Alemania
se opone, pero es la que más ganaría con el estímulo europeo
http://lat.wsj.com/articles/SB12364557292622034803004580438263148552590?tesla=y
Por
Bertrand
Benoit en Berlín y
Brian
Blackstone en Fráncfort
Lunes,
2 de febrero de 2015
19:02 EDT
La política
del BCE beneficiaría a grandes exportadores alemanes como Volkswagen. Action Press/Zuma Press
Alemania, el mayor opositor al nuevo
programa de estímulo del Banco Central Europeo (BCE), podría cosechar beneficios
inmediatos del esfuerzo de la zona euro, una ironía que pone de relieve lo
complejo que resulta diseñar una política monetaria para el bloque de 19
miembros.
El programa de flexibilización cuantitativa (QE, por sus siglas en
inglés) que el BCE anunció en enero en un intento por sacar a la zona euro de
su letargo económico, provocó aplausos de muchos inversionistas, políticos y
empresarios de la región y de todo el mundo.
Pero en
Alemania, la mayor economía de Europa y una de las más saludables del
continente, la decisión fue recibida con la desaprobación de los líderes
políticos y el público en general. Eso, a pesar de que el dominio exportador
del país, sus bancos bien capitalizados y la buena salud de sus mercados
laborales crean las mejores condiciones dentro de su economía para canalizar
las políticas de dinero fácil del banco central hacia el crédito, el gasto y la
producción.
Jens
Weidmann, presidente del tradicionalmente conservador banco central de
Alemania, dice que el
masivo estímulo no resolverá los problemas de deuda y competitividad de la zona
euro.
El programa,
advierte, podría aliviar la presión que hoy recae sobre países como Italia y Francia para que modernicen sus mercados
laborales y encaren otras reformas económicas. La canciller Angela Merkel, así
como un gran sector de la prensa y la industria de Alemania, han subrayado el
mismo punto.
La oposición
germana, en parte, refleja la disparidad económica que ha complicado la
formulación de una política monetaria única para 19 países dispares. También
subraya el desacuerdo filosófico persistente entre Alemania y la mayoría de sus
pares de la zona euro sobre cómo hacer frente a la crisis que estalló en 2010.
La
experiencia de Berlín, con la transformación de su rígido mercado laboral y el
recorte del estado del bienestar en 2003, junto con la prolongada y
relativamente robusta recuperación que siguió, han jugado un papel clave en su
insistencia en que otros gobiernos de la zona euro hagan lo mismo.
Los
beneficios del programa de estímulo pueden palidecer frente a los riesgos a
largo plazo, dicen los críticos en Alemania. “No hace falta inundar toda la
zona euro para combatir incendios en países individuales”, dice Karl-Ludwig Kley, presidente ejecutivo de la compañía
farmacéutica alemana Merck MRK.XE -0.63%
KGaA.
“Alemania siempre ha
tenido un horizonte a largo plazo y ha sido más crítica acerca de los efectos
secundarios y terciarios” de las políticas, dice Dirk
Schumacher, economista europeo de Goldman Sachs. GS +1.79% “Otros han tendido a decir: ‘Vamos a abordar
los efectos secundarios más adelante’”.
Dados los
efectos esperados de la flexibilización cuantitativa del BCE sobre el
crecimiento —desde el alza de los precios de las acciones y de las propiedades
hasta un crédito más flexible y mayores exportaciones— la oposición alemana ha
dejado perplejos a algunos economistas.
“Es
un gran rompecabezas”, dice el profesor Marcel Fratzscher, jefe del Instituto DIW para la
Investigación Económica, con sede en Berlín, y uno de los pocos economistas
alemanes prominentes que recibió con agrado el anuncio del BCE.
Los
mercados alemanes han aplaudido la medida del BCE.
El
índice DAX, que representa a las empresas de primera línea que cotizan en
bolsa, se ha apreciado 10,43% este año y 5,13% desde que el programa de flexibilización cuantitativa
se dio a conocer la semana pasada.
La
anticipación del programa de compra de bonos del BCE ha impulsado una masiva
demanda de bonos del gobierno alemán.
Los
rendimientos a 10 años, que eran superiores a 1% en septiembre, tocaron un
mínimo histórico de justo debajo de 0,3% el día después de la reunión del BCE.
Los rendimientos son
negativos para los vencimientos de hasta cinco años, lo que significa
que los inversionistas están pagando efectivamente a
Alemania para prestarle dinero.
El plan de
estímulo también ha tenido un impacto dramático en el euro. La moneda común ha caído más de 15% frente al dólar en los
últimos seis meses, lo que ayudará a los exportadores alemanes. El
lunes, se transaba en alrededor de 1,13 dólares.
Carsten
Brzeski, economista de ING Bank, estima que si en un modelo teórico se supone una caída del euro
de 10% frente a una canasta de monedas, la economía de la zona euro, de US$13
billones, ganaría 0,3 puntos porcentuales de crecimiento.
Pero los
efectos podrían variar ampliamente entre las distintas economías de la región. Alemania y Holanda, que exportan ampliamente fuera de
la zona euro, recibirían el mayor
beneficio, con crecimientos de 0,5% o más en sus PIB, mientras que
economías más débiles como las de España y Francia
se verían menos favorecidas.
Economistas
de Nomura prevén que Alemania se beneficiaría aproximadamente el doble que Francia por la depreciación
del euro. Con un comercio exterior que
representa más de 70% del PIB alemán, las
exportaciones son vitales para la riqueza del país
Según Gert Peersman, profesor de economía en la Universidad de
Gante, en Bélgica, un aumento de 2% en el monto de los activos que
adquiera el BCE elevaría el PIB alemán en torno a 0,3%, casi el doble del
efecto que se espera para España e Italia. La razón: los bancos de Alemania
están mejor capitalizados que muchos de sus pares europeos, lo que les da mayor
margen para dar préstamos.
Los hogares
alemanes también parecen mejor posicionados para canalizar la generosidad del
BCE en nuevos gastos. En enero, la confianza del
consumidor alcanzó un máximo de 13 años, según datos publicados el
miércoles pasado por el grupo de investigación GfK;
el mismo índice se mantuvo estable en Francia y muy por debajo de su media a
largo plazo.
Otros
activos alemanes también saldrían beneficiados. Los precios de las propiedades
en ese país cayeron entre 2001 y 2007, pero ahora están aumentando hasta en 10%
al año en algunas ciudades.
De todos
modos, críticos alemanes del BCE insisten en que el alza de los precios de esos
activos tendrá un efecto limitado.
—Josie Cox en Londres contribuyó a este artículo.
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