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martes, 10 de febrero de 2015

Todo el G 20 (Grupo de los 20, que representa a las mayores economías desarrolladas y emergentes) decidió hoy entrar en guerra global de divisas, solo EEUU dice que le tiene sin cuidado y no está preocupado. por Ian Talley y Brian Blackstone del WSJ

Todo el G 20 (Grupo de los 20, que representa a las mayores economías desarrolladas y emergentes) decidió  hoy entrar en guerra global de divisas, solo EEUU dice que le tiene sin cuidado y no está preocupado.

Los líderes del G-20 dan su respaldo a las políticas de estímulo

http://lat.wsj.com/articles/SB10038771557486034846004580454422879097234?tesla=y


Por Ian Talley y Brian Blackstone

martes, 10 de febrero de 2015 19:33 EDT


 

Líderes financieros, incluyendo el secretario del Tesoro de Estados Unidos Jacob Lew (el segundo de la izquierda) y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional Christine Lagarde (centro), entre otros, en la reunión del G-20 en Estambul el martes. European Pressphoto Agency
ESTAMBUL—Los líderes financieros de las mayores economías del mundo respaldaron el martes la depreciación de las monedas como una herramienta para estimular el crecimiento al indicar su firme respaldo a las políticas de crédito barato orientadas a apuntalar la frágil economía global.

El apoyo de los ministros de Hacienda y los presidentes de los bancos centrales del Grupo de los 20, que representa a las mayores economías desarrolladas y emergentes, a las políticas de flexibilización monetaria que han debilitado la cotización de monedas como el euro y el yen, contradice la postura tradicional de que la depreciación de las divisas podría tener efectos negativos sobre otras economías.

También refleja la preocupación de que las economías de buena parte del mundo podría caer en un período de crecimiento bajo si no reciben gigantescas inyecciones de fondos de parte de los bancos centrales.

El respaldo, igualmente, constituye un reconocimiento implícito del fracaso en la implementación de reformas estructurales de largo plazo en muchos países que han pasado a depender de gastos de corto plazo y otros planes de estímulo temporales.

Los ministros de Hacienda parecieron “estar tratando de reducir las tensiones en torno a las percibidas devaluaciones competitivas al indicar que se trata del bien colectivo”, dijo Simon Johnson, profesor de la Escuela de Negocios Sloan del Instituto de Tecnología de Massachusetts.

El respaldo internacional a “políticas monetarias acomodaticias”, como las calificó el comunicado emitido por el G20 después de su reunión en esta ciudad, se produjo después de una jornada en la que China informó que los precios al consumidor apenas crecieron 0,8% interanual en enero, su menor nivel en cinco años. El anuncio generó temores de que China se podría encaminar hacia una deflación e intensificó la presión para que el banco central reduzca las tasas de interés y expanda el crédito.

En un momento en que su economía pierde bríos y muchas de sus industrias afrontan unos problemas de exceso de capacidad, China acentúa el problema de baja inflación que aqueja a la economía mundial mediante sus gigantescas exportaciones de bienes manufacturados. “El precio de los bienes despachados desde China se está debilitando, lo que afecta la inflación global”, manifestó el economista del banco Société Générale GLE.FR +0.32%  Wei Yao.

El vínculo entre las políticas de los bancos centrales y el tipo de cambio ha sido particularmente pronunciado en Europa. El Banco Central Europeo anunció el mes pasado la compra de más de un billón de euros en deuda pública y privada para fines de 2016, lo que dio paso a una brusca devaluación del euro frente al dólar.

El alza de la divisa estadounidense la ha llevado a alturas a las que no llegaba en una década y ha reanudado las preocupaciones del Congreso sobre una posible manipulación del tipo de cambio y su impacto en las exportaciones y la competitividad de EE.UU.

Funcionarios del gobierno de Barack Obama, no obstante, parecen haber concluido que cualquier reducción de crecimiento proveniente del fortalecimiento será más que contrarrestado por la aceleración del crecimiento internacional.


“La economía global no tendrá un camino sin baches si la única rueda que funciona bien es Estados Unidos”, reconoció el secretario del Tesoro estadounidense Jacob Lew, quien asistió a la reunión del G20 junto con la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen.

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