica dice que cuando sube la tasa de interés la inflación baja,
parece que la teoría necesita actualizaciones )
http://lat.wsj.com/articles/SB12596024793773974875204581134901664551820?tesla=y
Por PAULO TREVISANI
Martes,
28 de Julio de 2015 0:03
EDT
BRASÍLIA—El
banco central de Brasil casi seguro subirá su tasa de interés Selic esta
semana, por decimosexta vez consecutiva en poco más de dos años, con el
objetivo de combatir el alza de la inflación.
El problema
es que los precios no están cooperando. La tasa de
inflación anual de Brasil llegó hace poco a 9,25%, más del doble de la
meta oficial de 4,5% y sustancialmente más alta que el 6,5% de abril de 2013,
cuando el banco empezó a elevar las tasas.
El doble efecto de las altas tasas de interés
y un alza de la inflación está agobiando a la mayor economía de América
Latina, que este año registra una contracción.
El equipo
económico de la presidenta Dilma Rousseff y el banco central brasileño
responsabilizan a una serie de factores, incluida una
prolongada sequía que ha encarecido los alimentos y el alza de las facturas de los servicios públicos, que el
gobierno ha relajado después de años de fuerte control.
La
debilidad del real tampoco ha ayudado. La semana pasada, el gobierno anunció que no podrá ahorrar
tanto como había prometido este año, lo que envió a la moneda brasileña a su
nivel más bajo en 12 años respecto del dólar.
También
existe un vacío de credibilidad. Muchos precios están subiendo ahora porque los brasileños
así lo prevén. La tasa de inflación lleva años excediendo la meta oficial, lo
que lleva a los trabajadores a exigir aumentos y a los comerciantes a subir los
precios en un círculo vicioso que alimenta una mayor inflación.
Pese a los
recientes comentarios de la autoridad monetaria de que hará lo que sea
necesario para alcanzar la meta para diciembre de 2016, le está costando
convencer a la gente de que puede cumplir su cometido.
La encuesta
semanal más reciente del banco central entre 100 economistas indicó una
expectativa de inflación mediana de 5,4% para fin de 2016. Esto se da pese a que la tasa de interés Selic se encuentra
en 13,75%, una de las más altas del mundo.
Creo solo Rusia le gana
Los
consumidores sienten el peso de la creciente inflación, que en mayo registró un
alza interanual de 9,25%. Patricia Monteiro/Bloomberg
News
“El banco tiene un
historial lamentable en el cumplimiento de la meta”, dice el economista Alexandre
Schwartsman, un ex director del BC. “Si fuera un banco central creíble, la
gente ya estaría pronosticando (una inflación de) 4,5% para diciembre de 2016”.
Un vocero
del banco central dijo que la entidad no comenta sobre análisis externos.
Funcionarios de la entidad han expresado confianza en que alcanzarán la meta el
próximo año, en parte debido al deterioro de la economía.
El aumento
del desempleo y el lento crecimiento debilitarán la inflación en 2016, lo que
allanará el camino para un renovado período de expansión más sostenido, dijo en
un discurso el 1 de julio el presidente del banco central, Alexandre Tombini.
El funcionario
agregó que el proceso requerirá “determinación y perseverancia de todos”.
El actual
dolor de cabeza del banco central es, en gran parte, la resaca de la fiesta de
crédito barato de hace unos años.
En 2012,
mantuvo los costos de endeudamiento en mínimos históricos pese a que los
precios al consumidor subían. Ese año, la tasa Selic cayó a 7,25%. Los
detractores dicen que el banco central jugó con fuego en un país con una
reciente historia de hiperinflación. Sin embargo, la
entidad reafirmó su política de flexibilización monetaria, argumentando
que la desaceleración económica global debilitaría los precios y que se
necesitarían tasas bajas para garantizar el continuo crecimiento de Brasil.
Los
políticos, incluida Rousseff, celebraron las bajas tasas, que permitieron a los consumidores obtener préstamos más baratos
para comprar casas, autos y electrodomésticos. Sin embargo, el festejo
dio la impresión de que el banco intentaba complacer a la presidenta mientras
descuidaba el control de la inflación.
El precio ha
sido una penosa racha de aumentos de la tasa Selic, que muchos analistas prevén
llegará a al menos 14% el miércoles. Y esa tasa
básica no es nada comparada con lo que los brasileños pagan en realidad. La
tasa anual promedio de un crédito no subsidiado era de 42,5% en mayo, frente a
36,6% un año antes, según el banco central. La tasa promedio de un préstamo
personal para auto se ubicaba en 21,5% ese mes, comparada con 19,1% un año
antes.
El
encarecimiento y la menor facilidad para obtener créditos han profundizado una
recesión que según algunos economistas podría resultar en una contracción de
2,5% del Producto Interno Bruto este año.
“Las altas,
y crecientes, tasas de interés están (reduciendo) tanto el consumo como la
inversión en momentos en que la economía es está enfriando”, afirma Flávio
Castelo Branco, economista jefe de la Confederación Nacional de Industria, una
central empresarial.
Los
esfuerzos del banco central para combatir la inflación también se han visto
afectados por la incapacidad del gobierno de equilibrar sus cuentas y reducir
su enorme deuda pública.
En los
últimos años, Brasília ha usado dinero de los
contribuyentes para mantener la economía en marcha. La
deuda aumentó de 55,9% del PIB cuando Rousseff asumió la presidencia en
2011 a 62,5% en mayo.
La
preciada calificación de grado de inversión de Brasil está ahora en peligro.
Los bonos
brasileños “ya
están comportándose como bonos chatarra”, señala Schwartsman. Los
seguros contra la cesación de pagos (CDS, por sus siglas en inglés) de Brasil
se transan a precios mucho más altos que, por ejemplo, los de México.
La
transición a unas tasas de interés a la baja no será fácil. “Aún están
reconstruyendo la confianza y todavía no están ahí”, dice Roberto Padovani,
economista jefe de Votorantim Corretora, de São Paulo.
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