Grecia: Tsipras está prometiendo más que si estuviera
en campaña electoral. ¿Cumplirá?
El
izquierdista Tsipras eleva en el Parlamento griego su pulso a la UE
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/08/actualidad/1423421587_056865.html
MARÍA
ANTONIA SÁNCHEZ-VALLEJO
Madrid
8
FEB 2015 - 22:30 CET
Tsipras
(derecha), habla con su 'número dos', Giannis Dragasakis (centro), y el titular
de Interior, Nikos Voutsis, este domingo. / T, STAVRAKIS (AP)
El primer
ministro griego, Alexis Tsipras, llegó este domingo a la sesión de investidura
de su Gobierno aislado y amonestado por Europa; con un único activo (el apoyo del 72% de los ciudadanos a su pugna con Bruselas y
Berlín, según un sondeo publicado el sábado) y sólo dos opciones
posibles: no abrir un nuevo frente con sus socios y acreedores y mantener las
promesas electorales que dieron la victoria por mayoría a su partido, Syriza,
el 25 de enero.
Si estamos
de acuerdo de que la austeridad fue desastrosa, la solución se alcanzará por
medio de negociaciones
Tsipras optó
por lo segundo e hizo una demostración de firmeza que en Europa puede costarle
lágrimas –como las que derramó al terminar su discurso- pero que parecía la
única senda posible ante los griegos: ni un paso atrás, máxime cuando incluso le apoyan, según la citada encuesta, el 43% de
los votantes de la conservadora Nueva Democracia (principal grupo de oposición).
“No pediremos una
extensión del rescate porque los programas de rescate han fracasado”, recalcó, anunciando una comisión
parlamentaria que investigue cómo llegó Grecia a esta situación.
Tras los
mensajes negativos recibidos esta semana en su gira europea –y en la que
realizó su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis-,
el líder de Syriza no volvió a plantear una quita específica de la deuda, sólo
moduló la propuesta. “Grecia quiere pagar su deuda, una deuda que
ronda el 180% del PIB; si los socios desean lo mismo, deben negociar con
nosotros los medios técnicos para hacerlo”, declaró.
En un
discurso alentado por “la dignidad” (“la soberanía nacional y el mandato del pueblo [en las
urnas] son innegociables”), su tono de firmeza e incluso exigencia
ante Europa pudo sonar a desafío, pero en realidad se limitó a desgranar el
grueso de las propuestas de su programa electoral.
La primera
prioridad, dijo, será afrontar con urgencia (“a partir del miércoles”; el debate de
investidura concluye el martes a medianoche con el voto de confianza) la
emergencia social que vive el país, con tres millones
de personas en el umbral de pobreza:
“Daremos comida, luz,
techo y sanidad a decenas de miles de familias que pasan hambre y viven a
oscuras”;
también será inmediata la
recontratación de todos los empleados públicos cuyos despidos vulneraron la ley (limpiadoras ministeriales, guardas
escolares, etc).
Esta primera
fase de actuación, o plan de choque, durará seis meses –durante los cuales
Grecia espera poder “alcanzar un crédito-puente” de los acreedores para
mantenerse a flote, una medida que Varoufakis propondrá el miércoles al
Eurogrupo- y, en lo tocante al alivio material de la crisis, costará alrededor de 1.880 millones de euros, que se
obtendrán en parte de medidas de ahorro en la Administración.
Algunas de
ellas son “la reducción del 30% del personal y el 40% de la seguridad de presidencia del Gobierno;
recorte de hasta el 50% de los asesores y personal
contratado por los diputados en el Parlamento [sobredimensionado por el
clientelismo];
la
venta de uno de los tres aviones del Gobierno, y
la reducción drástica, hasta el 50%, de los
coches de los ministerios
(700)”, enumeró.
La
lucha contra la evasión fiscal y el contrabando de tabaco y combustible
–que generan unas pérdidas de 12.000 millones de euros al año, en estimaciones
de Syriza- también permitirá al Gobierno rellenar las arcas públicas.
Otra de sus
promesas electorales más repetidas,
la subida del salario mínimo a 751 euros –de los 586 actuales-,
tendrá sin embargo carácter progresivo, hasta 2016.
También se recuperará la paga de Navidad para los jubilados con
pensiones inferiores a 700 euros;
se
prohibirán los desahucios
(la moratoria concluyó en diciembre),
se
eliminará un impopular impuesto sobre la primera vivienda (Enfia) y
se
elevará el mínimo exento de contribución a 12.000 euros al año.
En
cuanto a la sanidad pública, se restablecerá el acceso universal al sistema de
los aproximadamente tres millones de griegos excluidos ahora (parados de larga duración y autónomos sin
cobertura).
Y, en fin, se concederá la nacionalidad a los hijos de inmigrantes
nacidos y criados en Grecia, una medida de la que disiente abiertamente
su socio de gobierno, el partido de derecha nacionalista Griegos Independientes (ANEL).
En cuanto a
las privatizaciones, otro polémico punto de su programa –y objeto de anuncios
por sus ministros nada más constituirse el Gobierno-, el jefe del Ejecutivo
subrayó que está abierto a la inversión privada, salvo en “redes e infraestructuras del
país, que son nuestro capital nacional, nuestra riqueza natural y mineral”,
dijo, aludiendo a los cancelados proyectos de privatización de parte del puerto del Pireo y el de Salónica, la empresa pública
del gas y varias minas. Además del esperado maná de las inversiones públicas, el Gobierno desarrollará un programa de gasto público
que, sugirió, no debería contabilizarse en la previsión del déficit.
Tsipras,
pues, sin apartarse ni un milímetro de la denuncia de la austeridad que le dio
la victoria en las urnas, presentó en el Parlamento un programa a dos
velocidades (un primer plan de choque hasta finales de la primavera, y los tres
años y medio restantes de legislatura) y definido por tres directrices básicas:
auxilio (de la emergencia económica y social); recuperación (económica y
creación de empleo) y reforma (fiscal, y también de la Administración y del
Estado).
Tras una
hora y media de discurso, la bomba explotó al final. Tras rendir homenaje a
“todos los que murieron combatiendo al fascismo”, y a pocos metros de 17
diputados fascistas (los del partido neonazi Aurora Dorada), Tsipras formuló en
voz alta, y con luz y taquígrafos, una reclamación que estaba en el programa electoral pero que
levantará ampollas en Berlín: el pago de compensaciones de la II Guerra Mundial.
Con las espadas muy en alto, todo parece indicar que tras este mensaje a Tsipras no le esperarán con mucha
simpatía en Bruselas, donde el jueves
debutará en una cumbre europea y donde se verá las caras por primera vez con la
canciller alemana, Angela Merkel.
Una
agenda intensa
Lunes. Alexis Tsipras se reunirá hoy en
Viena con el canciller austriaco, Werner Faymann, socialdemócrata.
Martes. A las once de la noche (una hora
menos en España), Tsipras pondrá fin a la sesión de investidura iniciada el
domingo, tras la presentación de su programa de gobierno y el debate de sus
propuestas. A medianoche, se votará la confianza al Ejecutivo. Este tiene
mayoría absoluta (162 escaños: 149 de Syriza más los 13 de su socio, Griegos
Independientes).
Miércoles. El ministro de Finanzas, Yanis
Varoufakis, presentará en Bruselas en la reunión extraordinaria del Eurogrupo
sobre Grecia, la propuesta de un “acuerdo-
puente”
hasta junio.
Jueves. Tsipras debuta en una cumbre europea
de jefes de Estado y de Gobierno, también en Bruselas.
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