El
BCE reactiva la guerra de divisas
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domingo 22 de febrero
Hasta 14
bancos centrales han bajado los tipos de interés este año.
ALICIA
GONZÁLEZ
Madrid
22
FEB 2015 - 00:05 CET
Mario
Draghi, presidente del Banco Central Europeo. /
REUTERS
Desde que el
Banco Nacional de Suiza anunció a mediados de
enero que desligaba el franco del euro y permitía la libre cotización de la
divisa, la carrera de los bancos centrales por bajar los tipos de interés
parece no tener fin. India, Turquía, Canadá, Dinamarca,
Indonesia, ... hasta catorce
autoridades monetarias han decidido abaratar el precio del dinero en lo que
va de año, algunas adentrándose incluso en terreno negativo, precipitadas por
la nueva inyección de liquidez acordada por el Banco Central Europeo (BCE). “Si todos estos movimientos no son fruto de una guerra de
divisas se le parecen mucho”, sostiene José
Ramón Díez Guijarro, director de Estudios de Bankia.
No cabe duda
de que el entorno económico ayuda a justificar la mayoría de estas decisiones: la caída del precio de la energía ha
eliminado las presiones inflacionistas e incluso los riesgos de deflación se
están haciendo cada vez más evidentes en muchas economías; la recuperación
está resultando más tibia de lo previsto; y la fuerte depreciación del euro
tras el anuncio del BCE dificulta las exportaciones. ???? Como consecuencia de
esas bajadas de tipos, la mayoría de las divisas se han debilitado,
principalmente en su cambio frente al dólar, suavizando así el perfil de los
riesgos.
“El actual contexto de
tipos de interés cero y primas de riesgo exprimidas deja a los banqueros
centrales con el tipo de cambio como el principal transmisor de la política
monetaria”,
sostenían los analistas de Bridgewater en uno de sus análisis recientes. Eso
supone que los bancos centrales han adoptado un sesgo generalizado de política
monetaria acomodaticia y que es previsible que las rebajas de tipos continúen
en los próximos meses. “La única forma que tienen los bancos
centrales de prevenir los riesgos deflacionistas y estimular el crecimiento en
los márgenes adecuados es a través de la devaluación de su divisa respecto de
las demás”, asegura Gonzalo Recarte, gestor de
Carteras de Saxo Bank España.
Otros
expertos dudan de que esa política pueda considerarse una guerra de divisas
propiamente dicha. “Muchos de los países que han recortado tipos recientemente o que se
han embarcado en programas de compras de bonos —expansión cuantitativa de los
balances— lo han hecho en respuesta al débil crecimiento y la preocupación por
la deflación y lo habrían hecho en todo caso, independientemente de su
previsible reacción sobre los tipos de cambio”, explica Julian Jessop, economista jefe global de Capital Economics en
Londres.
El ejemplo
que utiliza Jessop es precisamente el de Japón,
que se ha embarcado en el mayor programa de expansión cuantitativa hasta el momento, con el consiguiente debilitamiento del yen, pero que no ha visto aumentar la cuota de mercado de
sus exportadores porque las empresas han apostado por aumentar los
beneficios en lugar de reducir los precios.
El tipo de
cambio es ahora el mejor transmisor de la política monetaria
Desde el
estallido de la crisis financiera, muchos han sido los llamamientos a evitar
una repetición de los errores cometidos durante la Gran Depresión de los años
1930 y evitar una espiral de devaluaciones competitivas que dificultaran la
salida de la crisis. Esa ha sido una de las constantes de las reuniones del Grupo de los 20, la última este mismo
mes de febrero en Estambul. Pero la puesta en
marcha de la compra de bonos por parte de la Reserva Federal, ya provocó en
2008 una fuerte reacción por parte de los países emergentes, que empezaron a
sufrir la revalorización de sus divisas como consecuencia de la entrada de los
capitales que buscaban mayor rentabilidad.
El intento
de reactivar unas economías con un elevado endeudamiento público y, sobre todo,
privado se ha demostrado muy complicado. El economista
jefe de Nomura, Richard Koo, explica que el crecimiento del crédito —que muestra hasta qué punto la liquidez
masiva inyectada por la Reserva Federal, el Banco de
Japón y el Banco de Inglaterra se ha trasladado a la economía real— ha sido apenas insignificante y que, en
consecuencia, la inflación no ha sido capaz de remontar su tendencia a la baja.
“Esto significa que el
único impacto sustantivo de la expansión cuantitativa ha sido la devaluación de
las divisas”,
subraya Koo en un informe. “Por eso sospecho que muchas economías del mundo
intentarán mantener sus divisas débiles utilizando la puerta de atrás de la
política monetaria acomodaticia, a pesar de los comunicados del G20”, apunta.
Hasta China,
que ha visto cómo su ritmo de crecimiento ha sido superado por India y con los precios presionando
preocupantemente a la baja, puede verse tentada a relajar la política monetaria
y, con ello, devaluar el yuan, según los
expertos. Eso adentraría a la economía global en otro
escenario.
El ritmo lo
marcará, una vez más, la Reserva Federal. La autoridad monetaria estadounidense
ha dejado caer su intención de revertir buena parte de los estímulos masivos
inyectados a lo largo de estos años de crisis. Eso justifica la apreciación del
dólar en los últimos meses pero la Reserva se resiste. “Es por lo que la
presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, no muestra ningún interés en
subir los tipos. En otro momento, la Fed ya hubiera retirado parte de los
estímulos y hubiera empezado a retirar parte de los estímulos”, ¿?? apunta José
Ramón Iturriaga, socio de Abante Asesores. De momento parece que la subida del precio del dinero en EE UU no
se producirá hasta después del verano.
Las
principales monedas se han depreciado frente al dólar
La economía
global se enfrentará en ese momento a la divergencia en las políticas de los
grandes bancos centrales y, en esas circunstancias, la peor parte se la llevan
las autoridades monetarias con un menor balance y más expuestas al vaivén de
los flujos de capital. “Los emergentes van a sufrir en esa situación. La última
subida de los tipos de interés en Estados Unidos se produjo hace nueve años y
durante seis años los tipos de interés han estado en niveles próximos al 0%.
Los países que pueden están bajando tipos y los que no, como Brasil o México, están empezando a subirlos para ganar
credibilidad”.
En mayo de
2013, la simple sugerencia por parte del anterior presidente de la Fed, Ben
Bernanke, de que la entidad se planteaba retirar los estímulos provocó grandes
turbulencias en los mercados emergentes. “Esa perturbación puede evitarse si se
aprovecha el entorno de bajos precios del petróleo. Es el momento idóneo para
avanzar hacia la normalización de la política monetaria”, afirma Koo.
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