Grecia: Si el BCE demuestra que es el cobrador
de Alemania, en estos días empezará el inicio de la desintegración de la eurozona.
Nota del autor del blog: creo Alemania dará marcha atrás
El
juego de la gallina
http://economia.elpais.com/economia/2015/02/06/actualidad/1423232453_319306.html
Esperemos que el BCE defienda las
democracias y no sea el cobrador de Alemania
PAUL
KRUGMAN
7
FEB 2015 - 00:00 CET
Participantes
en una marcha silenciosa en solidaridad con el gobierno griego frente al
Parlamento de Atenas. / YANNIS KOLESIDIS (EFE)
El Banco
Central Europeo anunció el miércoles que no va a seguir aceptando la deuda
pública griega como garantía para los préstamos. Se da la circunstancia de que
esta medida es más simbólica que significativa. Aun así, está claro que se
acerca la hora de la verdad. Y es la hora de la verdad no solo para Grecia,
sino para toda Europa (y, en particular, para el banco central, que puede que
pronto tenga que decidir para quién trabaja en realidad).
En esencia,
la situación actual podría resumirse con el diálogo siguiente:
Alemania
a Grecia: Bonito sistema
bancario. Sería una lástima si le ocurriese algo.
Grecia
a Alemania: ¿Ah, sí?
Pues a nosotros no nos gustaría nada que vuestra flamante y bonita Unión
Europea acabase hecha añicos.
O, si
prefieren la versión más formal, Alemania exige a Grecia que siga esforzándose
por devolver todo lo que debe imponiendo unas medidas de austeridad
extremadamente duras. La amenaza implícita, si Grecia se niega, es que el banco
central suprimirá la ayuda que presta a los bancos griegos, que es lo que
parecía la medida tomada el miércoles, aunque no lo era. Y eso causaría
estragos en una economía griega ya muy maltrecha.
Por
desgracia, los políticos alemanes nunca les han explicado esas cuentas a sus
votantes
Sin embargo,
cerrarle el grifo a Grecia supondría un riesgo enorme,
no solo para la economía de Europa, sino para todo el proyecto europeo,
60 años de esfuerzos por consolidar la paz y la democracia mediante la
prosperidad compartida.
Es probable que la quiebra de la
banca griega provocase la salida de Grecia del euro y la vuelta a su propia
moneda; y si tan
siquiera un solo país dejase el euro, los inversores ya sabrían que el
grandioso diseño de la moneda europea es reversible y estarían prevenidos.
Más allá de
eso, el caos de Grecia podría alimentar
unas fuerzas políticas siniestras cuya influencia ha estado creciendo a medida
que la Segunda Gran Depresión europea ha seguido avanzando.
Tras una
tensa reunión con su homólogo alemán, el nuevo ministro de Economía griego no
dudó en jugar la baza de la década de 1930. “El nazismo”,
declaraba, “está asomando su fea cabeza en Grecia” (una referencia a Amanecer
Dorado, el partido (no del todo neo) nazi que es ahora el tercero más votado en
el Parlamento griego).
Lo que tenemos aquí es, en
definitiva, un enfrentamiento muy peligroso. Esto no es la diplomacia que conocemos; esto es el
juego de la gallina, con dos camiones cargados de dinamita yendo a toda
velocidad en dirección opuesta por una estrecha carretera de montaña, sin que
ninguno esté dispuesto a echarse a un lado. Y todo esto está sucediendo dentro
de la Unión Europea, que se supone que es —de hecho, lo ha sido hasta ahora—
una institución que fomenta la cooperación productiva.
¿Cómo ha
llegado Europa a esto? ¿Y cómo va a terminar este juego?
Como
muchísimas crisis, la nueva crisis griega tiene su
origen, en última instancia, en la complacencia política. Es la clase de
cosas que pasan cuando los políticos les dicen a los votantes lo que quieren
oír, hacen promesas que no pueden cumplir y luego no son capaces de enfrentarse
a la realidad y tomar esas decisiones difíciles que han estado fingiendo que se
pueden evitar. Me refiero, por supuesto, a Angela Merkel, la canciller alemana,
y a sus aliados.
Es cierto
que Grecia se metió ella solita en un lío al endeudarse
de forma irresponsable (aunque
este endeudamiento irresponsable no habría sido posible sin unos préstamos
irresponsables). Y Grecia ha pagado un precio terrible por esa
irresponsabilidad. Pero, si miramos hacia el futuro, ¿cuánto puede seguir
aguantando Grecia? Está claro que no puede devolver todo lo que debe; esto
resulta evidente para cualquiera que haga las cuentas.
Por
desgracia, los políticos alemanes nunca les han explicado esas cuentas a sus
votantes. En vez de eso, han optado por el camino cómodo: dar lecciones de
moral sobre la irresponsabilidad de los deudores, afirmar que las deudas deben
pagarse y se pagarán hasta el último céntimo, dar pábulo a los estereotipos
sobre los holgazanes europeos del sur. Y ahora que el electorado griego por fin
ha dicho que ya no puede aguantar más, los funcionarios alemanes se limitan a
repetir las mismas frases de siempre.
A lo mejor
los alemanes se figuran que pueden repetirse los acontecimientos de 2010,
cuando el banco central coaccionó a Irlanda para que aceptase un programa de
austeridad amenazándola con cerrarle el grifo a su sistema bancario. Pero es
poco probable que eso funcione contra un Gobierno que ha visto los daños
causados por la austeridad y que ha sido elegido porque ha prometido reparar
dicho daño.
Además, sigue habiendo motivos para esperar que el
Banco Central Europeo se niegue a cooperar.
El
miércoles, el banco central hizo una declaración que sonaba como un severo
castigo a Grecia, pero no lo era, porque dejaba abierto el canal de ayuda a los
bancos griegos que de verdad importa: la ayuda de urgencia en caso de crisis de
liquidez (ELA, por sus siglas en inglés). Así que fue más una llamada de
atención que otra cosa, y se podría decir que la llamada iba dirigida tanto a
Alemania como a Grecia.
¿Y
qué pasa si los alemanes hacen oídos sordos?
En ese caso,
podemos esperar que el banco central
adopte una postura firme y declare que su verdadera función consiste en hacer
todo lo posible por salvaguardar la economía de Europa y las instituciones
democráticas (no actuar como el cobrador de deudas de Alemania). Como he
dicho, nos acercamos rápidamente a la hora de la verdad.
Paul
Krugman es profesor de Economía de la Universidad de Princeton y Nobel de
Economía de 2008.
Traducción de News Clips.
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